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Elio Paredes: si hubiésemos dañado al pueblo en la Cota 905, habriamos fracasado

El general confirmó que existen planes de los aliados del Koki de retomar sus espacios en el sudoeste caraqueño

El general Elio Ramón Paredes Estrada todavía se ríe a carcajadas de aquella llamada telefónica que le hizo la madrugada del 30 de abril de 2019 el teniente coronel expulsado Ilich Sánchez, uno de los cabecillas de esa intentona golpista que le vendió al país en las primeras horas la idea de que Juan Guaidó y Leopoldo López ya tenía tomada la base aérea La Carlota. “General, usted perdió su momento de gloria”, le dijo Sánchez al hilo telefónico cuando Paredes lo increpó sobre su presencia en La Carlota.

En ese momento, el general Elio Paredes recordó la reciedumbre de su padre, quien también se formó en las filas de la Guardia Nacional Bolivariana y comenzó, junto a otros militares, a desmontar ese nuevo intento de desplazar al presidente Nicolás Maduro. “Me llamó uno de los tanquistas para decirme que los llevaron engañados a La Carlota; le dije ‘vente’; antes del mediodía ya todos los vehículos militares estaban de vuelta”, narró Paredes Estrada.

Dos días después de ese episodio, el general Elio Paredes Estrada fue designado por el presidente Nicolás Maduro como director de la Policía Nacional Bolivariana hasta el sol de hoy. Carlos Pérez Ampueda, otro general, le entregó el mando en El Helicoide, esa obra arquitectónica de los años 50 en cuya cúpula geométrica tiene su sede el principal cuerpo policial de Venezuela.

El largo pasillo que antecede a su despacho es un museo dedicado al fallecido presidente Hugo Chávez con pendones que guardan fotografías de su paso por la Academia Militar, la prisión, como jefe de Estado y el mausoleo que guarda sus restos en el Cuartel de La Montaña.

—Ya se va a cumplir un año de la Operación Gran Cacique Guaicaipuro I cuando las fuerzas de seguridad ciudadana desalojaron a alias El Koki y su banda de la Cota 905. ¿Qué lecciones en lo profesional le dejó la toma de la Cota 905?

—La lección más importante fue el respeto a los derechos humanos. Porque nosotros concebimos esa operación con mucho cuidado, porque si hubiésemos cometido un daño colateral contra el pueblo, esa operación hubiese fracasado. Si hubiésemos dañado al pueblo, habríamos fracasado. Primero, la operación fue bien planificada y con mucha inteligencia actuaron los servicios especiales de la policía. Nosotros no fuimos a la Cota porque teníamos que acabar con El Vampi, El Garbys y El Koki; nosotros fuimos a desarticular la banda, a desarticular toda la estructura criminal que al final fue lo que dio resultado.

—Y los dos cabecillas que quedan vivos ¿dónde están? Me refiero a Garbys Ochoa (El Garbys) y Carlos Calderón (El Vampi), entre otros.

—El Vampi tenemos la información de que se fue a Colombia. Y El Garbys, estamos investigando, porque, no está en la Cota 905, pero puede estar en alguna parte del estado Miranda o cerca. Y de allí es donde viene este tipo de acciones, que es tratar de recuperar el territorio, que no lo van a hacer.

—Precisamente hubo dos ataques durante mayo en la Cota 905: uno a la División contra la Delincuencia Organizada y otro hacia un punto móvil de la PNB. ¿Ya detectaron quiénes están detrás de esos hechos?

—Estamos detrás de una banda que quiere volver a la Cota 905. Y, como en ese sector la presencia policial es permanente, ellos no han ingresado como antes. Ellos quieren ingresar y por eso han intentado en dos oportunidades sabotear la presencia policial. Ellos quieren hacer creer que están en la Cota 905 con armas, eso es falso.

—Se mueven en las redes sociales.

—Precisamente a través de las redes sociales desde Colombia mandaron un mensaje donde solicitaban que se sublevaran, que manifestaran y cuál fue el resultado: solamente salieron 19 personas, menores de edad y damas. Hace 10 días aproximadamente.

—¿Cuál era el motivo de la protesta?

—Porque nosotros logramos capturar al que cantó la zona cuando hicieron el segundo ataque (29 de mayo 2022) en el sector Las Brisas. Los atacantes ingresaron por El Paraíso. A las 6 pm de ese día fueron a verificar si las cámaras servían. Ellos ingresaron por un colegio, lanzan la granada, ametrallan y se van. Capturamos al que cantó la zona y después logramos neutralizar a dos integrantes de esa banda.

—Es decir, ellos tienen aún aliados en la Cota 905.

—Claro. Además de aliados tienen familiares, hay jóvenes que les dan información. Ellos están intentando volver a la Cota 905 pero no lo van a lograr, porque eso fue lo más importante en la toma de ese sector en julio del año pasado: llegar al espacio, tomarlo y quedarnos. Si no se hacía eso, fracasamos.

—Recientemente publicamos en Últimas Noticias una información según la cual hay 30 aliados de la antigua estructura delincuencial viviendo en la Cota 905. ¿Eso es cierto?

—Cuando nosotros hacemos la toma (julio 2021), desarticulamos la organización, el mando…pero quedan. Quedan esos implicados que están en las fotos que han sido reseñados, que tienen sus apodos, que están claramente identificados, pero ellos quedan allí. No son tan públicos como antes; porque ellos tenían garitas, controlaban todo, todos los comerciantes tenían que pagarle sus tarifas. Hacían vida. Ya no. Ahora, nosotros como policías tenemos que ubicar (a esos 30), capturarlos y ponerlos a la orden del Ministerio Público.

—El último ataque a la policía fue el 29 de mayo pasado, en paralelo a una acción contra la sede del Cicpc Las Tejerías, Aragua.

—Ese día, pienso que se buscaba una acción arbitraria de la policía. Yo les decía a los comandantes, que le estamos demostrando a nuestro pueblo la profesionalización de la policía. En otras épocas, herían a un oficial y eso era 200, 500 presos, abatidos…y no fue así.

—¿Esos dos ataques contra sedes policiales fueron coordinadas?

—Presumimos que sí. Porque ellos buscan es el choque mediático. Pienso que fue organizado desde Colombia. Existe una política de Colombia que va a seguir intentando desestabilizar al Gobierno, a nuestro pueblo. Y nosotros en la toma de la Cota 905 detectamos las construcciones, las orientaciones; lo que se ve en la frontera con Colombia con sus garitas, así mismo estaba en la Cota. La misma doctrina que utilizan las bandas criminales colombianas se trasladó a Venezuela. ¿Con qué fin?, desestabilizar.

En Las Tejerías también tenían esa infraestructura

—En Las Tejerías había una garita que tenía todo el control de la autopista regional del centro. ¿Qué quiere decir?, que, si hubiese habido un evento negativo aquí en Caracas, ellos logran cerrar ese acceso. Y pienso que eso es la intención de estos colombianos. Que a la hora que ocurra un evento tipo Haití (asesinato del presidente Jovenel Moise, 7 de julio de 2021), utilizan las bandas criminales para sabotear e impedir la acción policial, de la Fuerza Armada. Ellos intentan eso, que no lo van a lograr, porque tenemos el control. Pero eso era la intención de ellos.

—Ahora, en Las Tejerías no está del todo cerrado el asunto, porque Carlos Enrique Gómez Rodríguez (El Conejo) anda enconchado.

—Sí. El problema, que es diferente a la Cota 905, es que en Las Tejerías el área es muy extensa, es mucha montaña. ¿Cuál fue la ventaja que ellos tuvieron respecto a nosotros?, era la parte geográfica. Ellos hicieron una resistencia y en esa resistencia fue donde cayó Carlos Revette (El Koki) y los otros lograron escaparse hacia las montañas. Eso es igual en Altagracia de Orituco (Guárico) donde su condición geográfica les permite esconderse en las montañas.

—Altagracia de Orituco (Guárico) es la sede principal del Tren del Llano, cuyo líder Gilberto Malony migró a Sucre para traficar droga de Colombia.

—Todo viene conectado con los narcotraficantes colombianos y la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos, la DEA. ¿Cuál es el plan de ellos?, primero, controlar el territorio para extorsionar. Segundo, una vez controlado el territorio, permitir el aterrizaje de avionetas, aviones con carga del narcotráfico, asegurar el paso de la droga. Eso es lo que buscan ellos. Su fin último es asegurar el paso de la droga utilizando a Venezuela como puente.

—Parte de ese proyecto iniciaba con el control de la Cota 905. ¿Cierto?

—Claro, cuando uno se pone a analizar ellos buscaban tener el control no solamente de la Cota 905, sino de las parroquias El Valle, La Vega, Santa Rosalía, El Paraíso y Caricuao. Tener ese margen de la montaña que existe en Caracas y actuar impunemente.

—Antes de entrar a su despacho observamos ese museo dedicado al fallecido presidente Hugo Chávez con afiches sobre el nacimiento de la PNB (20 de diciembre de 2009) y la presentan como un cuerpo de seguridad netamente preventivo.

—¿Por qué es preventiva? Siempre el Estado, para garantizar el bien común de sus ciudadanos, utiliza el poder de la policía. Somos netamente preventivos, somos una policía de proximidad. Tenemos un servicio especializado de policía comunal que está en todo el territorio de acuerdo con los cuadrantes de paz, donde se hacen programas de prevención, se ayuda, se atienden las denuncias y hay esa interacción permanente. Todos los servicios son preventivos, no solamente el de policía comunal.

—Cuando usted habla de policía netamente preventiva ¿es en contraste a otra concepción que había del servicio policial?

—Claro. Antes más que todo se usaba la fuerza. Con esos planes íbamos a una comunidad, 300, 400 detenidos y finalmente quedaban uno o dos. La presencia era más arbitraria. En este caso no. Los diferentes operativos que hemos hecho en Altagracia de Orituco (Guárico), Las Tejerías (Aragua), San Juan de Unare (Sucre)…allí hemos ido detrás del delincuente.

—¿Cuál es el enfoque en esos operativos que usted ha mencionado?

—La misión no es detener por detener sino hacer una investigación previa, una inteligencia e ir hacia donde están esas bandas criminales para desarticularlas y sacarlas de la zona, como sucedió en la Cota 905.

—¿En esos operativos se respetan los derechos humanos?

—Eso se cumple, primero, porque la formación del funcionario en materia de derechos humanos comienza en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad y en la vida policial, nosotros los comandantes, obligamos, supervisamos que se cumpla el debido proceso. Al cumplir el debido proceso ya nosotros estamos respetando los DDHH. El buen trato a la ciudadanía, esa es la línea de mando, las órdenes que se dan. De hecho, nuestro lema es proteger, defender y servir a nuestro pueblo.

—¿Y si el funcionario policial se sale de esas líneas?

—Tenemos dos organismos importantes: uno es la Inspectoría de Control de Actuación Policial y la Comisionaduría Nacional de Derechos Humanos. Allí nosotros le levantamos el expediente al funcionario y aquél que viole los DDHH, que cometa exceso o no haga un buen procedimiento policial, lo expulsamos de la institución, previa investigación. Tenemos un contacto permanente con el Ministerio Público para evitar este tipo de anormalidades en los cuerpos policiales.

—En el control de manifestaciones es donde mayormente se presentan ese tipo de anormalidades, según los reportes divulgados.

—En el control del orden público hemos afianzado una doctrina policial donde garantizamos la no violación de los derechos de los ciudadanos que estén manifestando. Aunque estén violentos o estén cometiendo algún delito, nosotros siempre debemos actuar respetando el debido proceso.

—El Estado venezolano ha sido denunciado ante organismos internacionales por presuntas violaciones a los derechos humanos. La PNB ha recibido la visita de alguna de esas instancias extranjeras.

—Hay una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) donde se está tratando de decir que el Estado no tiene la capacidad de enjuiciar o llevar las investigaciones de quienes atentan contra los derechos humanos. Una matriz internacional con la intención de decir que nuestro país es ingobernable, que aquí hay una dictadura.

—Ustedes han tenido oportunidad de revisar esas denuncias.

—Cuando nos encontramos con las denuncias que han llegado a la CPI, a veces son con personas que no aparecen, denuncias que fueron tomadas de las redes sociales. La mayoría de esas denuncias ha sido más bulla. Ahora, nosotros hemos procurado que estas actuaciones de orden público o de los servicios especiales, ejecutadas de forma irregular, no queden impunes. Que el funcionario no vaya a creer que porque tiene el uniforme, él tiene una patente para arrasar.

—¿Cómo se restablece el orden público caotizado, desbordado?

—El restablecimiento del orden público es algo legal y por eso es que uno siempre debe tratar de utilizar los medios que están estipulados para abordar las manifestaciones violentas. Y una vez que se detenga a una de esas personas, llevarlo al comando policial y que se le haga el reconocimiento médico-legal. Porque ha habido muchas denuncias luego de las capturas; parece que hubo exceso, que se los llevaron a sitios donde fueron maltratados.

—A veces notamos una impotencia en las personas cuyos familiares son detenidos y no encuentran un organismo que les pare a su denuncia. Se le trancan los caminos.

—Nosotros tenemos la Oficina de Atención a la Víctima, que está fuera del comando policial. Es un ente independiente donde se ventila todo lo relacionado con violación de derechos humanos. Aquí en Caracas está ubicada en Parque Central. Sin embargo, en todas las estaciones policiales y los centros de coordinación policial tienen una Oficina de Atención a la Víctima. Allí puede llegar la persona a denunciar.

—¿Cómo se viene comportando el índice delictivo en la Gran Caracas?

—El índice delictivo lo podemos comparar de dos formas. Primero, el de 2022 con el de 2019. ¿Por qué 2019?, porque ese año la ciudad estaba activa tal como está ahorita. En comparación con el índice delictivo de 2019, hemos disminuido más de un 30%. En comparación a 2021, que vino la pandemia, se disminuyó, pero en poco porcentaje.

Al detal

  • “Tenemos ahorita 43.000 policías, pero ya se van a graduar casi 7.000 en julio. Vamos a llegar a 50.000 hombres. La orden de nuestro comandante en jefe es tener 100.000. Actualmente nos estamos desplegando en todos los municipios y parroquias de Venezuela”.
  • “Todo aquel funcionario que se ha retirado de la PNB, que mantuvo una buena conducta y quiera volver a ingresar, estamos recibiéndolos aquí en la institución. Igualmente, el personal militar retirado que quiera ingresar. Todos van a un curso y posteriormente reingresan a la policía”.
  • “En Caracas la PNB tiene a su cargo 12 de las 22 parroquias y el resto están bajo supervisión de la Guardia Nacional Bolivariana. En esas 12 parroquias tenemos 40 cuadrantes de paz, entre ellos Sucre (Catia), Antímano, Santa Rosalía (El Cementerio) y El Paraíso”.
  • “Nuestra política, que la da nuestro comandante en jefe, es capturar a los delincuentes y desarticular la banda. Para la policía no es un crédito neutralizar a tantos; es capturar, desarticular y que no operen más en tal o cual sector. Así nos desenvolvemos y hemos obtenido resultados positivos”.

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