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Altos precios de alimentos frenan lucha contra el hambre

El índice internacional de precios de los alimentos de la FAO registró una caída de uno por ciento respecto a su nivel de mayo pasado, fundamentalmente por la baja en las cotizaciones del azúcar y los productos lácteos.

El índice internacional de precios de los alimentos de la FAO registró una caída de uno por ciento respecto a su nivel de mayo pasado, fundamentalmente por la baja en las cotizaciones del azúcar y los productos lácteos.
Sin embargo, esos niveles no son capaces de ser satisfechos aún por los bolsillos de una importante cantidad de personas para alimentarse y alejar de sus hogares al flagelo del hambre.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también influyeron en la baja reducciones moderadas en los subíndices de los cereales aceites y grasas.

Como resultado, dicho índice mundial prácticamente regresó a su nivel de diciembre del pasado año.

Según el informe este indicador en América Latina y el Caribe durante junio alcanzó su nivel más bajo en dos años, al colocarse en 0,1 por ciento.

Tal caída significó que la tasa de inflación alimentaria se situase por primera vez en más de un año por debajo de la inflación mensual general regional, que en junio se mantuvo en la región en el mismo nivel que en mayo, 0,5 por ciento.

En tanto la tasa interanual de los alimentos redujo ligeramente su ritmo luego de cinco meses consecutivos de incrementos, con lo cual pasó de 11,5 en mayo a 11 por ciento en junio, indicó el texto.

Por países Costa Rica, Ecuador, México, República Dominicana y Uruguay reconocieron variaciones negativas en los precios, mientras Argentina, Bolivia, Paraguay y Pemostraron tasas de inflación levemente positivas.

En tanto, Brasil y Colombia no mostraron cambios en sus respectivas cifras de inflación en la comida.

Desde 2011, América Latina y el Caribe afrontan un nuevo nivel en los precios de los alimentos, superior al de los últimos 30 años y alrededor de 40 por ciento mayor que en 2007.

A estas alzas se les suma una mayor volatilidad, lo que a una perspectiva de largo plazo, se puede afirmar que se trata de un fenómeno que llegó para quedarse.

Tal es así que el nuevo nivel de precios de los alimentos y la persistencia de la volatilidad ponen en riesgo los avances en la erradicación del hambre y de la desnutrición infantil en la región.

Las variaciones en los precios de los alimentos afectan principalmente a los más pobres y vulnerables, quienes pueden llegar a gastar entre 60 y 70 por ciento de sus ingresos en comida, algo reconocido en reiteradas ocasiones por varios organismos de las Naciones Unidas.

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