Hace 211 años Simón Bolívar juró en el Monte Sacro consagrar su vida a la libertad
Un comprometimiento con grado de juramento posee -para quien cultiva el respeto a la palabra empeñada y el honor- jerarquía de virtud suprema y se coloca por encima de otras opciones, intereses o anhelo
El 15 de agosto de 1805 el joven Simón Bolívar, a la edad de 22 años y teniendo por testigos a su viejo preceptor Simón Rodríguez y a su pariente Fernando Rodríguez del Toro, pronuncia el juramento que habrá de comprometer su existencia con el superior propósito de redimir la patria.
JURAMENTOS
Un comprometimiento con grado de juramento posee -para quien cultiva el respeto a la palabra empeñada y el honor- jerarquía de virtud suprema y se coloca por encima de otras opciones, intereses o anhelos. El juramento contempla, al modo que enseñó Hipócrates a sus discípulos, rigor, el que ha inspirado a las Escuelas de Medicina para hacer pronunciar su promesa de vida profesional a las cohortes de nuevos médicos, de modo que ejerzan siempre su ciencia con decoro, como instrumento de bien al prójimo. Así, el juramento implica devoción a un deber de altruismo y rectitud o una causa noble, de patria y humanidad por encima de cualquier inclinación personal. Y se hace con solemnidad y formalidades que obligan a su cumplimiento.
TESTIMONIOS
En la historia de América quedan tres testimonios de la veracidad del juramento proferido en Roma por el joven Simón Bolívar. Uno, de él mismo cuando ya inmortal Libertador se dirige en enero de 1824 a su viejo maestro Rodríguez y le recuerda del compromiso en tiempos en que todo parecía remoto por “la esperanza que no podíamos tener”. El segundo momento fue la conversación que ese mismo año 1824 sostuvo Bolívar en Perú con el almirante Paldwin, quien lo recoge en escritos sobre su visita al héroe caraqueño. Y la tercera evidencia de que sí se dio el magno compromiso de Roma lo recogió en un libro publicado en 1913 el escritor Fabio Lozano -de una conversación entre Manuel Uribe Ángel y el maestro Rodríguez- en cuyas páginas se plasma el texto del Juramento que ha conocido la posteridad.
EL TEXTO
De acuerdo con el relato de Rodríguez a Uribe y transmitido luego a Lozano, el joven Bolívar había hecho referencia a la magnificencia de la historia de Roma y sus ruinas, vistas a la altura de las Siete Colinas: “… Con que este es el pueblo… de los Gracos y los Horacios… de César y de Bruto”. Quiso el futuro Libertador dar prestancia heroica al tremendo reto que habría de asumir, una vez pronunciadas las palabras decisivas de su alocución: “¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”.
EL MONTE
¿El hecho tuvo lugar en el Monte Sacro, como indica Simón Rodríguez en su relato a Uribe? Téngase en cuenta que este nombre es muy conocido entre las Siete Colinas de la Roma histórica, y es fácil que siendo otra la cima se le confundiera, por ser objeto de mayores referencias en la época en que los tres venezolanos visitaron Roma. Joaquín Díaz González supone que el acto se dio en el Monte Palatino, mientras que Caracciolo Parra Pérez establece el Aventino como el escenario, por su mayor altitud respecto a los otros. El debate se mantiene
“COMPROMISO FORMAL CONSIGO MISMO…”
“… El juramento hecho en Roma resulta de ese modo, no un hecho accidental, simplemente emotivo, sino el necesario final de todo un proceso de captación definitiva de una idea que llevaba a un proyecto político. Era un compromiso formal consigo mismo, de consagrar su vida a la búsqueda de un ideal preciso. Escogió la ciudad de Roma, que era un marco adecuado a la época para manifestar ese compromiso. La publicidad no era necesaria. Bastaría saber, él mismo [Simón Bolívar], cuál era la responsabilidad personal que había asumido” [Tomás Polanco Alcántara, Bolívar, Cs 2004, pág 101].
