Mes de la Virgen y la Paz
EMIGDIO MALAVER G. / emalaverg@gmail.com / @Malavermillo
La isla de Margarita, es una paloma blanca que vuela en el vaivén de las olas y se proyecta hacia todos los rincones. Los habitantes hospitalarios, como siempre, lanzan gaviotas de abrazos a los visitantes, quienes arrojan sonrisas de placer con los cuentos de una tierra que seguirá por siempre, siendo una tierra de paz.
Estos palabreos, de un viejo que se creía poeta en Tacarigua, las recordó el periodista Pedro Cuartilla, escuchando su emisora favorita Mundial Margarita (1020AM, 92.9Fm y www.radiomundial.com.ve), que transmitía un micro al respecto y después radió otro sobre la bajada de la Virgen del Valle, la patrona de Oriente, la Diosa de los marineros y agricultores, y Patrona también de la Armada Venezolana.
El reportero, observando la cabellera blanca del cerro de la Palma real, pintada de ese color por el asomo de unas gotas divinas que vinieron del cielo que alborotaron el calor y el canto de las Guacharacas, retrocedió la película de su vida y contempló en su niñez el mes de septiembre y ahí miró a su mamá y a sus abuelos alegres y en santa paz por las festividades de la Patrona, de la Virgencita, aquello era como para quedarse ahí para disfrutar de la emoción de sus ascendientes por estar presente en el Valle del Espíritu Santo y rezarle y darle gracias a la Virgen por los favores recibidos.
Sin embargo, volvió al presente y escuchó a Darío Vivas, un dirigente de la revolución bolivariana, afirmar que el mes de septiembre sería decretado un mes de paz y ahí pensó: “Pero si este gobierno desde que empezó ha declarado la paz, los enemigos son los que han declarado la guerra, por ejemplo: Golpes de estado, saboteo petrolero, las guarimbas, la salida y la quema de CDI, de Simoncitos y Palmeras, y por ningún lado hablan de paz; sino al contrario hablan de manifestación pacíficas y las convierten en violentas y lo más grave que los que mueren no son los dirigentes, sino los inocentes que creen en ellos, a los cuales los lanzan como carne de cañón”.
El periodista, dejó de pensar y se dispuso a atender una llamada, lo hizo, y después elevó una plegaria a la Virgen del Valle, para que meta su mano divina y acabe con la violencia que acostumbra realizar la oposición en sus actos.