Las lecciones del domingo
El presidente Maduro, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) deben sentirse satisfechos, pero no dejar de ser autocríticos
Honestamente no sé por dónde comenzar, si por los resultados de las elecciones del domingo, o por su desconocimiento. Veamos esto primero. Y, antes que nada, debo preguntar a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ¿hubo fraude en Táchira, Mérida, Zulia, Nueva Esparta y Anzoátegui? ¿Qué pensarán en AD de esas denuncias? ¿Discrepará? ¿O aceptará que sus cuatro gobernadores fueron electos fraudulentamente? Y si realmente hubo fraude, ¿podrían presentar las pruebas para llevarlas a los tribunales? Si no las tienen, porque sencillamente no existen, pregunto ¿seguirán gritando fraude? ¿Ordenarán a sus candidatos ganadores que no acepten las credenciales como gobernadores electos?
Ahora bien, si revisadas las auditorías realizadas antes, durante y después del proceso, y cuyos representantes presenciaron y avalaron con sus firmas ¿cómo explican ese supuesto fraude? Los expertos extranjeros del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela) reconocieron que en el 54% de todas las mesas, hubo perfecta coincidencia entre el voto manual y el automático. Y si esa tendencia se repite en una auditoría nacional, ¿seguirán hablando de fraude? ¿Quién les creerá?
Veamos los resultados. Además de las 17 gobernaciones, el Gran Polo Patriótico (GPP) obtuvo 54% de la votación, fue doble triunfo, con el añadido de que todas sus victorias tuvieron una ventaja sobre el 5%, mientras ninguno de los cinco triunfos opositores alcanzó ese porcentaje. Los ganadores no deben olvidar que recibieron los votos del pueblo, pese a estar en deuda con problemas como los exorbitantes precios de todo, sin que el Gobierno ni la ANC los solucionen, y el de la inseguridad, que nos afectan a todos. También es bueno que tengan presente la necesidad de gobernar sin sectarismos, nada fácil, y con la mayor generosidad posible, estar consciente de que gobiernan para todos.
Las dos victorias más importantes, por razones que creo obvias, fueron las de la almiranta Carmen Meléndez en Lara con casi 20% de ventaja, y políticamente la de Héctor Rodríguez en Miranda. Y las derrotas con mayores riesgos, las de Zulia y Táchira, por ser estratégicas en zonas fronterizas, vecinos de paramilitares y puertas abiertas al contrabando. Los servicios de inteligencia estarán mosca.
Tres derrotados son hombres del proceso, como Aristóbulo Istúriz, Francisco Arias Cárdenas y José Vielma Mora. No es poca cosa. En Anzoátegui, pareciera que los electores no votaron por quien seguramente sería movido a otro destino, como ya lo habían hecho. Teniendo otros candidatos, como los había.
¿Se puede hablar de una derrota opositora, si tenían tres gobernaciones y ahora tienen cinco? Junto a algunos opositores, otros fracasados son las encuestadoras. Todas se equivocaron, nunca vieron la posibilidad de un triunfo del GPP. Leí que cinco de ellas coincidían en afirmar que si la MUD no se dividía, ganaría las 23 gobernaciones, pero si iba dividida, ¡podría perder cinco o seis!
Los resultados, además, son una respuesta a la Unión Europea, al Departamento de Estado, a ese asco que es la OEA, a presidentes como Juan Manuel Santos y Mariano Rajoy; el pueblo venezolano les dio una extraordinaria lección, les demostró su conciencia democrática, sus deseos de tener un país en paz, y con sus millones de votos repudió a quienes en el exterior cuestionaron este ejemplar proceso.
El presidente Maduro, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) deben sentirse satisfechos, pero no dejar de ser autocríticos.