Opinión

La navidad debe ser de paz y felicidad

El malojo aún sonreía con el rocío de la madrugada y Pedro Cuartilla, emocionado lo observaba y pensaba: “Hacía mucho tiempo que no miraba ese espectáculo, pues el látigo de la sequía no lo permitía, sin embargo ahora la lluvia permitió que la gente sembrara en los conucos”.

Después encendió su aparato radial y en su emisora favorita Mundial Margarita (10120AM, 92.9FM y www.radiomundial.com.ve), escuchó el siguiente cuento navideño: El misterio del Niño Jesús:

“Amaneció el 25 de diciembre y para sorpresa de todos, los niños más humildes del país se encontraron con hermosos regalos. Muchos de sus padres gritaron: ¡milagro! Mientras que los infantes de lo más contentos aún sin recuperarse de la sorpresa, disfrutaban de aquellos obsequios que nunca habían visto ni tocado en su corta vida.

Los padres seguían asombrados y unos y otros, decían y hacían conjeturas para descubrir aquel misterio: "Será Dios que se apiadó ahora de ellos", dijo una señora. "No será que ahora los ricos se pusieron de acuerdo y discretamente censaron a nuestros niños y luego compraron los mejores juguetes para darle esta alegría a los chiquillos", afirmaba un señor. "Yo más bien creo que sea un milagro de  la Virgen del Valle", apuntaba una doñita muy católica. 

Pero otra cosa que asombraba y que sucedió el mismo día de dicho misterio, era que los niños, hijos de personas con más recursos económicos, habían amanecido sin juguetes y el llanto se multiplicó entre las lujosas casas, ante el estupor de aquellos padres que se habían esmerado para complacer a sus retoños, de acuerdo a sus pedidos, por lo cual no se explicaban, el porqué habían desaparecidos los regalos. 

Pero ¿qué había pasado realmente? Era la pregunta que pobres y ricos se hacían ante aquel acertijo que había amanecido el 25 de diciembre. Sin embargo, no podían saberlo, pues solo este escribidor tiene la respuesta a dicho enigma, pues sucedió que el Niño Jesús tomó los juguetes de los niños ricos y se los colocó a los pobres”. Autor: Emigdio Malaver. Edición y montaje: Luis José Agreda. Narración: Esther Durante Rincón…”

El periodista Pedro Cuartilla, una vez que oyó el cuento, pensó: “La navidad debe ser de paz y felicidad”, y luego gritó: “Prendan la luz que es diciembre”.

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