Opinión

No olviden la justicia

La debilidad de la justicia en Venezuela es histórica. Pienso que es el mal de América Latina desde el día en que llegó el primer “adelantado” y, por supuesto, no tiene otra explicación cuando nos preguntamos: ¿quiénes llegaron a estas tierras a impartir justicia y de qué lugares salieron o fueron arrancados?

La debilidad de la justicia en Venezuela es histórica. Pienso que es el mal de América Latina desde el día en que llegó el primer “adelantado” y, por supuesto, no tiene otra explicación cuando nos preguntamos: ¿quiénes llegaron a estas tierras a impartir justicia y de qué lugares salieron o fueron arrancados? 

Con el tiempo la injusticia de la “justicia” ha caracterizado la crisis del sistema y lo otro es la ineficacia. Por ello hago memoria y traigo aquella preocupación del presidente Chávez cuando le recordó al país la existencia de la Ley del Sistema de Justicia y preguntó qué ha pasado con su ejecución. Eso fue en el año 2011. Hoy aflora esa misma preocupación y la necesidad de que el sistema de justicia funcione para generar y coordinar las políticas de Estado que hagan posible la solución de los conflictos de la gente, sin trámites innecesarios, sin burocratismo, sin corruptelas, sin impericia y con sabiduría y ética.

Es importante decir unas cosas con relación a este problema. Van pasando los años y todo resulta infructuoso porque el ciudadano común sigue sin confiar en el juez, y además, siente que el interés público de la justicia no se cumple, pues casi siempre resulta traicionado por uno u otro de sus factores, ya sea un juez, un abogado, un funcionario penitenciario o un fiscal del Ministerio Público. Más aun, existen otras fallas y se percibe un deterioro en las infraestructuras y logística de los tribunales. Por ejemplo, en el Palacio de Justicia Penal de Caracas los ascensores y escaleras mecánicas ya no funcionan y cualquiera llega al quinto piso a punta de infarto. Igual nos encontramos con sanitarios asquerosos y sin mantenimiento, en tanto llegas a un tribunal y tropiezas con los expedientes colocados en el piso por falta de archivos. Parece algo preparado para conspirar contra la justicia. En el otro flanco, los jueces siguen mal pagados y eso es peligroso porque crea un riesgo de perdición en aquellos que llegaron sin conocer la ética del juez. Son situaciones que se deben solucionar y no dejarlas abiertas para los que se aprovechan de las dificultades. Si la Ley del Sistema de Justicia no se puede cumplir busquemos la solución en una reforma o en una habilitante. Pero hagamos lo que debemos hacer para que la justicia tenga su rostro verdadero.

Abogado 

/N.A

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