Mejillones venezolanos: 30 años de ciencia e innovación para el «oro del mar»
Su gran cantidad de Omega-3 contribuye a una mejor figura, una piel y un cabello más sanos, y fortalece tanto el cerebro como el corazón

A orillas del mar Caribe, los mejillones son un manjar fresco y nutritivo que evoca la brisa salada y la tranquilidad de sus aguas.
Gracias a la industrialización, ya no es indispensable ir a la orilla del mar para disfrutar de un buen plato de mejillones. Hoy en día, esta excelente proteína animal puede degustarse en restaurantes o prepararse cómodamente en casa.
Cabe destacar, que el molusco bivalvo es una verdadera bomba nutricional. Además de ser una de las proteínas más apreciadas del mar, los mejillones son muy demandados por sus valores nutricionales y su fama afrodisíaca, lo que tiene un impacto directo en la salud. Además, su fama afrodisíaca no es solo marketing: cada 100 gramos de mejillones, gracias a sus aminoácidos y óxido de zinc, estimulan el funcionamiento hormonal y ayudan a potenciar la libido.
En este sentido, el mejillón no solo es beneficioso para los adultos, sino que también es un alimento ideal para los niños. Su riqueza en folato, selenio y hierro es crucial para el desarrollo de las terminaciones nerviosas y la estructura ósea de los más pequeños.
Investigación y desarrollo en Venezuela
En Venezuela, el hábitat del mejillón ha sido estudiado por más de 30 años. Las investigaciones han revelado que 100 gramos de mejillones locales aportan 86 calorías. Además, son una excelente fuente de vitaminas (A, B, C, D, E, K) y ácidos grasos omega-3, que les otorgan propiedades antiinflamatorias. Este alimento hipocalórico y nutritivo aporta casi el 30% del fósforo diario recomendado en una sola taza.
Durante tres décadas, científicos, pescadores y acuicultores venezolanos han trabajado en una acuicultura integral. Investigadores con amplia experiencia, como Mayre Jiménez Prieto, Luis Freites y Paulino Núñez Picasso, han fortalecido la acuicultura regional, logrando una producción de mejillones con un valor económico y nutricional que incluso califica para la exportación. El Golfo de Cariaco, en el estado Sucre, es la principal zona de cultivo, donde se lleva a cabo todo el proceso, desde la obtención de semillas hasta su siembra final en el mar.
Esta producción no solo es una fuente de alimento sostenible, sino que también beneficia al medio ambiente. Los mejillones absorben dióxido de carbono del agua, combatiendo así la acidificación de los océanos. Por ello, son un claro ejemplo de cómo la ciencia nacional transforma los recursos naturales en bienestar, siendo el resultado de 30 años de investigación, tradición e innovación.