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Fibra de curagua podría ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Este martes 11 de agosto, en el marco de la décima edición del Foro Permanente La Diversidad Cultural y en los espacios de la Casa de la Cultura del municipio Aguasay, se realizó un acto en el que se otorgó un merecido reconocimiento a cincuenta artesanas de la zona, dedicadas a la manufactura de productos hechos con la fibra de la curagua.

Esta actividad tuvo una relevancia especial, pues este tejido artesanal, por su importancia para el tramado de la identidad local, así como por la historia viva que significa, se encuentra en trámites ante la Unesco para formar parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Esta posibilidad significa una bonita oportunidad para un pueblo sumamente orgulloso de sus tradiciones. En estas tierras, la curagua es muy querida. Hay una relación entre la gente, sus costumbres y esta planta, versátil a la hora de servir de materia prima para la confección de diversos tipos de productos.

Para dar la bienvenida a la comitiva que presidió el acto, los aguasayeros les brindaron la oportunidad de sembrar curaguas, como un gesto de compromiso con el proyecto y su aceptación a nivel internacional.

Por ello, tanto el ministro del Poder Popular para la Cultura, Reinaldo Iturriza; así como el alcalde del municipio Aguasay, José Galindo Subero; junto al director de Cultura de la Alcaldía, José Malaver; y el presidente del Centro de la Diversidad Cultural, Benito Irady, sembraron en la Plaza Bolívar del pueblo, donde, como dato curioso, se mantiene el gran prócer en pie, unos hijos de la planta.

Tras este acto simbólico, las autoridades pudieron conocer parte del trabajo que se esconde tras la útil fibra de la curagua y sus tejedoras. Fue Ramona Romero, cultora del pueblo, artesana de larga historia con el material y la técnica, quien mostró parte del proceso. Según contó, tras la obtención de la fibra, a través de un proceso manual con un tortol, el material debe dejarse secar, a fin de poder confeccionar el hilo destinado al tejido.

Demostró cómo se deben hilar las fibras secas con una zaranda, empleando su muslo, involucrando su cuerpo en su arte; y además contó, llena de esa humildad que habla tanto de nuestro pueblo, que algunos de sus trabajos artesanales ya habían participado en exposiciones y evaluaciones internacionales, concretamente en el período 2011-2012, obteniendo múltiples halagos y reconocimientos.

La actividad culminó con la entrega de cincuenta certificados por parte de las autoridades, como parte de un reconocimiento pleno a la poderosa manifestación cultural que se oculta en las hermosas tierras de Monagas.

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