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Niño afgano que recibió la camiseta de Messi debió huir con su familia

Murtaza Ahmadi es un pequeño nacido en Afganistán que sueña con ser como Messi “cuando sea grande”. Hace un par de años, cuando solamente tenía 5 años de edad, se volvió famoso por una fotografía que sus hermanos mayores le tomaron y que posteriormente subió a su perfil de Facebook. Esto es todo lo que, desde entonces, ha vivido.

La historia de la foto

En la imagen tomada por su hermano Murtaza transmite alegría, su sonrisa lo dice todo. Una sencilla camiseta hecha con una bolsa de plástico de rayas blancas y azules que con marcador tiene escrito el nombre de Messi y el número 10 es la que genera tal estado de júbilo.

Este niño, perteneciente a la minoría étnica hazara (de origen mongol), llevaba tiempo pidiendo a su familia una camiseta del argentino, pero en su remoto lugar de residencia no es posible conseguir tal artículo, indicó hace unos años a Efe su padre, Arif Ahmadi.

“Incluso se despertaba en el medio de la noche y comenzaba a llorar en su cama, hasta que un día encontró una bolsa de plástico y se la llevó a sus hermanos para que le hicieran una camiseta de Messi”,detalló el humilde agricultor.

El improvisado dorsal sirvió como un “remedio” para su hijo, que lo vestía para jugar con sus amigos mientras aseguraba a gritos “soy Messi”. Se la pasaba el día jugando fútbol con un balón de voleibol y las botas altas de su padre, ya que su familia no se puede permitir el equipo adecuado.

Para entonces, seguía los partidos de su ídolo los días soleados, gracias al panel solar que Ahmadi instaló con una batería de coche para hacer funcionar la televisión en una aldea sin corriente eléctrica. “Murtaza siempre pega a sus hermanos (seguidores de Cristiano Ronaldo), les salta encima y los abofetea cuando están viendo partidos de fútbol”, manifestó el agricultor.

El sueño de conocer a Messi

En poco tiempo, la foto tomada por su hermano se volvió viral y dio la vuelta al mundo. Llegó a los ojos del mismo Messi. La escena fue tan conmovedora que el futbolista argentino envió al pequeño una camiseta de Argentina, una del Barcelona  y un balón autografiados.

"¡Murtaza vio hoy cumplido uno de sus mayores sueños! Ha recibido camisetas del equipo y un balón firmado con un mensaje personal" de Messi, indicó en ese entonces un comunicado de Unicef, el organismo de Naciones Unidas para la infancia del que el jugador es embajador de buena voluntad.

"Amo a Messi y mi camiseta dice que Messi me ama", afirmó Murtaza tras recibir el regalo de su ídolo, según la nota de Unicef.

Los regalos lo hicieron muy feliz en ese momento, sin embargo, la experiencia había quedado con un sabor amargo, como contó su padre,  Arif Ahmadi a la agencia Efe en el 2016. Un toque de decepción quedó en el aire al ver que su ídolo no se presentó para darle los presentes.

"Murtaza creía que hoy conocería a Messi, pero desde que se dio cuenta de que solo le habían enviado camisetas y un balón, está triste y pidiendo conocer a Messi personalmente", aseveró.

Según el padre del pequeño, un mes antes del día de la entrega toda la familia se mudó a Kabul desde su remota aldea de la provincia de Ghazni (sureste) para que Murtaza pudiese cumplir su sueño de encontrarse con el argentino. "Unicef nos dijo que esperáramos para el encuentro de Mustaza con Messi, pero aún no sabemos cuando se conocerán", apuntó Ahmadi.

El costo de la fama: las primeras amenazas

Tristemente, el haberse vuelto tan reconocido tuvo un precio. Su familia tuvo que abandonar Afganistán para evitar ser secuestrado y se establecieron como refugiados en Pakistán.

"Nos fuimos a Paquistán porque una mafia nos llamaba con amenazas y teníamos miedo de que el niño fuera secuestrado", dijo a la agencia DPA Wahid Ahmadi, un primo del pequeño.

"Temíamos que secuestraran a Murtaza y reclamaran una suma de dinero muy alta", agregó.

La felicidad se vio nublada por el miedo. Pero el pequeño mantenía la esperanza intacta en conocer a su jugador preferido.

El tan anhelado encuentro

Y la historia cambió de rumbo. Luego de tanto tiempo de espera, Murtaza pudo ver frente a frente a su ídolo. El emocionante encuentro se dio cuando el Barcelona estaba en Catar para jugar un partido amistoso con el club local Al Ahli.

La reunión fue gestionada por el comité organizador de la Copa del Mundo de 2022 en Catar. En esta ocasión Murtaza vestía la camiseta oficial del 10 del Barcelona. "Estoy muy contento por haber conocido a mi ídolo. Es un sueño", dijo el niño de cinco años, en declaraciones difundidas por el comité organizador. El menor tuvo la oportunidad de salir de la mano del astro argentino en los actos protocolarios y hacer el saque de honor del partido.

El argentino le ofreció luego el uniforme completo del FC Barcelona, una camiseta dedicada por toda la selección albiceleste y un balón.

Tristemente, el panorama que hace un par de años se pintó tan feliz, una vez más se ha tornado un tanto oscuro.

Su familia fue obligada a huir en noviembre del distrito de Jaghori,ante la ofensiva de los talibanes en la provincia de Ghazni, al sur de la capital afgana.

La AFP ha visto a esta familia en Kabul, donde se ha refugiado y vive en una habitación alquilada de una casa compartida.

Salvar "nuestras vidas"

La madre de Murtaza relata la precipitada huida tras haber escuchado disparos.

"No pudimos llevarnos nada, sólo salvar nuestras vidas", recuerda Shafiqa, con el rostro medio cubierto por un velo.

En Jaghori, los talibanes, sunitas, llevaron a cabo una operación militar contra algunas milicias hazara (de la que la familia de Murtaza es parte) obligando a huir a unas 4.000 familias, según la ONU.

Fueron días de combates y de "absoluto terror", según testimonios recogidos por la AFP, que causaron la muerte de centenares de soldados, insurgentes, milicianos y civiles.

El miedo fue aún mayor para la familia Ahmadi, que afirma que los insurgentes buscaban a Murtaza.

Foto: NOORULLAH SHIRZADA/AFP

"No sé por qué los talibanes lo detestan desde que se hizo famoso. Dijeron que lo iban a capturar, que lo cortarían en pedazos", asegura Shafiqa, aterrada.

Bajo el régimen talibán, de 1996 a 2001, el deporte era apenas tolerado y el estadio de fútbol de Kabul fue un lugar notorio de lapidaciones y ejecuciones.

Durante su huida, Shafiqa cuenta que escondía el rostro de su hijo para que no fuera reconocido.

Entre las cosas que tuvieron que abandonar, están los regalos de Leo Messi, que el padre, que permanece en Jaghori, conserva preciosamente.

"Quiero ser como Messi"

Aunque las fuerzas de seguridad repelieron la ofensiva talibán, los  Ahmadi no se sienten seguros.

En efecto, incluso antes de huir de la amenaza talibán, Shafiqa relata el "miedo" de perder a su hijo. "Había gánsters que creían que Messi nos había dado mucho dinero y amenazaban con secuestrar a Murtaza",se lamenta su madre.

La familia había huido al vecino Pakistán para pedir asilo "en cualquier país seguro", pero tuvo que retornar a Jaghori pues no había "ni dinero ni trabajo en Pakistán".

Murtaza dejó de ir al colegio, por temor a que lo secuestraran. "Por la noche, veíamos a veces a desconocidos que vigilaban nuestra casa. Y había llamadas telefónicas", dice Shafiqa.

Murtaza forma parte ahora de los más de 300.000 desplazados, de los cuales 58% tiene menos de 18 años, que han huido de sus casas desde el inicio del año debido al conflicto con los talibanes, según un reciente recuento de la ONU.

Por su lado, Murtaza, quiere volver a recuperar su uniforme y su balón de fútbol, para "jugar con él".

"Extraño a Messi. Cuando lo vea, le diré ‘Salam‘ y ‘¿cómo estás?‘. Él me contestará: ‘estoy bien‘ y ‘sé prudente‘. Luego lo acompañaré al campo de fútbol y lo veré jugar" dice Murtaza, con sus palabras de niño.

"Lo que quiero es estar cerca de él, que me ayude a salir de este lugar", añade. "Cuando sea grande quiero ser como Messi", afirma.

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