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«La oposición sólo se dedica a los ataques malsanos»

Cada vez que llega a un cargo, la dirigencia opositora y los analistas arriban a la misma conclusión: “se militarizó Conatel”, “se militarizó la Vicepresidencia”, “se militarizó el ministerio”, “se militarizó el partido”… Lo más reciente que “se militarizó” con la llegada de Diosdado Cabello es la directiva de la Asamblea Nacional. “Bueno, yo tengo mis métodos de trabajo, con la Ley contra la Delincuencia Organizada trabajamos hasta las 12 de la noche.

Cada vez que llega a un cargo, la dirigencia opositora y los analistas arriban a la misma conclusión: “se militarizó Conatel”, “se militarizó la Vicepresidencia”, “se militarizó el ministerio”, “se militarizó el partido”… Lo más reciente que “se militarizó” con la llegada de Diosdado Cabello es la directiva de la Asamblea Nacional. “Bueno, yo tengo mis métodos de trabajo, con la Ley contra la Delincuencia Organizada trabajamos hasta las 12 de la noche. Tal vez eso sea para ellos un régimen militar, ja, ja”, ironiza.

Para dar más de qué hablar, la entrevista se desarrolla en Fuerte Tiuna, en la tribuna que ha sido ampliada y techada para que la gente presencie los desfiles. Es el miércoles 1° de febrero y en la avenida monumental varios grupos ensayan la parada del 4F. También pasan, durante nuestro diálogo, algunos de los equipos que aún están “de paquete”, para ser presentados en sociedad en ese desfile. “El sábado les va a dar otro ataque cuando vean los nuevos misiles rusos”, dice, a manera de confidencia, refiriéndose a los opositores y al sistema antiaéreo móvil S-125 Pechora 2M. “Con estos bichos se puede bajar hasta esos aviones no tripulados gringos”, revela el teniente e ingeniero que pidió su baja del Ejército en 1995.

—Tiene casi 20 años retirado, pero no se le quita la fama de que todo lo que toca lo militariza ¿Por qué será?

—Es parte de la campaña de siempre, a Conatel más bien la abrimos porque era una institución muy cerrada. Ahora dicen que “Chávez puso en la AN a su perro guardián”… Y son los mismos que hace ocho meses decían que Diosdado estaba desaparecido, que Chávez lo había mandado para Siberia en una misión polar. Son los chavólogos, esos que se empeñan en analizar al Presidente pero siempre les sale todo al contrario.

—Esos analistas también dicen siempre que las instituciones adonde usted llega “se radicalizan”

—Sí, y eso es contradictorio con aquello de que soy el chavismo sin Chávez, el chavismo light, la derecha endógena, ja, ja. Eso demuestra la subestimación que sienten hacia nosotros.

A PALACIO EN UN MONTECARLO

Un oficial, de los que dirige el ensayo, se acerca a la tribuna y le grita: “¡Independencia y patria socialista, mi teniente!”. Él responde: “¡Viviremos y venceremos, camarada!”. El ambiente rezuma de 4F. Ante la pregunta “¿cuál fue su rol aquel día?”, Cabello rebobina la memoria y cuenta su historia.

—Mi misión principal era instalar unas antenas. Luego eso no sirvió de nada porque nos aplicaron un barrido electrónico. Aquí en el Fuerte mucha gente se rajó. Al final éramos apenas siete en la Escuela de Infantería, nuestra base de operaciones. La noche del 3 fui a llevar un material a Prado de María y me di una vuelta por el Palacio. En ese momento llegaba la caravana presidencial. Llamé de un teléfono monedero y les dije: “Este hombre está entrando”. Los compañeros se robaron cuatro tanques del batallón Ayala y salieron para Miraflores. Cuando regresaba los vi en la autopista y me devolví para ir detrás de ellos. O sea que al palacio, a tomar el poder, los de Caracas llegamos en cuatro tanques y un Montecarlo. Además, nadie tenía ni la más mínima idea de cómo se disparaba un tanque. Peor aún, ningún tanque tenía municiones. Si la guardia del palacio hubiese sabido eso, le habría bastado con tocarles la puerta y decirles “ya salgan de ahí, están detenidos”. Por eso es mentira cuando dicen que queríamos matar al Presidente. Éramos casi unos ingenuos.

—¿Esa noche usted terminó preso?

—En el Palacio ya había enfrentamientos. Yo me movilicé hacia un batallón de intendencia en Quinta Crespo, donde debía estar un compañero con 70 soldados. Di una primera vuelta y todas las luces estaban apagadas. Di la segunda y me recibieron a plomo. Al Montecarlo le metieron 16 tiros. Allí quedé detenido.

—Usted ha dicho que esa insurrección evitó un golpe de derecha ¿Qué sentido tenía en ese momento un golpe de derecha si la derecha estaba de lo más feliz, gobernando con Pérez?

—Claro, pero ese golpe se venía gestando hace años. No se había dado por la amistad del presidente Pérez con la familia del general Fernando Ochoa Antich. Pérez lo nombró ministro a pesar de que era un oficial mediocre a más no poder. Si se hace una encuesta entre sus compañeros sobre quién no merecía ser ministro, te aseguro que gana Ochoa Antich. Pero ese personaje había fundado, siendo subteniente, la Gran Logia de Oficiales Nacionalistas, la GLON, que había jurado tomar el poder. Luego del 4F, sale a presentarse como el militar institucional… ¡mentira!, si él invitó a compañeros nuestros a incorporarse a su grupo.

—Uno de los motivos de la insurrección del 4F fue la corrupción ¿A veinte años, es un objetivo cumplido?

—No, tenemos muchas deudas y una de ellas es la lucha contra la corrupción. Ha habido muchas fallas, pero no es por la falta de voluntad del Presidente, quien no le tapa nada a nadie, ni porque no se denuncien los hechos de corrupción. Si se hace un estudio histórico se demostraría que nunca como ahora se habían abierto tantas causas en la Contraloría y en los tribunales contra miembros del Gobierno. Y eso no es porque haya más corrupción sino porque se denuncia desde adentro. La oposición sólo se dedica a los ataques malsanos. Ahí están, como simples ejemplos, mi caso y el del general Rangel. Yo puedo ver a la cara a cualquiera de los que me acusa y decirle: vamos a tribunales. Pero, eso sí, que se sepa que cuando uno demuestra su inocencia casi está obligado a demandar al que lo ha acusado sin tener pruebas.

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Gran victoria política

Diosdado Cabello tenía 28 años cuando se metió en el brete de una insurrección. Veinte años después es presidente de la Asamblea Nacional, vicepresidente del PSUV y en su foja acumula una ristra de cargos: la Vicepresidencia de la República (y la Presidencia interina por unas horas, en abril de 2002), la Gobernación de Miranda, varios ministerios y la Comisión Nacional de Telecomunicaciones. En el caso personal de este monaguense de El Furrial no hay duda de que el 4F lo catapultó lejos. “Pueden decir que fue una derrota militar, pero aún eso es discutible porque si el objetivo era salir a la palestra, ganamos. En todo caso, fue una gran victoria política”, afirma.

—¿Cómo pudo la semilla de la izquierda sembrarse en el Ejército venezolano cuando el mundo apenas salía de la Guerra Fría? ¿Se habían relajado los controles?

—No, un compañero fue arrestado por leer Las venas abiertas de América Latina.

—¿Y entonces?

—Bueno, nuestras ideas no eran propiamente de izquierda. Sí eran colectivistas porque se basaban en Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora (las tres raíces), pero no marxistas.

—¿Cómo se llega al socialismo?

—Los primeros años estábamos muy lejos porque quien manejaba los hilos del poder era ese señor (Luis) Miquilena. Luego, el Presidente se convence de que otro mundo es posible sólo en socialismo. Y, lo más importante, el pueblo lo acompaña y todo se ha logrado en paz.

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