Sabías que un sanduche puede contaminar el medio ambiente
Un sándwich es una de las elaboraciones más populares del mundo y millones de personas los comen a diario en todo el globo. Es posible que te parezca un producto inofensivo y probablemente te sorprenda saber que puede tener un importante impacto medioambiental.
Pero, ¿cómo puede influir un simple sándwich en el cambio climático? A la hora de medir la huella de carbono de un producto hay que tener en cuenta multitud de factores, por ejemplo la fabricación de embalajes, el transporte o la conservación. Las cifras varían en función del tipo de bocadillo que nos encontremos, y en algunos casos son mucho más elevadas de lo que pensamos.
Así se desprende de un estudio que ha llevado a cabo un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester (Inglaterra, Reino Unido), que analiza la huella de carbono de los sándwiches, tanto caseros como envasados.
Para ello, los científicos han considerado las emisiones contaminantes de todo el ciclo de vida de estos productos, incluida la fabricación de los ingredientes, el montaje de los bocadillos, la producción de los envases y la gestión de los desechos producidos.
En la investigación fueron analizados 40 tipos de sándwich diferentes, con distintas recetas y combinaciones. Los resultados muestran que los bocadillos que más contaminan son los que tienen carne de cerdo (tocino, jamón o salchichas), queso o gambas, y que ya vienen envasados para comprar en la tienda y consumir.
Un sándwich de estas características presenta una huella de carbono de equivalente de dióxido de carbono (CO2eq) de 1.441 gramos, que es lo mismo que contamina un coche en 12 km. En el otro extremo, el bocadillo más respetuoso con el medio ambiente es el sándwich casero de jamón y queso.
De acuerdo con los resultados de la investigación, la producción agrícola y el procesamiento de los ingredientes es lo que más contamina. Dependiendo del tipo de bocadillo, puede representar entre el 37 y el 67%. El empaquetado es el siguiente factor que más incrementa la huella de carbono, hasta un 8,5%, y el transporte y los materiales aumentan un 4% las emisiones.
Los investigadores apuntan que sería posible reducir el 50% de la huella de carbono de la industria del sándwich variando las recetas, introduciendo cambios en el envasado, optimizando la gestión de los desechos y alargando las fechas de caducidad.