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El Día del Periodista se inspira en el ideal bolivariano

Intento de crónica para hablar de esta fecha tan importante y de cómo han sido las cosas. La verdad como norma para que el periodismo sea instrumento para el fomento de los más elevados valores del ser humano en función de una sociedad justa y con ella romper el bloqueo y las campañas de desprestigio a las cuales los mercenarios de la comunicación someten a países que han decidido ser libres. Es el caso de Venezuela.

Hace 198 años. Sábado 27 de junio de 1818. La causa patriótica tiene vocero: el Correo del Orinoco, creación del Libertador Simón Bolívar para enfrentar la campaña de odios y calumnias que contra las ideas independentistas y soberanas mantenía la Gaceta de Caracas. Por eso, por esa esencia doctrinaria , ética, se celebra hoy el Día del Periodista .

De manera que no es casualidad la celebración. El origen está clarito, el periodismo es una profesión, o un oficio, si se prefiere, que debe estar al servicio de la libertad, la independencia, la soberanía y, sobre todo, de la paz; promoviendo los mejores valores de equidad, la verdad, la justicia social, el respeto entre los pueblos y el bienestar para todos. Debe ser un ejercicio para elevar la conciencia, el espíritu y la moral de los pueblos. Lo contrario la convierte en una profesión u oficio vil.

Fue, sin duda alguna, el ejercicio digno, el buen periodismo, el que inspiró a Guillermo García Ponce, periodista, quien en 1964 desde el Cuartel San Carlos, donde estaba preso, acusado de rebelión; dirigió la petición a la Asociación Nacional de Periodistas (AVP) para que durante la IV Convención, que se realizaría en Valencia, se tomara la decisión de cambiar la fecha de celebración. Porque los periodistas, hasta ese entonces, compartían el 24 de octubre junto a a los trabajadores gráficos porque en esa fecha se imprimió, según la historia, el primer periódico que no era otro que la mismísima Gaceta de Caracas.

La propuesta se aprobó considerando “que es necesario que el Día del Periodista simbolice la misión del periodismo venezolano al servicio de los valores morales y materiales que constituyen la Patria”.

Se honra así al Libertador Simón Bolívar en su condición de periodista y al Correo del Orinoco como ejemplo del ejercicio comprometido con la independencia, la soberanía, la libertad, la justicia. Es decir, la celebración hoy del Día del Periodista tiene sus raíces en la historia, en las enseñanzas del Libertador y en las ideas bolivarianas.

Larga, muy larga y dura ha sido la lucha de los periodistas para dignificar el ejercicio y garantizar los derechos comunicacionales.  

Muchos años y sacrificios debieron pasar para que el tema de la comunicación y la información saliera de los cenáculos y tuviera olor a pueblo.

No en pocas ocasiones la respuesta fue la cárcel, la persecución, el exilio, la censura, el desempleo obligado y lo peor de todo el alejamiento de los principios éticos de muchos colegas y el acoplamiento, en unión contra natura, con quienes nacional e internacionalmente han defendido sus intereses económicos y políticos, alianza con las corporaciones de la información de organizaciones gremiales derivadas en una suerte de sucursales de los patronos, olvidándose del rigor profesional, del apego a la verdad o su búsqueda, del derecho del pueblo a recibir información oportuna y veraz, de la soberanía, de la paz, de todos los valores que dieron origen a que en nuestro país el periodismo y el Día del Periodista estén basados en la causa bolivariana.

Bastaría con citar como ejemplar el Decreto del Libertador Simón Bolívar del 7 de agosto de 1819, publicado en el Nº 36 del Correo del Orinoco que dice: “ El derecho de expresar sus pensamientos y opiniones de palabra, por escrito o de cualquier otro modo es el primero y más estimable bien del hombre en sociedad. La misma Ley nunca podrá prohibirlo pero tendrá poder de señalar justos límites, haciendo responsables de sus impresos, palabras y escritos a personas que abusaren de esa libertad y dictando contra este abuso penas proporcionales”.

Es evidente que ese decreto, tan lleno de garantías y derechos, influye notablemente en los diversos artículos que inspiran los derechos comunicacionales contenidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela , discutida y aprobada en proceso constituyente. Es fácilmente demostrable, veamos y comparemos:

Artículo 57: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones a viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promueven la intolerancia religiosa. Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo sus responsabilidades”.

Artículo 58 : “La comunicación es libre y plural y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo a los principios de esta Constitución así como a la réplica y rectificación cuando se vea afectada por informaciones inexactas o agraviantes. Los niños y niñas tienen derecho a recibir información adecuada para su desarrollo integral”.

De estos dos mandatos constitucionales y de no menos de una veintena de otros artículos que se refieren a los derechos comunicacionales, ha derivado importante legislación en búsqueda de establecer normas que permitan el mejor desempeño del periodismo, se garantice la información veraz, el respeto a los niños, niñas y adolescentes, el auge de la comunicación popular y la plena libertad de expresión de la cual hoy gozamos en Venezuela y que nadie, absolutamente nadie, sin correr riesgo de cometer una atrocidad, puede negar.

Al contrario de lo que sostienen muchos detractores de la Revolución Bolivariana, tradicionales enemigos del periodismo al servicio de las mayorías o del que defiende la nacionalidad y la independencia, las leyes aprobadas a lo largo de este período histórico en Venezuela, empezando por la Constitución Nacional, han demostrado su carácter innovador, avanzado y meramente normativo regulador de las relaciones, derechos, garantías y sanciones.

Es así como se pueden citar, entre ellas, la Ley de Telecomunicaciones, la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, la Ley de Comunicación Popular, y tantas otras normas que han colocado a nuestro país entre los de más avanzada y justa legislación en materia comunicacional porque la democratización del espectro radioeléctrico, el apoyo a medios alternativos y comunitarios, el acceso a las redes sociales, los servicios de infocentros y los planes de entrega de computadoras, o Canaimas y Canaimitas, a los distintos niveles de la comunidad estudiantil, por señalar algunas de las medidas tomadas, dan fe del empoderamiento de los distintos sectores del país del derecho a la comunicación, del protagonismo del pueblo a la hora de legislar.

 

PROHIBIDO OLVIDAR

Por otro lado, está la garantía de la libertad de expresión. A lo largo de los años del Gobierno Bolivariano, se han escuchado diversas voces que dicen que en Venezuela no hay libertad de expresión y para ello usan, precisamente, los medios de comunicación.

No es difícil encontrar y mostrar las imágenes de gente dentro y fuera del país, señalando tal barbaridad rodeada de cámaras, micrófonos y periodistas incapaces, en muchos casos, de hacer evidente la contradicción o de preguntar para hacer buena la práctica de buscar la verdad.

En asuntos de libertad de expresión y quién la conculca también la historia es larga. La censura a las ideas revolucionarias y los vetos a quienes las pregonan son de vieja data. Incluso lo señala el mismo Simón Bolívar cuando da cuenta en el primer editorial del Correo del Orinoco al asumir que el semanario surge para enfrentar las mentiras, las calumnias y los oprobios de la Gaceta de Caracas. Y así ha transcurrido en distintas etapas de la historia del país.

Si tomamos algunos momentos para comparar podríamos establecer que fue lo que ocurrió durante la llamada democracia representativa y cual ha sido la actuación, en el poder, de los revolucionarios como ha sido los tiempos de la democracia participativa y protagónica. Haremos sólo algunas alusiones.

Los tiempos de Rómulo Betancourt se caracterizaron por la suspensión de garantías, represión desmedida, usando el argumento de propaganda de guerra. Prohibida mención a cualquiera de los partidos de izquierda, que además, fueron ilegalizados. Allanamientos a Clarín, Tribuna Popular, La Razón de Marco Aurelio Rodríguez. “Dispare primero y averigüe después”, era la orden sin derecho a pataleo.

No menos hizo el gobierno de Raúl Leoni, que mantuvo su política contra los periodistas y medios que se identificaran con las ideas de izquierda. Fueron presos Eleazar Díaz Rangel, Federico Álvarez, Julio Cabello, y procesados por rebelión militar. Fue asesinado el doctor Alberto Lovera porque hizo unos comentarios sobre la vileza de esa acción en su programa radial. Fue perseguido y preso el periodista Jesús Romero Anselmi. Es que ser periodista y pensar distinto era, de verdad en esos tiempos, delito. Ejemplo de ello es Alberto Jordán Hernández, desaparecido por quince días y fue la presión social que permitió conocer su paradero. Estaba preso en Barquisimeto. Fue sometido a juicio militar.       

 

En el primer gobierno de Rafael Caldera fue allanada la UCV, sacada la escuela de Periodismo de la ciudad universitaria y fue sometido a juicio militar el periodista merideño Hildebrando Méndez Arellano.

La censura llegó al cine y prohíben la película “El último tango en París”. Allanan la revista Reventón y meten preso a Enrique Rondón y Richard Izarra, dos jóvenes que se iniciaban en las lides del ejercicio, por publicar un reportaje sobre la vida de los soldados. El entonces senador Miguel Angel Capriles, editor del vespertino El Mundo, se refugió en la embajada de Nicaragua. Lo buscaban por reproducir el trabajo de Reventón.

El programa “Habla el Presidente”, que por cierto se transmitía en cadena, era pregrabado y las preguntas de los periodistas se consignaban previamente. Fue el tiempo de la desaparición de Noel Rodríguez , cuyos restos encontrados, cuarenta años después, fueron entregados a sus familiares en tiempos de Revolución.

Irma Barreto, Eloísa Lagonell , Dorys Francia y Giovanny González, conocieron la represión y persecución por los años del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Los medios de comunicación de izquierda fueron agobiados y muchos debieron cerrar por falta de recursos mientras se otorgaban créditos blandos a grupos radiofónicos y editoriales de la derecha o de empresarios de la comunicación que eran ampliamente favorecidos .

El caso más emblemático de los tiempos del gobierno de Luis Herrera Campins lo constituye el juicio militar abierto a la periodista María Eugenia Díaz por un trabajo sobre un ejercicio de guerra del Iaden, donde Venezuela perdía con Guyana.

De igual forma lo fue el gobierno de Jaime Lusinchi, cuando varias emisoras fueron sancionadas, la paliza a Tarre Murzi, y allanamientos a medios de la provincia. De esa época es aquel famoso “tú no me jodes” que le espetó Lusinchi al reportero Luis Guillermo García.

Se podría seguir dando ejemplos, pero rápida y brevemente podemos abordar el segundo mandato de CAP: la suspensión de garantías, las persecuciones tras los alzamientos del 4 de febrero y el 27 de noviembre, los salvoconductos, los censores en los medios, la suspensión de YVKE-Mundial, el allanamiento, cierre y derribo de la antena de Radio Rumbos, el cierre del programa de José Vicente Rangel por pasar un video del Comandante Chávez, la famosa lista del entonces ministro Luis Piñerúa Ordaz y muchas otras circunstancias que dan cuenta de lo que ha sido la práctica del periodismo en Venezuela y cómo es que durante los tiempos de la IV República se impusieron la mentira, la falacia, la censura y la desinformación.

La misma tónica y el mismo formato que usan los medios privados de comunicación contra la Revolución Bolivariana y sus protagonistas desde que asumió el poder el Comandante Hugo Rafael Chávez, el gran comunicador.

 

TIEMPOS DE LA V REPÚBLICA

Desde la misma aparición del Comandante Chávez en el escenario nacional, los medios de comunicación satanizaron la actitud de quienes irrumpieron producto del descontento y como lo han reiterado en una y otra ocasión, tras la masacre contra el pueblo levantado el 27 de febrero de 1989.

Pero el efecto fue todo lo contrario la gente se volcó a apoyar a los alzados y pese a que no fue una victoria armada lo fue política y el líder de aquella insurrección se metió en el corazón del pueblo y allí sigue pese a todas las campañas mediáticas nacionales e internacionales.

Se ha hecho de todo. La Sociedad Interamericana de Prensa y sus aliados Diarios de las Américas, año tras año realizan un informe en el cual siempre es Venezuela el país que figura como el que más violenta la libertad de expresión.

Van más de 20 informes a lo largo de todos estos años. Organizaciones nacionales financiadas por la NED y Usaid de Estados Unidos, FAES de España, Fulbrigh de Alemania y Konrad Adenauer, levantan a cada momento informes para justificar títulos y trabajos desplegados en medios internacionales.

La intensa campaña que mantiene CNN contra del país es evidente y en España constituye toda una barbaridad el uso de los medios contra Venezuela, cuestión que ha sido repudiada por el propio pueblo español. Nada han podido demostrar, porque no ha sido política de Estado en el Gobierno Revolucionario el maltrato a periodistas y cuando ello se ha producido la condena se ha hecho de inmediato, venga de donde venga la violencia.

La mentira, la desinformación, la manipulación, la distorsión, y sólo bastaría un pequeño análisis de contenido para probarlo, han sido los ingredientes aplicados a la V República pero les ha ocurrido, como a la Gaceta de Caracas, que “a fuerza de empeñarse en engañar a todos, han logrado no engañar a nadie”. La verdad de Venezuela se ha impuesto .

No ha habido medios cerrados durante este período, salvo los canales VTV y Catia TV el día del golpe de Estado contra Chávez. No ha habido periodistas presos ni perseguidos por cuestiones inherentes a la profesión. Los que han tenido que rendir cuentas a la justicia están acusados o sindicados de cometer delitos comunes como estafa y homicidios.

Lo cierto es que en la historia de nuestro periodismo nunca hubo un gobierno que fuera blanco de tantas mentiras y ataques como ha sido el del presidente Nicolás Maduro ni etapa durante la cual haya habido más libertad de expresarse. Por ello, como en aquellos tiempos del Correo del Orinoco de Simón Bolívar, no podemos olvidar que “somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público”.

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