País paria
La idea es sencillita: arruinar lo que quieres desechar, sea un país, sea un mueble viejo
Para devastar a Venezuela antes hay que devaluarla, volverla paria. Parias en la India son personas fuera de la jerarquía de castas, por lo que solo pueden ejercer labores «viles» y no pueden alternar con gentes de casta. Ser paria es ser todavía menos que la más baja de esas castas porque ni siquiera está en su escalafón.
Bueno, a Venezuela la quieren convertir en paria. O «país de mierda», segun el colorido vocabulario del raza superior Trump. Los medios machacan todo el tiempo, sin tregua ni de segundos, que Venezuela es la peor peste del mundo en todos los aspectos porque nunca ni jamás pasa nada bueno de lo que sea de cualquier cosa. Está arruinada y sojuzgada por un déspota que financia el éxodo hondureño y tortura a un joven encantador como Lorent Saleh. Inútil discutir la calaña de este terrorista porque lo que empolvan es el arquetipo del joven bello y crístico.
Nada sirve en Venezuela, de eso nos han convencido hasta a nosotros que vemos pero no miramos que es mentira. Hay gente que se destierra a buscarse la vida en países coloniales donde no hay holgura desde hace siglos, naciones a quienes aún están cobrando el haberse independizado. Algunos ni se han emancipado siquiera y siguen siendo «súbditos» de una reina ociosa e inalcanzable, Isabel Windsor creo que se llama la señora.
En Venezuela todo, sin excepción, es feo y nocivo desde la invasión de Colón. Solo se medio salva la godarria cómplice de la operación, aunque está consciente de su inferioridad radical en relación con la burguesía gringa, empezando por Trump, acomplejado como todo megalómano, tan blanco que es anaranjado, como dice Llanfrancis.
La idea es sencillita: arruinar lo que quieres desechar, sea un país, sea un mueble viejo.
El proceso final está en marcha —militar incluso—, nos tienen en estado de sitio, en tenaza, nos niegan bienes esenciales, es decir, nos matan de hambre y nos declaran en crisis humanitaria, ah, porque absolutamente todo lo malo —que es todo, consiénteme la redundancia—, es culpa de Maduro. Para eso es el macán de los medios, que no cesa ni un momentico, porque las cámaras no parpadean. Solo falta bombardear Alto Prado, ahí cerca de La Lagunita.