Orgasmos y tragedias (en política)
Todos los factores del chavismo encontraron una razón para unirse tras decreto de Obama
Un orgasmo después de la tragedia. Cuando un gran movimiento político ha sufrido mucho, ha pasado épocas difíciles en las que parece que llueve, llueve y no escampa, un gran momento de cohesión y unidad resulta tan benéfico como el amor carnal que sobreviene después de tiempos de mucha presión, como el sexo de los reencuentros.
Es el caso del chavismo en este round de la orden ejecutiva del emperador Barack "Tuercebrazos" Obama y la Cumbre de Panamá. Todos los factores del proceso bolivariano encontraron una razón para unirse, más allá de la tragedia histórica de la muerte del comandante Chávez y de la supervivencia a salto de mata que ha caracterizado al gobierno del presidente Maduro.
Pero en estos momentos de suma integración revolucionaria suelen ocurrir hechos que en condiciones normales habrían disparado alarmas y levantado oleadas de autocrítica, y que, dadas las circunstancias, pasan por debajo de la mesa (¿o será de la cama?). Así ha sido esta vez. Veamos tres perlas, como diría el gran maestro de la denuncia política, José Vicente Rangel:
1.- Un desaparecido ¿a la vieja usanza? Chavismo adentro crece la indignación por la desaparición de Alcedo Mora Márquez, un veterano dirigente revolucionario de Mérida. Resulta ser que el hombre, a quien apodan "Batería", hizo una serie de denuncias sobre la corrupción en la Pdvsa "goja-gojita", algunas de las cuales, al parecer, fueron luego confirmadas en la práctica con la detención de varios funcionarios. Hasta ahí, todo bien, una muestra del funcionamiento sano de la contraloría popular. Pero resulta ser que a "Batería" se lo tragó la tierra, curiosamente el emblemático día 27 de febrero. Lo último que se supo de él es que temía ser detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
Sobre la extraña desaparición de Alcedo Mora es poco lo que se ha informado. Es uno de esos temas doblemente silenciados: no sale en los medios privados (tal vez porque "Batería" siempre ha sido un tipo incómodo para ellos) y tampoco (tal vez haya que decir "y mucho menos") en los públicos. Oficialmente, ni el Gobierno ni la Asamblea Nacional han dicho esta boca es mía. El tema está tan desaparecido como su protagonista. Algunos que han alzado su voz a través de medios alternativos, como Aporrea, han sido regañados por incurrir en amarillismo, alarmismo y otros ismos. Se les insta, a la vieja usanza, a tener paciencia y esperar el resultado de las investigaciones… Lo cierto es que el señor no ha vuelto, "lo demás -como dice Yuri Valecillos, uno de los aporreadores- es paja loca".
2.- Pobre sierra rica. Mientras las fuerzas revolucionarias se aglutinaban como en los buenos tiempos para rechazar el decreto del "Tuercebrazos", el gobierno nacional y el regional del Zulia dieron un paso muy peligroso al autorizar una considerable expansión en la explotación carbonífera en la sierra de Perijá, zona ya frágil ecológicamente y hábitat de varios pueblos indígenas, en particular el yukpa. Nuevamente, los denunciantes han sido tachados de alarmistas, fundamentalistas y opuestos al progreso. El asunto de fondo: al parecer, el proyecto carbonífero es chino, igual que otros que vienen asociados, y eso lo hace inmune a cualquier cuestionamiento. Algunos buscadores profesionales de contradicciones en flagrancia han encontrado por ahí declaraciones del gobernador Arias Cárdenas de apenas días antes de tomarse la medida, en las que dijo que explotar más carbón en Perijá era impensable porque allí están las fuentes de agua de todo el Estado. Pasados los estertores del orgasmo político de Panamá, tal vez sea bueno recoger firmas para que Maduro derogue ¡ya! su propio decreto (el 1.606, del 10 de febrero pasado) y se abra un debate regional y nacional al respecto.
3.- Piedras trae. La gobernación de Vargas ha decidido hacer limonada con los grandes limones que le cayeron del cielo a esta entidad en 1999. Para eso ha montado unas canteras, asociándose con consorcios privados. Así van a sacar provecho de las enormes piedras que bajaron del Waraira Repano en los dantescos días del alud torrencial. Parece un buen proyecto, salvo porque el impacto ambiental, según algunos conocedores, está muy subestimado. En el caso del emprendimiento que se está realizando en Naiguatá, los perjuicios parecen ser mayores que los beneficios. Los críticos y preguntones han sido latigueados como viles contrarrevolucionarios. Se argumenta que pocas personas pueden reivindicar su condición de chavistas rajadas con más autoridad que el gobernador Jorge García Carneiro. Eso es verdad, pero no significa que no se equivoque porque el comandante lo hacía, y con bastante frecuencia. Y si el proyecto es igual de chavista que el gobernador, como mínimo debería oírse el gran ruido que está haciendo el río de la opinión del pueblo. Hay que aprender lecciones: la idea es un orgasmo después de la tragedia, no una (nueva) tragedia después del orgasmo.
/N.A