El Valle del Espíritu Santo y sus historias
*Hablar con un personaje sabio es muy grato y más cuando el tema es sobre el amor a su tierra, a su gente, a su región, el cronista Régulo Hernández, a sus casi 80 años da muestra de su sabiduría, la que le gusta compartir en forma diáfana.
El cronista Régulo Hernández, nace en El Valle del Espíritu Santo, el 22 de junio de 1936. Hijo de Felipe Bartolomé Hernández Zuniaga y María Elvira Cedeño Hernández. Junto a otros cinco hermanos vivió parte de su infancia en la casa de al lado a la que hoy ocupa, su cálida y amable residencia de nombre Charaguarai (tal y como llamaban los indios Guaqueríes esa zona de El Valle del Espíritu Santo).
Su padre era obrero petrolero. Con dos salidas del valle, a los 4 y a los 7 años, su rumbo familiar siguió por unos años en El Tigre, en donde se crió.
El cronista de El Valle, Régulo Hernández, es reconocido por todos los pobladores de esa zona y en toda la isla. Hombre amable, carismático y conversador.
Con cierto orgullo habla de su vida estudiantil, revolucionaria. Considera que su tiempo de liceísta “fue bastante difícil”, ya que estaba en el movimiento clandestino. Fue expulsado de varios liceos y concluye su bachillerato en Liceo Fermín Toro de Caracas. En ese año, comenta orgulloso Hernández, ya estaba de novio con la que sería su esposa, su compañera de vida, ya hoy fallecida, Hilda Josefina Río Hernández, quien fuera socióloga, profesora de la UCV. En aquellos años mozos y de cabezas calientes, su novia era la reina del Liceo y junto a otros catorce compañeros fermintorianos cae preso por los agites políticos de la época. Era el año 1956.
Este connotado margariteño, estudió economía, con especialidad en agricultura. Fue profesor en la Facultad de Economía y Derecho, de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Se gradúa en 1961. Hizo Postgrados; uno en Santiago de Chile y otro en la Universidad de Londres, Inglaterra. Participó como profesor invitado en la Universidad de Santo Domingo y en un Instituto de Colombia.
Estuvo años como director de la escuela de Economía. Se jubila en 1996.
Desde muy temprano escribe. Varios libros versan sus temas de investigación sobre cultura, folklore, idiosincrasia, religiosidad mariana. En economía muchos son los temas escritos, destaca la obra “Agricultura y Desarrollo”.
De la misma manera, es versado articulista, comunicador e investigador innato, un conocimiento que ha sabido compartir con sus estudiantes y lectores. En años más recientes, en esta época revolucionaria en Venezuela, desde 1999 se vio prestado a la política, logrando importantes posiciones. Fue presidente del Consejo Legislativo del estado Nueva Esparta (2001-2002) y diputado a la Asamblea Nacional (2005-2010).
Un sinnúmero de actividades lo han destacado como el prominente profesional, intelectual, docente y político que es hoy, más su condición de cronista es invaluable, hay que escucharle hablar esas historias, las que relata con pundonor y pasión.
En la referencia histórica de El Valle un caudal de conocimiento y vivencias e investigación afloran. La memoria del cronista se eleva.
En 1995 el cronista regresa al Valle y enfila su vida a nuevos horizontes. La política le daría brillo. Sin dejar su sapiencia intelectual, literaria y de investigador, escribe su libro “Tradiciones y Costumbres Valle-Espirituanas” y luego “Vallarías Primeras”, “la Virgen del Valle”, “la Virgen y su templo”, “Palabras amigas”, “Valieras en Cachos y Potes”, en otros. En 1996 fue designado cronista del Valle.
Este privilegio de cronista lo sublima a recibir en tiempos recientes-durante el gobierno del ex gobernador Carlos Mata Figueroa-el nombramiento como “el cronista de la isla de Margarita”.
Mientras renace la inspiración en nuestra conversación el relato se hace vivo y dice: “El Valle de Caraguata-como se llamaba esta zona del Valle en la época pre colonial es la parte sur de margarita, una referencia escrita sobre el nombre de esta región de la isla. También algunos cronistas coloniales hacen referencia al Valle de Caraguatá, en crónicas escritas, en el siglo XVII, comenta. Después se hablaba “del pueblo viejo”, referido a este Valle, también hacían referencia al Puerto de la Mar. Luego los margariteños más antiguos le llamaban El Valle de la Margarita, porque de acuerdo a un escritor, historiador, este fue el primer Valle conocido dentro de la literatura colonial.
Luego acá, donde se venera a la virgen del Valle, se llamó El Valle del Espíritu Santo, como se conoce hasta ahora-sigue relatando el cronista- porque el pueblo Espíritu Santo era en Porlamar.
Refiere, “cuando la gente de Porlamar pasa a Santa Lucía, en la Asunción, una parte de esa población se viene al Valle y le da el nombre del Valle del Espíritu Santo a esta región”.
¿Cómo era El Valle?
-Este pueblo era de fincas agrícolas, y dentro de la economía originaria se daba en gran producción la yuca, el maíz, ají, berenjenas, y cacería menor (aves, conejos, etc.) que eran la base fundamental de la agricultura. Hasta entrado los años 60 el pueblo acá producía todo lo que consumía y quedaban excedentes para venderlos en Porlamar.
Explica que había “una dualidad armónica” entre El Valle y Porlamar, en donde se producía todo lo que se llamaba las vituallas, las que son ahora llamadas “verduras” y en Porlamar se producía las especies marinas, era una unidad económica desde aquí, del Valle hasta Porlamar.
El excedente de productos del Valle lo comerciaban las Marereas (mujeres vendedoras, con cestas grandes sobre sus cabezas), de quienes comenta que fue un grupo muy importante dentro de la historia social en la zona, trabajadoras que bajaban de las montañas cargadas de verduras y frutas para vender. “Las mujeres eran trabajadoras y originales”, reitera Hernández…
Este relato de las Marereas está implícito en la cultura de la isla. Se dice que las mujeres iban caminando con sus cestas a la cabeza, repleta de productos de la siembra y algunas incluso iban tejiendo al paso que caminaban con su comercio ambulante. De estas mujeres y su trabajo queda la referencia cultural con la “la fiesta de las Marereas”, un festejo en honor a ese recordatorio.
Otros valles también destacan como; El Valle de San Juan y el de Paraguachí, que se suman al del Espíritu Santo y al Pueblo de la Mar (Porlamar).
¿Y los indios guerreros?
-Los Guaiqueríes tenían acá su asiento y siguiendo el río hasta su desembocadura en Guaraguao. De acuerdo a documentos coloniales, la primera ermita se hizo en la isla en 1518, aunque se supone que ya había acá españoles.
En cuanto a los aguerridos indios margariteños explica: “Después del maremoto de Cubagua-llamada en ese entonces Nueva Cádiz- sismo que se produjo una navidad de 1541, arrasó con todo esa isla. Se vino abajo toda una estructura institucional que allí existía, ya que era productora de perla.
Refiere que la primera ciudad que se construyó en el continente americano fue Cumaná (y por ello se le conoce como la Primogénita del continente), ya había islas ocupadas.
La referencia sobre la fortaleza de los indios. Los Cumanagotos, los Caribes lucharon duramente contra los españoles colonizadores. Refiere que los Cumanagotos, entre muchas estrategias, se conoce que incluso llegaron a cerrar las fuentes de agua a los españoles, en una resistencia que al final terminó por exterminarlos.
Dice el cronista: “Es entonces cuando la gente de Cubagua comenzó a venirse para la Isla de Margarita. Y llegaron al Valle- según dice Nectario María, quien según Hernández es el mejor historiador mariano- quien sostenía que la Virgen del Valle fue traída a la isla el 10 de enero de 1542.
Hernández aclara: “Pero hay un documento de 1533 que nos permite conjeturar que la virgen estaba desde mucho antes, porque ya en esa época hablaban de la Virgen de Septiembre-como le llamaban entonces-, puesto que la virgen nació el 8 de septiembre”.
Destaca Hernández que la virgen de Septiembre “era una virgen de imagen andaluza, con un estilo de finales del siglo XV-XVI, la imagen sin niño, sin ser madre”.
Otra virgen destacada en la Isla de Margarita, es la del Pilar, de quien dicen fue enviada por Juana la Loca, reina española, quien envió una imagen pequeña de oro, la cual según existe y la mantiene a resguardo familias en la zona de Los Robles.
En ese entonces Margarita no tenía una Diócesis, dependía de la de Cumaná o de Guayana, prosigue relatando.
Sobre “la aparición de la virgen” hay varias leyendas; “hablan que apareció en la Cueva del Guache, otros dicen que en la zona de Guaraguao, también que apareció en donde se ubica ahora la iglesia, (en donde había en aquel entonces un bosque, leyendas muy bonitas).
“De manera que la virgen tiene acá más de cuatrocientos años”, resalta el cronista.
Luego de la presencia de la virgen- a quien ahora se festeja más de un siglo de su coronación- fue signando toda la sociología de un pueblo, asegura, lo que ha dado una identidad particular muy propia de la isla y del Valle.
Relata que a los indios Guaiqueríes, les costó aceptar la religión católica, la cual obviamente no entendían. “Los Guaqueríes fueron esclavizados para la producción de perlas en Cubagua. Allí comenzó el genocidio. A los indios se les obligaba a pasar mucho tiempo en el mar, buscando perlas, al punto que algunos hasta le explotaban los pulmones y otros a veces no aparecían, y otros eran capturados y vendidos fuera de la isla. “Eso está escrito” destaca.
Con relación a la Diócesis, Hernández expresa que en el documento Papal del Vaticano se habla es del “patronazgo” de la virgen, que en el caso de la virgen del Valle es la patrona de Oriente y del Sur de Venezuela.
Sobre este punto dice: “En esa época colonial la Diócesis de Guayana abarcaba los cuatro estados orientales y los dos territorios federales (Amacuro, Amazonas) y el estado Bolívar. Ese Patronazgo se instituyó en 1921, según ese registro Papal.
En tiempos más actuales, en 1911, tuvo lugar la coronación canóniga, en este milenio, una referencia que tienen muy pocas vírgenes. En esa época ya teníamos acá dos vírgenes coronadas; la del Valle y la del Socorro. Y después la virgen del Valle fue la patrona mayor de la Diócesis de Guayana, en 1921.
Luego se instala la Diócesis de Cumaná y Margarita comenzó a ser una comunidad religiosa, adscrita a esa Diócesis de Cumaná, hasta que se instala la Diócesis de en la Isla de Margarita.
Su regreso al Valle
Es en 1995-cuando se jubila de la UCV- que Hernández regresa al Valle del Espíritu Santo. Escribe sobre el Valle de Charaguarai y en poco tiempo lo nombran cronista del Valle.
También unos cronistas coloniales, de los siglos XVI y XVII, hacen referencia al Valle de Charaguarai. Le llamaban también “pueblo viejo”, en referencia al Valle, al Pueblo de la Mar.
Algunos personajes margariteños le llamaban “Valle de la Margarita”-que de acuerdo a un escritor, historiador, fue el primer valle conocido en la literatura colonial, para luego pasar a llamarse Valle del Espíritu Santo.
El Valle y el turismo
La condición de privilegio que tiene El Valle con relación a su potencialidad turística es obviamente el tema religioso, no obstante, la historia refiere que atractivos como un río que pasaba por el Valle era también una razón de peso y gusto para el visitante.
El cronista relata; “sobre el río yo escrito mucho” y dice: “Se llamaba el río Valle, se venían de otros pueblos a disfrutar, pero yo diría que ese río lo asesinaron, porque empezaron a construir en la montaña, truncaron los manantiales y lo desaparecieron prácticamente”.
Destaca que la Virgen del Valle, es la referencia turística religiosa por excelencia, pero resalta que el río era en aquellos tiempos “el padre nuestro del Valle”, porque del rio se sacaba arena, daba el agua para consumo humano, las mujeres lavaban su ropa, “el río resolvía muchos problemas”, resalta Hernández.
Refiere a las lavanderas de la época en ese río. Ver a las lavanderas extendidas a lo largo del río en su faena diaria “Era una cosa preciosa”, “era casi un orfeón”, comenta.
El cronista, el político, el amante de su Valle, relata que hizo intentos, con ayuda de un gobernador, en algún momento, ver si era posible recuperar algunos de los manantiales del río conocido como Manzanares, pero ello no fue posible.
Otra referencia turística son las montañas que bordean El Valle del Espíritu Santo, Hernández dice: “eso es un parque”.
Explica que en la montaña se da una fauna y flora única, como las flores Brómelas. El clima es diferente y asegura que allí existe aún algún trapiche de la época colonial y hay agua.
Y es la que hoy llamamos Cerro El Copey, en donde la gente sube a pasear y los palmeros, en la Semana Santa recogen y bajan las palmas benditas, en una hermosa ceremonia que ya forma parte de la identidad cultural de la isla, de la ceremonia isleña. Que es la misma palma que se utiliza en La Asunción, pero que la buscan en la parte más alta de la montaña y se llama Palma Real, considerada “la liturgia de las palmas”, con que se realiza una hermosa ceremonia de fe.
El Valle en 2018
El maestro Hernández ha sido creador, junto a otras personas, de la Casa de la Cultura de El Valle que se llama “Valle de la Margarita” y aun funciona. En vida la dirigía su esposa, ya fallecida, y ahora está a cargo un grupo de jóvenes, que están construyendo “la comuna”.
Explica: “tienen un contacto con la Casa de la Cultura y hacen un buen trabajo, organizando a las personas. Esta Comuna se llama Caraguata, tal y como su casa, (y era el nombre que dieron los indios Guaiqueará)
De esta manera, con la fe en una renovación a favor de la cultura y destacar, mejorar siempre la mejor vida en el Valle del Espíritu Santo, para provecho de propios y extraños, parece ser un motivo de empeño para este maestro, quien sigue adelante, como cronista, educador, investigador, político, escritor, un gran comunicador y consejero de jóvenes, sobre todo un guardián de primera línea en El Valle del Espíritu Santo.
El economista Régulo Hernández, el cronista de El Valle, es un ejemplar margariteño, que ha dado mucho por su Isla de Margarita y más aún por su hermoso valle, que le permite ser un ilustre hijo y cronista sin igual, respetado y admirado por todos. Gracias maestro.