¿Por qué estas calles se parecen tanto a aquellas calles?
Más allá del fragmento de la telenovela, ese recuerdo nos habla de tantas cosas dignas de reflexión
No sé de quién habrá sido la idea, pero se anotó un golazo. Tiene un enorme mérito el haber escarbado en los centenares de capítulos de la telenovela Por estas calles hasta conseguir una escena memorable, en la que un personaje explica –con una gran carga de cinismo– cómo es que se forjó la fortuna de la familia Mendoza, la de las empresas Polar.
La escena en sí dice mucho. Es clarísima, altamente didáctica. Explica bien cómo es que “el complejo agroindustrial” se enriquece sin necesidad de tener sembrada ni una sola hectárea de maíz, aprovechándose del sudor y los sacrificios de pequeños y medianos productores. También nos habla de cómo esos grandes emporios se han edificado sobre la base de la mentira publicitaria y mercadotécnica.
El episodio deja entrever también las “culebras” (en su otra acepción, no en la de telenovela) que tenían entre sí en aquellos años -y es de suponer que siguen teniendo- los diversos grupos de la oligarquía. Era RCTV, un canal burgués, metiéndole un ramillete de banderillas al poderoso Grupo Polar… ¿Por qué sería? Tal vez tenían algún negocio conflictivo entre manos o, simplemente, la televisora de Marcel Granier estaba chantajeando a Polar para que le diera más publicidad a su conglomerado multimedia…
Más allá del fragmento de la telenovela, ese recuerdo nos habla de tantas cosas dignas de reflexión. Por ejemplo, nos indica que nuestros “intelectuales de izquierda” han estado siempre muy claros en lo que respecta a la naturaleza tramposa y filibustera de la burguesía nacional, de la que ahora muchos de ellos son bufones.
No hay que olvidar que esa y otras grandes teleseries venezolanas de aquellos años fueron escritas por escritores de prestigio que aceptaron incursionar en la televisión y contribuyeron a darle un vuelco social a un género que hasta entonces no salía de clichés como las muchachas de servicio que terminaban casadas con el heredero millonario; un anciano en una silla de ruedas, guardando un secreto; un personaje que perdió la memoria; y unas viejas malas malísimas que enarcaban una ceja al hablar.
¿Qué cabe pensar? Una opción es que aquellas posturas cuestionadoras no eran más que poses, mero izquierdismo de cafetín o de tasca, según la hora. Cuando la posibilidad de un cambio político profundo se hizo algo real, algunas de esas figuras sacaron a relucir su verdadera personalidad, la de pequeñoburgueses creadores de material de ficción con fines de manipulación de las masas. Hoy en día abominan del pueblo, pretenden burlarse de los liderazgos populares, llegan al extremo del racismo y hacen penosas apologías de sus antiguos opresores, es decir, que viven un terrible destino que ellos mismos no habrían asignado ni al más perverso de sus villanos.
Les ocurrió a esos intelectuales lo mismo que a los jefes políticos de buena parte de la izquierda de los años 60, 70, 80 y 90. El día que se presentó la oportunidad de cambiar el orden de cosas que tanto habían cuestionado, se dieron cuenta de que, en realidad, les gustaba la forma cómo funcionaba el país adecopeyano.
Sin embargo, más allá de la metamorfosis de los creadores de aquellas tramas realistas, la redifusión de la mencionada escena de Por estas calles tiene un significado más preocupante: es una verdadera cachetada para la Revolución Bolivariana, que a trancas y barrancas ha superado los 17 años. Es deprimente, por decir lo menos, que luego de un proceso político llamado a cambiar profundamente al país, aquella telenovela refleje de manera tan rotunda la actualidad de la producción y distribución de alimentos a cargo de la burguesía.
¿Por qué si se ha tenido conciencia plena del rol parasitario de esos sectores; por qué si fue más que evidente su participación en el golpe de 2002 y en el paro-sabotaje de 2002-2003; por qué si ha sido confesa su intervención en la guerra económica, esa familia (la que encarnaba el personaje del fallecido actor Héctor Mayerston) sigue teniendo el poder que tiene?
Y si nos ponemos a pensar en otros aspectos que reflejaba aquella teleserie y sus equivalentes de hoy, bien podríamos ampliar la interrogante y llevarla hasta: ¿por qué estas calles siguen pareciéndose tanto a aquellas calles?