La mirada habitada (+ Fotos)
Mas, cuando en esas instantáneas el viajero(a) es el que deja su alma en cada fotografía, en ese contexto a donde ha llegado por azar; y esas imágenes se funden con versos y vuelan libres como agasajo de lo fotografiado… es un acto de amor
Ha transcendido en el tiempo una leyenda que cuenta cómo los moradores de algún asentamiento intrincado en el mundo, donde la moneda corriente de transacción era la solidaridad, la humildad y la palabra, se negaban a ser fotografiados por los forasteros porque aquellas maquinitas del “progreso y la civilización” robaban el alma.
Mas, cuando en esas instantáneas el viajero(a) es el que deja su alma en cada fotografía, en ese contexto a donde ha llegado por azar; y esas imágenes se funden con versos y vuelan libres como agasajo de lo fotografiado… es un acto de amor.
Es el caso de “La mirada habitada”, una muestra “fotoliteraria” (permítanme la licencia) de Jimena Claverie (fotos) y Ana María de la Peña, un homenaje a la mujer peruana tras una selección de fotos de un viaje intenso de la hija (Jimena) y el mundo poético de la madre (Ana María).
Estás “fotoliteraturas” mueven los cimientos porque logran mezclarse con lo retratado / escrito, sentirlo, meterse dentro de lo cotidiano, palpar la realidad y besar a sus protagonistas. Las autoras no son meras observadoras de esa realidad circundante y pintoresca. Ellas son parte de esa cultura, toman y describen un fragmento en fracciones de segundos para develar sus almas.
Jimena no fue la típica turista que apurada fue por los caminos obturando a mansalva con su maquinita las escenas con mujeres, niñas o de luces y sombras. Ella es también una de sus fotografiadas. Se conmueve y convive con las historias sin dejar de ser una peregrina. Y como ese cordón umbilical entre almas de madre e hija nunca se rompe (ni siquiera la muerte puede sesgar ese vínculo) viaja fotográficamente Ana María tras los pasos de su pequeña y logra una poesía que no es más que el vínculo indisoluble del arte con la vida.
Cada imagen / verso de esta expo es a la sazón la huella de un espíritu hija/madre y viceversa. Voluntad compartida, simbiosis de sensibilidades entre lo femenino, lo maternal, el lugar, lo cultural, las raíces y la historia. Es, a su vez, un camino/secuencia donde el sentido simbólico cambia y va a encontrar su connotación en la sintaxis entre la foto y el verso.
El acto de traducir cada sentimiento sencillo y natural de estas mujeres fotografiadas y descritas en estrofas es un suceso que nos deja en claro que muchas veces es una falacia eso de que una imagen vale más que mil palabras. Aquí imagen y palabra son inconmovibles. Se complementan al saber enfocar y escribir la sensibilidad, cercanía y motivación de la hija y la madre como una sola.
Son estas “fotoliterias” almas gemelas de aquellas que no se dejaban fotografiar y que ahora, gracias a Jimena y Ana María, se muestran. “La mirada habitada” es una descarga apasionada y desenfrenada a flor de piel de sus autoras.
Las fotografías de Jimena Claverie: