De la Ciudad

Madres elaboradoras: La historia detrás de la cocina

En las Casas de Alimentación que surgieron en el año 2004 por el fallecido  presidente de la República, Hugo Chávez, al ver la necesidad de miles de personas en estado de vulnerabilidad en Venezuela, decidió crear ese proyecto social, en el que participan mujeres como madres elaboradoras y responsables de alimentar de forma equilibrada a al menos 200 personas por día en los distintos hogares del país.

Son mujeres que antes de incluirse en el proyecto tenían una vida totalmente diferente a la de cocinar para otras personas que no fuesen su propia familia, algunas tuvieron que abandonar su profesión, otras, sin embargo, tratan de ganarle al tiempo y se dividen entre las casa, su profesión y su vida personal.

Este último ejemplo, representa la realidad de, Mellys Higuera, una de las madres elaboradoras responsable,  tiene 13 años en la Casa de Alimentación “Primero de Mayo”, ubicada en la parroquia San Juan, Zona Capuchino y aseguró que, aunque es “una labor difícil, y a veces pensamos que no podremos con tanto trabajo, miramos la caras de los misioneros y eso nos da de nuevo el impulso”.

Su labor en las Casas de Alimentación, no solo se limita a cocinar, también va de la mano con otras actividades, como el aseo, la organización y otros elementos sociales dentro del hogar.

Higuera – quien prefirió no decir su edad- estudió Derecho y aunque busca la forma de seguir en ejercicio de su carrera, la mayor parte de sus días se van en hacerle de comer a personas de la tercera edad y mujeres solteras con hijos.

Asimismo, resaltó que durante estos años ha podido aprender a reconocer cuando una persona de verdad necesita su ayuda, y esta se la brinda sin pensarlo dos veces.

“Uno termina conociendo la vida de estas personas, ellos te hablan y te miran como si en tus manos estuviese su alegría”,  además “llega un punto en el que ya sabes que les duele o cuando están contentos”.

Higuera, en la actualidad trabaja solo con otra madre elaboradora y señaló que aunque es un trabajo “sumamente difícil cocinar para tantas personas, con poca ayuda”, al final del día, cuando piensas en los misioneros y misioneras que alimentaste “todo cobra sentido”.

 Pasta, harina, ensaladas crudas y cocidas, aceite y arroz, son solo algunos de los rubros con los que Higuera se la ingenia para garantizarle una alimentación adecuada a las personas en estado de vulnerabilidad de su parroquia.

Revolucionaria de corazón aseguró  que no cambiaría la “nueva profesión que tiene” en la que desde las ocho de la mañana, hasta la una de la tarde”, porque considera que si su Comandante quiso ayudar a tantas personas que vivían en la calle y lo logró, años después, frente a la Guerra Económica en la actualidad, ella y todos los que se quieran sumar al proyecto social también los podrá ayudar en tiempo de dificultades y combatiendo la Guerra Económica.

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