Opinión

Las excretas de los purísimos

“Temo mucho que para nosotros también llegue el momento de la cortadera de cabezas, por pugnas internas como pasó en la revolución francesa” Fue ése el comentario que trastocó una sabrosa conversación sobre el sueño revolucionario en una depresiva reflexión. ¿Será entonces que la revolución bonita, la construcción de nuestra utopía bolivariana tendrá que pasar como muchos procesos de cambios por esa crisis al parecer inevitable que provoca la confrontación interna de visiones y el imperio del egoísmo?

Hoy mi respuesta es inevitablemente sí.

Caución a partir de este momento asumo el ejercicio pleno de mi libertad de expresión, ésa que todavía se nos garantiza a todas y todos, pero que se abrogan para sí los purísimos sacerdotes y semidioses que exponen, juzgan, condenan y prescriben desde sus protegidas posiciones en el olimpo mediático.

Y eso es precisamente un rasgo clarísimo de que hemos entrado de lleno en una confrontación ¿interna? alimentada y liderada por los purísimos que ya decretan el fin del sueño y actúan para que sus profecías se autocumplan.

Pocos días atrás una joven docente compartía con nosotras, la más maduritas, la profunda angustia que le produjo el escrito de uno esos sacerdotes mediáticos quien anunciaba rimbombantemente el hundimiento del Titanic revolucionario. Hubo que recordarle en el momento que la legitimidad que se puede otorgar a esas opiniones, si alguna, deviene no del análisis sino del peso de la imagen pública -que se les ha otorgado, o se han agenciado- de esos opinadores de oficio.

Hoy, con asombro e indignación compruebo una vez más la ligereza con la que se juzga y condena. Como proceso de purificación personal cada mañana abro páginas como Aporrea, La Iguana, La Patilla… De todas ellas, es Aporrea la que más adrenalina hace correr por mi sangre. Los títulos y las firmas avalan opiniones, críticas feroces e incluso, las para mí, mentiras abiertas que se disfrazan como análisis de situaciones complejas que se pretenden resolver en más o menos una o dos cuartillas, pero que se construyen desde una selección tendenciosa de datos, si alguno, para configurar un mensaje de fracaso y pérdida que, cosas veredes, calzan exquisitamente con las posiciones mediáticas de quienes trabajan día a día para destruir nuestro sueño revolucionario.

Léase:

Maduro ha decidido el camino de la acracia. Sólo los docentes junto con el pueblo pueden evitar el hundimiento de la patria. Ha llegado la hora de un gran pronunciamiento y protesta nacional en unión con el magisterio y docencia universitaria. ¡Maduro debe renunciar! A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea. Maduro destruyó la educación y la docencia en Venezuela Por: Javier Antonio Vivas Santana | Martes, 01/03/2016 12:

Javier Antonio, no hables por mí, soy docente universitaria. Y como tal considero tu análisis como mínimo barato e irresponsable… Por cierto, sería interesante que nos contarás sobre tu experiencia docente…

Con Robinson, nosotros, el pueblo, inventamos, inventamos e inventamos. Nuestra experiencia es única y firmemente triunfante… pero uno no puede dejar de preguntarse ¿Será que ya se están construyendo las bases de las guillotinas sobre de las excretas de los purísimos…?

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