La guerra de recolonización de Trump contra Venezuela
Moncada subrayó que, pese a las maniobras que se hacen desde el exterior para fabricar una realidad inexistente en Venezuela, hoy nuestro país está en plena paz y tranquilida
La recolonización de Trump es la caracterización correcta de lo que progresivamente se ha convertido en el plan de invasión militar por parte de los Estados Unidos contra Venezuela. Un evento nunca visto en nuestra historia.
Es fundamental subrayar que, pese a las maniobras que se hacen desde el exterior para fabricar una realidad inexistente en Venezuela, hoy nuestro país está en plena paz y tranquilidad. El Gobierno Constitucional del Presidente Nicolás Maduro está, como lo ha estado siempre, en pleno y efectivo control del territorio nacional. Las instituciones del Estado venezolano están funcionando con total normalidad, en el marco de nuestra Constitución.
De allí que, resulta una manipulación peligrosa el pensar que Venezuela pueda representar una amenaza a la paz y la seguridad regionales o internacionales, como se intentó engañar con falsa información al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el sábado 26 de enero de 2019. Todos fuimos testigos de lo que allí ocurrió y de los llamados de la gran mayoría de la comunidad internacional de nuestra región a favor del respeto a la soberanía y autodeterminación de nuestro pueblo. La mayoría de la región apoya nuestra integridad territorial y una solución política sin injerencia extranjera, y sin invasión militar.
Trump impone su títere dictador
La fabricación de un expediente para impulsar y justificar la recolonización de Venezuela a través de la imposición de un Gobierno títere en nuestro país, ha entrado en su última fase con la auto-proclamación de un diputado como supuesto presidente de Venezuela. Esta acción, sin ninguna base en nuestra Constitución Nacional, representa un atentado contra las instituciones democráticas de la República Bolivariana de Venezuela, y una usurpación no sólo de las facultades constitucionales del Presidente Nicolás Maduro, quien fuera reelecto para el período 2019-2025, sino además de la voluntad del pueblo venezolano que a través del voto universal, directo y secreto le eligió libremente en las elecciones del pasado 20 de mayo de 2018.
Debemos decirlo claramente: el pasado 23 de enero de 2019 ocurrió en Venezuela un golpe de Estado promovido, organizado y financiado por el gobierno los Estados Unidos, con el apoyo de un grupo minoritario de países de nuestra región y de Europa, tal como lo afirmó el 26 de enero de 2019 el diario Wall Street Journal luego de una investigación a la que aportaron información altos funcionarios del gobierno de Trump, y como lo hiciera la Agencia AP en la misma fecha o el propio New York Times en septiembre de 2018.
https://www.wsj.com/articles/a-call-from-pence-helped-set-an-uncertain-new-course-in-venezuela-11548430259
https://www.apnews.com/d548c6a958ee4a1fb8479b242ddb82fd
Se trata de un nuevo modelo de golpe de Estado impulsado por los Estados Unidos, ejecutado con una manipulación política y jurídica del Artículo 233 de la Constitución Nacional. Usan la aparente intención de “restablecer” el orden democrático en Venezuela como una excusa para imponer un gobierno dictatorial con una concentración de poder similar a la de los regímenes tiránicos que conoció nuestra región en el Siglo XX.
Trump convierte a Venezuela en colonia
El objetivo final de esta criminal campaña de agresión contra nuestra Patria es el establecimiento de una fachada que permita a los Estados Unidos gobernar directamente a través de sus empleados como si fueran parte de una compañía petrolera extranjera. A estos últimos, los medios de comunicación los quieren presentar como representantes legítimos de la oposición política venezolana, pero en verdad son representantes de los Estados Unidos en Venezuela. La dictadura que están imponiendo no existe en nuestra Constitución y es claramente un eufemismo para lo que todos conocemos como un cambio de régimen, de la misma manera que se aplicó en Libia en 2011 con el Consejo Nacional de Transición.
En los días previos al golpe de Estado, el Vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence; el Secretario de Estado Mike Pompeo; el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton; y el Senador Marco Rubio (FL-R), entre otros funcionarios, amenazaron al pueblo venezolano, sus instituciones y sus autoridades civiles y militares con el uso de la violencia. De igual modo, hicieron públicamente llamados a un alzamiento militar con la deliberada intención de romper la cadena de mando de las Fuerzas Armadas, mientras reiteraban que “todas las opciones siguen sobre la mesa”, incluso la opción militar con la que ya el propio Trump ha amenazado en ocasiones anteriores y para la que ahora incluso países europeos anuncian estar preparándose.
Trump y Europa saquean las riquezas del pueblo venezolano
Con las mismas prácticas de las potencias coloniales europeas en África en el Siglo XIX o de Estados Unidos en América en el Siglo XX, Trump reintroduce los hábitos criminales de robo de las riquezas de los pueblos conquistados, todo con desprecio al derecho internacional.
Estas acciones son una muestra de que es claramente el gobierno de los Estados Unidos quien representa la mayor amenaza a la paz y estabilidad de América Latina y el Caribe. Como es ya su tradición, usan el chantaje y la coerción contra otros Estados para que reconozcan al presidente títere, y ejecutar así el mayor robo de la historia, propio de un régimen racista y supremacista guiado únicamente por la codicia y el odio. Lamentablemente, la Unión Europea, siguiendo sus peores tradiciones, se une al saqueo y a la aventura militar en Venezuela, como anunció el 30 de enero de 2019 el Ministro de Defensa de Portugal.
Mientras tanto, el primer acto del títere de los Estados Unidos fue pedir a ese país que interviniera a Venezuela. ¿Cuándo se ha visto que un nacional pida una acción militar que provoque tanto sufrimiento a su propio pueblo y quiera que lo llamen presidente? ¿Cuándo se ha visto que un nacional acepte que roben los recursos de su propio pueblo y quiera que lo llamen presidente?
Esa misma persona no reconoce dentro de Venezuela a nadie más que a sí mismo: desconoce al Tribunal Supremo de Justicia, al Consejo Nacional Electoral (el mismo órgano mediante el cual fue electo como Diputado a la Asamblea Nacional en 2015), a la Fiscalía General, a la Defensoría del Pueblo y a la Contraloría General. Hasta los momentos, el Diputado se auto-proclama jefe de dos poderes públicos del Estado: el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, lo que demuestra la naturaleza dictatorial del régimen que se pretende imponer hoy en Venezuela. Estados Unidos justifica todas estas acciones en nombre de la libertad, pero el único interés es saquear las riquezas de nuestro pueblo.
En este momento el plan de invasión a Venezuela está ejecutando el mayor robo en la historia de nuestro pueblo. Trump con el apoyo de países europeos está apropiándose de las refinerías, las sedes diplomáticas, y demás bienes y cuentas bancarias de nuestro país en los Estados Unidos; el Reino Unido igualmente está saqueando nuestras reservas de oro, en correspondencia con la gran tradición de saqueo del imperio británico. Es el regreso de la expoliación colonialista. La arrogancia de la élite británica, acostumbrada al saqueo, les permite pensar que pueden robar el dinero de todos los venezolanos impunemente, sólo porque se convierten en socios minoritarios de la colonia venezolana de Trump. ¿Qué país del mundo puede pensar que sus reservas monetarias tienen algún grado de seguridad en los bancos de un ex imperio saqueador apoyado por un fanático racista?
Mientras duerme protegido por los marines en la embajada americana en Caracas, el empleado de los Estados Unidos en Venezuela llama al alzamiento de las Fuerzas Armadas y a la rebelión civil, convoca a los funcionarios públicos a desconocer el principio de autoridad, ratifica los representantes diplomáticos nombrados por Trump ante organismos multilaterales y otros Estados, intenta sobornar por las redes sociales al servicio exterior venezolano, llama a la confiscación de los recursos financieros y activos del Estado venezolano en el extranjero, y acepta el despojo de nuestro sagrado territorio.
Un ejemplo es el nombramiento del supuesto representante de Venezuela ante la Casa Blanca, señor Carlos Vecchio, quien fue nombrado por el Senador Marco Rubio vía Twitter, y luego ratificado por la Asamblea Nacional. Este personaje fue anteriormente abogado de la compañía petrolera Exxon Mobil en nuestro país. Es decir, es literalmente un empleado de las petroleras estadounidenses en Venezuela. No puede haber señal más clara de un gobierno colonial que ésta.
Del robo externo a la guerra para el saqueo interno
A la luz de todo lo anterior y de las derrotas del gobierno de los Estados Unidos en el plano internacional, tanto en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se debe alertar sobre el próximo paso: la invasión militar. Argumentando una supuesta “crisis humanitaria” o amparándose en la desprestigiada noción de la “responsabilidad de proteger”, Trump quiere intervenir militarmente en nuestro sagrado territorio nacional. Debemos impedir que Venezuela sea la excusa para darle a Trump la guerra que está buscando con el objeto de salvar su pellejo como presidente. No podemos permitir que los traficantes de la guerra satisfagan su ambición y su codicia usando a nuestro pueblo como carne de cañón.
El derecho internacional es el único marco para tratar los asuntos venezolanos desde el exterior
La solución de la actual coyuntura que atraviesa Venezuela requiere, ante todo, del respeto a principios fundamentales que están claramente establecidos en la Carta de las Naciones Unidas. Se trata del respeto a la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos, a la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, al respeto de nuestras instituciones democráticas, y a la abstención del uso o la amenaza del uso de la fuerza. No estamos pidiendo nada distinto a lo que todo gobierno exige y espera del resto de la comunidad internacional. Al igual que no es Venezuela quien debe decidir sobre los asuntos internos de otros Estados, no puede ningún otro país pretender determinar el futuro de nuestra patria, incluyendo quién es el Presidente de nuestra nación. Es por ello que valoramos la digna posición de principios adoptada por los hermanos países del Caribe, así como sus esfuerzos a favor de la reducción de las tensiones y de una solución política a la actual coyuntura.
El Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, por su parte, ha expresado y demostrado su voluntad de diálogo. Nuestras herramientas son la política, el respeto a la ley, la racionalidad y la diplomacia. Estamos conscientes que hay oscuros intereses que nos quieren llevar a la guerra, como lo intenta Trump, y ser objeto de una posible invasión militar, lo cual coincide con los llamados de los aparatos de propaganda de Estados Unidos y Europa.
Nueva York, 31 de enero de 2019
Samuel Moncada Acosta