Salud

Ejercicios quitan el hambre

El ejercicio interválico de alta intensidad (H.I.I.T) se ha convertido en la niña bonita de los gimnasios en los últimos años. Darlo todo hasta acariciar el nivel de extenuación no solo permite liberar adrenalina y aliviar las tensiones del día. Espabila los músculos en un tiempo breve y genera una importante quema de calorías.

El agotamiento al terminar una sesión puede ser tal que lo normal es no tener hambre. Ni en mitad de la clase ni inmediatamente después. Esto se debe a una inhibición en la producción de la ghrelina, la hormona responsable del apetito. De ahí que no falten visionarios que lo interpretan como la panacea para dar esquinazo al michelín.

"Es cierto que el hambre disminuye de manera aguda y no debe extrañarnos", señala la doctora Irene Bretón, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Unidad de Obesidad del Hospital Universitario HM Montepríncipe y presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). La razón de que esto ocurra está en que "el ejercicio de intensidad sitúa al cuerpo en condiciones similares a las de una situación de lucha o huida, en la que lo prioritario es dedicar los recursos metabólicos para ponerse a salvo. La búsqueda de alimentos [en esas circunstancias] queda en un segundo plano".

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