Efemérides

Hace 89 años muere el médico e historiador venezolano Lisandro Alvarado

Hace 89 años un día como hoy fallece en Valencia, estado Carabobo, el médico e historiador venezolano Lisandro Alvarado, un polifacético humanista venezolano del siglo XIX y buena parte del XX, cuyos restos mortales fueron elevados al Panteón Nacional, el 14 de mayo de 1980.

En su honor, la Presidencia de la República de Venezuela renombró al Centro Experimental de Estudios Superiores de Barquisimeto, como Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), mediante decreto N° 55, de fecha 2 de abril de 1979. La Academia Nacional de la Historia guarda en custodia una colección inédita de sus manuscritos.

Este tocuyano, nacido un 19 de septiembre de 1858, en el estado Lara, se destacó por su desempeño no solo en el área médica, sino también como naturalista, historiador, etnólogo y lingüista.

Estudió en el colegio La Concordia de El Tocuyo, donde recibió la influencia de los clásicos literarios y el conocimiento del latín, que marcarán su vida intelectual desde la edad de 8 años.

En 1871, se traslada a la ciudad de Trujillo para estudiar bachillerato, sin embargo debe abandonar los estudios y se dirige hacia Barquisimeto para contribuir en la manutención familiar.

Para 1878, se traslada a Caracas para iniciar sus estudios de medicina, tiempo en el cual estuvo en contacto directo con la vida política del momento. Ya para 1888, logró graduarse de médico en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

En la Universidad encuentra a Adolfo Ernst, profesor alemán en Botánica y Zoología, y Rafael Villavicencio, profesor de Historia Universal. Cursó además Derecho Romano y Canónico, Mineralogía y Cálculo Superior. Se inscribió en la Academia Militar de Matemáticas y asistió a Cátedra de Filosofía Intelectual del Colegio Santa María, regenta por el Dr. Elías Rodríguez.

Inició a continuación una carrera profesional que le llevaría a ejercer la medicina y la filantropía en todas las regiones geográficas de Venezuela. Llevó una vida de científico nómada, durante la cual investigó el folklore, la etnografía, la zoología, la botánica y la lingüística del país.

Alvarado produjo una copiosa obra impresa que incluye veinticuatro libros y numerosos ensayos, entre los primeros destacan “Ideas sobre La evolución del español en Venezuela”, “Glosario de voces indígenas”, “Alteraciones fonéticas del español en Venezuela”, “Neurosis de hombres célebres”, “Historia de la Revolución Federal en Venezuela” y “Delitos políticos de nuestra Historia”.

Este brillante venezolano tradujo al español de su idioma original, el francés, siete de los nueve tomos referidos a Venezuela del “Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente” de Alejandro de Humboldt.

En 1890, es nombrado Cónsul en Southampton, viaja a Inglaterra, pero pronto renuncia al cargo y regresa al país, para un año después volver a Londres, como delegado por Venezuela, al séptimo Congreso de Higiene y Demografía.

Allí, fue nombrado miembro del Consejo Honorario Extranjero del Congreso. En ese mismo año recorre Europa y a su regreso al país es designado Médico Cirujano Mayor del Ejército del Centro. Publica en el “Radical” un artículo sobre los partidos políticos, pasando también a realizar publicaciones de corte científico y sobre lingüística y lexicografía en otros medios de la época.

El 21 de junio de 1920, fue condecorado por el Gobierno de Francia. El 30 de julio de ese mismo año recibió la Orden del Libertador en Tercera Clase por el Gobierno de Venezuela. Además, ese año se publicó en Caracas el Glosario de “Voces Indígenas“, y el 10 de noviembre fue electo Miembro Honorario Extranjero de la Sociedad Americanistas de París.

En 1920, regresó a Caracas, se residencia en El Calvario y empieza a trabajar en la Dirección de Política Comercial (del Ministerio de Relaciones Exteriores), por intermedio de Santiago Key Ayala.

Como reconocimiento a su extensa labor en la investigación, fue incorporado como individuo de número de la Academia de Medicina (en 1905), la Academia de la Lengua (en 1922) y la Academia de la Historia (en 1923).

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