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Puente sobre el Lago de Maracaibo arriba a su 55 aniversario

Más de 200 mil personas se congregaron en el Puente General Rafael Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo aquel 24 de agosto de 1962

Una triangulación perfecta se ensambla entre la naturaleza y el ingenio humano. El Sol Amado contempla el encuentro entre las aguas del Lago y la estructura de concreto pretensado más grande del mundo. Esta tierra ya no puede pensarse sin suspirar por el Coloso.

Más de 200 mil personas se congregaron en el Puente General Rafael Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo aquel 24 de agosto de 1962, cuando el entonces presidente, Rómulo Betancourt, cortó una cinta tricolor para “bautizar” la gigantesca obra que abrazaría las dos costas del Lago y las conectaría con el resto del país. 

“Fue una feria en la que vino gente de toda Venezuela y de otros países. Muchos lloraban de emoción y otros reían con los cuentos de los chistólogos invitados. Había joropo, orquestas y gaitas. Estuvieron Los Cardenales, Barrio Obrero de Cabimas, El Saladillo, Mario Suárez, Lila Morillo, Armando Molero (…) Parrandeamos durante ocho días”, relató Jesús “Chucho” Cano, cronista emérito de San Francisco.

La estructura de 8.678,60 metros fue recorrida por primera vez por la limusina negra del mandatario y por el resto de los asistentes, algunos a pie y otros en vehículos. En el evento también estuvieron la primera dama, Carmen Valverde de Betancourt, Rómulo Gallegos, Raúl Leoni, Rafael Caldera, miembros de la Casa Militar y otros personajes políticos de la época.

La infraestructura, que fue el centro de atención de Venezuela y del mundo, resultó de un concurso realizado durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; el proyecto de Ricardo Morandi, un arquitecto italiano, salió victorioso.

Lo que comenzó como una idea brillante, quedó en el “aire” en 1958, tras el derrocamiento de Pérez Jiménez, y recomenzó en abril del año siguiente. Un total de 2.630 obreros zulianos estuvieron dirigidos por el ingeniero sucrense Oscar Benedetti Pietri, socio y director de la empresa venezolana Precomprimidos, C.A., que asumió el 50% de la obra. Mientras que las compañías alemanas Wayss & Freytag, A.G., Julius Berger y Phillip Holtzman, A.G., participaron con igual responsabilidad.

“Había mucha fiscalización por parte del Ministerio de Obras Públicas. Nosotros hacíamos las pruebas de resistencia del concreto que se usaba en la construcción. Las contratistas llevaban los cilindros y les dábamos el visto bueno”, contó Jesús Cano, quien se desempeñaba como auxiliar de laboratorio.

Oscar Benedetti Pietri, a sus 86 años, en entrevista con PANORAMA en 2012, precisó que la inversión inicial fue de 265 millones de bolívares. “La longitud de los pilotes era difícil porque la información de los suelos era escasa. El precio que se dio en un principio incluía unos pilotes hasta cierta extensión, que si se excedía, se tenía que pagar. Por esto y por los reembolsos de gastos sociales, el valor se elevó a 310 millones de bolívares”, puntualizó.

Y es que en este ícono zuliano se utilizaron 3 millones de sacos de cemento de 46 kilogramos cada uno, 20 mil toneladas de cabillas, 67.483 metros de pilotes de perforación redondos, 25.668 metros de pilotes de hinca redondos y 6.338 metros de pilotes de hinca cuadrados. No es casualidad que tanto para Benedetti como para Morandi fuese considerado “el proyecto más importante” de sus carreras.

Pero no todo fue júbilo con la apertura de esta nueva vía de comunicación. Las largas colas de espera por el ferry y las populares piraguas solo quedaron en la memoria de las gaitas. Los plátanos, aguacates, guineos, piñas, pescados…todo lo que se comía en el momento dejó atrás el sabor del viento salpicado por el agua salada del Lago.

“Las madres solían realizar el recorrido en ferry sobre la cubierta con sus niños en brazos porque los doctores recomendaban la brisa lacustre para prevenir y sanar la tos ferina. Mientras los pregones zulianos, inmortalizados por Rafael Rincón González, aguardaban impacientes la llegada de los pasajeros al Puerto de Maracaibo, para ofrecerles sus mercancías”, explicó arquitecto y experto en patrimonio Pedro Romero.

Sin embargo,  el sabor de lo que quedó en la historia no opaca el brillo que el Coloso le ha dado a esta región petrolera. Para el cronista de San Francisco y para buena parte de los nacidos en esta tierra, “el puente tiene vida propia. Huele a añoranzas, suena a canciones…Despierta sentimientos que nunca se pierden. Es historia”.

El Puente espera ser declarado Monumento Nacional

A juicio de Pedro Romero, el Puente sobre el Lago “es el referente del tránsito de la dictadura al período democrático”. Además, es considerado una de las obras de mayor trascendencia en el país, por su profundo impacto geoeconómico y político. Por estas razones, en 2002, fue declarado Bien de Interés Cultural por el Instituto de Patrimonio Cultural, según la Gaceta Oficial 37574.

Sin embargo, pese a que el ente solicitó al presidente Chávez, el mismo año, que lo declarase Monumento Nacional, hasta ahora no se ha logrado. “El Puente tiene todos los méritos y créditos para obtener ese reconocimiento. En 2012, cuando cumplió medio siglo, insistimos, pero no obtuvimos respuesta”, lamentó el arquitecto.

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