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Los millonarios chinos “juegan” a Fast &Furious

  saga Rápido y Furioso (Fast & Furious) es un éxito en todo el mundo. En China, la pasión por el film es tal que las clases más pudientes “juegan” a imitar las hazañas de sus protagonistas, con el perjuicio que esto suele causarle a sus autos. Debido a ello, crecen las críticas a esta nueva tendencia en el seno del país asiático, ya que a diario se registran nuevo accidentes.

Sin embargo, esta incipiente pasión por la velocidad y por los deportivos de lujo está siendo objeto de duras críticas en del país asiático, donde cada día se registran más y más accidentes de este tipo y donde el sueldo medio para la mayoría de los jóvenes después de acabar sus estudios universitarios, no llega a los 6.000 yuanes (900 euros).

Así, el año pasado fue noticia mundial un espectacular choque entre dos jóvenes de 20 años que conducían un Lamborghini verde lima y un Ferrari rojo, respectivamente, en el Datun Túnel cerca del distrito de Chaoyang, en Pekín. Según los medios locales, tanto el Lamborghini como el Ferrari circulaban por el interior de túnel a más de 160 km/h en el momento del accidente (casi tres veces el límite de velocidad), y al parecer no eran los únicos superdeportivos de lujo que había por la zona, por lo que todo apunta a que se trataba de una carrera ilegal.

 

Luego del choque, la parte delantera del Lamborghini se desprendió completamente, mientras que el Ferrari sufrió importantes daños en la parte lateral y trasera. Los pedazos de los vehículos fueron esparcidos por el túnel y no se encontraron marcas de neumáticos, lo que indica que los “pilotos” no pisaron el freno. Ambos jóvenes fueron sentenciados a cinco meses de prisión.

En China ya se habla de los fu’erdai (en chino, “ricos de segunda generación”), tribu urbana que estaría formada por los hijos de los principales políticos y empresarios del país y que representan el estilo de vida desenfrenado y acomodado ligado a la corrupción y la ilegalidad. En ese sentido, se confirmó que al volante del Ferrari iba Yu, el hijo de una de las directivas más influyentes del sector petrolero chino, mientras que a bordo del Lamborghini estaba un joven que recientemente se había enriquecido en la bolsa local.

Esta tendencia se detectó allá por 2012, cuando el hijo de un alto funcionario del gobierno chino, luego investigado por corrupción, falleció en un grave accidente al chocar con su Ferrari.

Considerando que la mayoría de jóvenes en China tiene importantes dificultades para prosperar dentro del mercado laboral, no parece extraño el creciente malestar provocado por estos jóvenes que conducen unos autos que cuestan de media más de 500.000 euros. Sin embargo, a pesar de las críticas, en una cultura que valora tanto la reputación, este mundillo se ha convertido en todo un símbolo de estatus y modernidad.

Recorré la fotogalería y mirá las imágenes de los destrozos.

 

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