Siempre se ha presentado al mes de febrero como un mes lleno de rebeldía y amor. Mes que se sembró en el recuerdo de los venezolanos donde se logró vociferar a los cuatro vientos aquel 27 y 28 de febrero del 1989 el ciclo oprobioso, degenerado y anti patria que vivió el país, donde se arrinconó a más del 84% de la población con una pobreza generalizada, y más del 20% con una pobreza crítica a perder todos sus derechos de accesibilidad a la salud, a la educación, a la economía y a las esperanzas de poder albergar una sociedad de bienestar y felicidad. Muy lamentablemente allí vino la arremetida asesina del gobierno adeco, fechas grises donde el mismísimo Antonio Ledezma le cargaba el maletín al genocida Carlos Andrés Pérez, así eran y así siguen siendo esos que se hacen llamar defensores de ese tipo de democracia.
Así, en medio de esa desgracia social y política, hundidos ante las manipulaciones y maldades de unos políticos títeres de grupúsculos de familias adineradas, bandidas, y la burguesía parasitaria, y con el servicio de los medios de comunicación indolentes; todas las riquezas del suelo patrio se fueron perdiendo sin posibilidades que el pueblo noble accediera a la inclusión o participación de la organización productiva del país, era un permanente festín de lambucios, sanguijuelas, mutiladores de la vida del pueblo.
Posteriormente fueron esos detonantes los que llevaron a un valioso conjunto de hombres de las Fuerzas Armadas con amor patriótico a protagonizar aquel 04 de febrero del 92, una insurrección de ese viciado proceso capitalista y que el pueblo apoyó a este movimiento Bolivariano y Revolucionario que sacudió los cimientos de la patria bajo el liderazgo del comandante eterno Hugo Chávez Frías. Un hombre que socializó con el pueblo unos ideales que nos ha permitido echar las bases de la Venezuela que todos quieren, una nación poderosa de amor, de paz, de honestidad, de eficiencia, de inclusión, de libertad, de soberanía, de igualdad social y una potencia en la producción económica con la inclusión de todo un pueblo organizado y movilizado en las tareas necesarias. Nunca se debe olvidar esa insurrección militar rebelde bolivariano del 4 de febrero de 1992 que forzó la agonía y muerte del Pacto de Punto Fijo que había comenzado ese 27 y 28 de febrero de 1989, tras la explosión social que fue ahogada, masacrada, reprimida con fuego y muerte por Carlos Andrés Pérez y unos asesinos serviles de la burguesía.
Hemos relatado que fue allí cuando las garras del imperialismo en defensa de sus intereses económicos mundiales, a través del paquetazo de Carlos Andrés Pérez, sugirió una serie de recetas venenosas para Venezuela. Los pobres habitantes de los cerros de Caracas, Los Teques y Guarenas no aguantaron estas medidas neoliberales, todo eso fue el detonante para el estallido social llamado por algunos sociólogos y políticos, el Día en que bajaron los cerros. Algunos ya obstinados del mal o poco comer, ante la especulación y acaparamiento de los alimentos de la canasta básica.
La respuesta del indolente gobierno fue peor. Masacrar a un pueblo indefenso, que despertó del letargo de ver cómo se apoderaban de las grandes riquezas del suelo venezolano, abriendo un insondable abismo entre ellos y las grandes mayorías de venezolanos y venezolanas que dejaban el sudor de sus frentes y no alcanzaban el más mínimo acceso a la comida mucho menos a servicios básicos como agua, electricidad, educación, salud, empleo, seguridad social y justicia social. Fueron días grises de febrero cuando las armas de la patria salieron a empañar de sangre las calles de Caracas, derramadas por las voces del pueblo pobre que demandaba justicia e igualdad social.
Por esos más de cuatro mil hombres y mujeres que dejaron sus vidas en ese febrero, hoy tenemos que estar más unidos que nunca, más firmes que nunca, para gritar a los cuatro vientos que esa burguesía parasitaria, que esa oposición dibujada hoy con nuevos rostros, no mancillarán nuevamente la tierra de Bolívar, porque son ellos los mismos que agitan a un golpe de estado contra Nicolás Maduro, contra el pueblo; en fin, hay que estar cada día más consciente de nuestras responsabilidades con la patria porque es el mismo imperio, ese que “no juega carritos” para asesinar a los hombres y mujeres y a su dignidad como pueblo.
Rememorando al Chávez de un desfile el 5 de julio del 2012, sobre la burguesía y los componentes militares… ¡Ah! es que la burguesía, a ellos les gustan los soldados que no son soldados, si no los soldados que dejando de ser soldados traicionan a su pueblo, traicionan a su historia y terminan arrastrándose a los intereses de la burguesía y del imperialismo…finalizo esta reflexión ese día sentenciando…más nunca ni un solo soldado venezolano manche el glorioso uniforme Bolivariano arrastrándose a los intereses de la burguesía y del imperialismo. Estamos aquí para servir al pueblo de Venezuela a la independencia y a la construcción del socialismo venezolano y en eso, sin descanso alguno anda nuestro líder Nicolás Maduro Moros un Presidente que cuenta con la magistral y poderosa formula de la unidad total de un pueblo y sus soldados y sus instituciones. Hay ahora y vendrán por siempre un febrero de rebeldía hacedora de patria, donde la historia será un constructo de mayo dignidad antiimperialista, de soberanía, paz y prosperidad.
Juntos…todo es posible
Por: Geovanni Peña