El aceite de oliva virgen extra mata las células cancerosas
El ingrediente en cuestión es el “oleocantal”, un compuesto orgánico natural aislado del aceite de oliva virgen extra y responsable de su particular sabor ligeramente picante. Los expertos han descubierto que las propias enzimas de oleocantal provocan la muerte de la célula cancerosa mediante la ruptura de las vesículas
La Organización Mundial de la Salud reveló en su último informe de 2014 que se habían producido 14 millones de nuevos casos de cáncer y más de 8 millones de muertes. Dar con un remedio eficaz para frenar esta oleada de muertes provocadas por el cáncer es vital para la comunidad científica. Un nuevo trabajo científico nos dirige hacia esta dirección en la lucha contra el cáncer con un revelador descubrimiento.
Un componente del aceite de oliva virgen extra es capaz de matar las células del cáncer sin dañar las células sanas del ser humano. Esta es la conclusión del último estudio llevado a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey (EE.UU.) y del Hunter College de Nueva york (EE.UU.) que recoge la revista Molecular and Cellular Oncology.
El ingrediente en cuestión es el “oleocantal”, un compuesto orgánico natural aislado del aceite de oliva virgen extra y responsable de su particular sabor ligeramente picante. Los expertos han descubierto que las propias enzimas de oleocantal provocan la muerte de la célula cancerosa mediante la ruptura de las vesículas que almacenan los residuos de la célula, sin alterar las células sanas. Y el proceso es tremendamente rápido: entre 30 minutos y una hora.
Las células cancerosas estaban siendo asesinadas por sus propias enzimas. El oleocantal estaba pinchando las vesículas (los lisosomas) dentro de las células de cáncer que almacenan los residuos de la célula. “Una vez que abres una de esas cosas, todo el infierno se desata”, explica Paul Breslin, coautor del estudio.
Lo llamativo de este proceso es que el oleocantal no dañó las células sanas sino que paralizó temporalmente su ciclo de vida, “como si las hubieran puesto a dormir”, señala Breslin. 24 horas después, las células sanas reanudaron sus ciclos naturales. El siguiente paso será demostrar que este proceso funciona también en animales vivos. “Y también tenemos que entender por qué las células cancerosas son más sensibles al oleocantal que las células no cancerosas”, aclara David Foster, coautor del estudio.