Opinión

Muerto y solo

La derecha mundial reclamó al muerto como suyo. Llegaron insultos contra el Gobierno venezolano de todo el planeta. AD lo reivindicó como su líder municipal. Columnistas sublimados le dedicaron empalagados himnos. Se intuía un funeral multitudinario. Pero hete aquí que al conocerse el prontuario criminal del difunto, las plañideras callaron y nadie asistió al entierro. Un bardo adeco, recordando a Bécquer, gimió: “Qué solos se quedan los muertos”. Ramos Allup espetó: ¡shiiito!

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