Opinión

¡Qué mango!

Nuestro pueblo es un pueblo feliz, ingenioso, creativo

Nuestro pueblo es un pueblo feliz, ingenioso, creativo. Ante las dificultades siempre tiene una salida que resuelve. Nuestra gente es luchadora, guerrera. Basta recordar los días aciagos del paro sabotaje petrolero en 2002. En plena Navidad, los comerciantes decidieron cerrar las puertas de sus negocios; sin gasolina, la Lvbp confiscó el beisbol. Pretendieron secuestrar la alegría, las hallacas y la música de las fechas decembrinas. No lo lograron. El pueblo cocinó sus hallacas con leña.

La oposición en general y, en particular, sus grupos más radicales, rumian su amargura. No toleran estar fuera del manejo de los recursos del Estado. La ambición es mala consejera. Cuentan con desesperación los días que faltan -para qué, ni ellos saben. Como militan en el cortoplacismo, dan pasos desesperados que han hecho que se hundan cada vez más. En los sectores mayoritarios de la población no tiene asidero su loco discurso. 

Lo que endilgan al Presidente Maduro como una debilidad -por arte de magia- se convierte en una fortaleza: ¡es un obrero!, ¡es un chofer del Metro!, decían y dicen, con enconada furia. Pues sí. Responde Maduro: “A mucha honra; soy un chofer, con un largo batallar en el movimiento obrero y sindical”. De allí, la empatía de Maduro con los sectores populares y su militancia con los ideales del bolivarianismo y del chavismo.

Día a día, en el gobierno popular de calle, el Ejecutivo y el equipo de gobierno recorren distintos puntos de la geografía nacional. En esta última semana se han inaugurado las rutas de transporte regionales, TransValencia, TransMaracay, TransSucre. El presidente Maduro conversa, saluda, comparte con el pueblo; infinidad de apretones de mano -un gentío-, la gente se acerca y busca hablar con Maduro.

¡He allí el mango!, riquísima fruta, ahorita en plena cosecha. Una señora le lanza un mango al Presidente con un teléfono inscrito, que no solo será repicado por el equipo de apoyo, sino satisfecha la petición: la solicitud es una vivienda. Ardió Troya, la oposición saltó como pinchada por una aguja: lo menos que dijeron fue “Maduro populista, demagogo”. El malestar se genera porque el acercamiento del Presidente con su pueblo es auténtico, sin poses, es natural.

Profesora UCV

/N.A

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