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Grupo de panaderos domésticos obtuvieron licencias

Enmarcado dentro de la perspectiva de la inclusión social, impulsada por el amor de la revolución hacia los venezolanos, el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) -reconocido por la capacitación de jóvenes en el sector administrativo- vio nacer ayer su primera promoción de expertos en Panificación Doméstica.

En el curso de 186 horas, jóvenes y adultos recibieron herramientas para aprender a dominar el arte culinario con teorías y prácticas, enfocados en el área panadera.

La idea de la formación, inicialmente, es fomentar el amor por el trabajo doméstico, amén de promover el uso de harinas alternativas, por ejemplo, las derivadas de los productos de las cajas CLAP.

Bajo la guía del profesor y chef, Carlos Lucera, y la supervisión de Yelena León, los formados recibieron, concienzudamente, las técnicas de cómo alentar la producción y el trabajo armonioso dentro de la comunidad para la comunidad.

Es una iniciativa que busca seguir expendiéndose a través de un proceso sencillo de citación a los interesados la sede del Inces, la fijación de una fecha de inicio. Luego viene la mayor disposición de formarse dentro de un grupo excepcional de talentos.

Como parte de su proyecto final, los promovidos realizaron una degustación de su producción panadera en distintas presentaciones.

Fungieron como jueces para dar el visto bueno a la producción, familiares y directivos la institución calificados en la materia, quienes expresaron su opinión sobre los beneficios de los panes ofrecidos. Dejaron claro que los objetivos del curso se lograron al máximo.

La sorpresa de la metodología

La implementación de nuevas recetas se afianzó en ir más allá de copiar lo tradicional. El proceso arrancó con masas moldeables para comprender su funcionalidad y la estructura del pan hasta llegar a la innovación de las harinas alternativas preparadas con productos extraídos del hogar, como vegetales y granos. Esta técnica viene a solventar las carencias de productos tradicionales, amén de impulsar la creatividad culinaria venezolana a niveles de potenciar una alimentación sana y variada.

“Se emplearon técnicas caseras, no hubo ninguna máquina, todo se hizo a mano”, comentó el chef Carlos Lucera.

El Inces mantiene los cursos de manipulación de alimentos e impulsa otros en distintas áreas gastronómicas para seguir fomentado el amor al trabajo en la comunidad.

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