Opinión

¿Dónde está el socialismo?

No encuentro la idea de cómo comenzar para explicar una cosa, algo así como un país envuelto en paradojas y perplejidades en tiempos de escasez, incluida la escasez de sensibilidad, sin que nadie me interprete mal. Por ejemplo, vivimos en manos del acaparamiento, de la especulación y de esos que incurren en acciones y omisiones dolosas para impedir la distribución de alimentos

No encuentro la idea de cómo comenzar para explicar una cosa, algo así como un país envuelto en paradojas y perplejidades en tiempos de escasez, incluida la escasez de sensibilidad, sin que nadie me interprete mal. Por ejemplo, vivimos en manos del acaparamiento, de la especulación y de esos que incurren en acciones y omisiones dolosas para impedir la distribución de alimentos. Vivimos una alta inflación al son de un fantasma cotidiano llamado “Dólar Today” y de una corrupción que no cesa pero que denigra a quien la tolera o le da el bastón. Vivimos sitiados por esos delitos en medio de un politiqueo cuyas intrigas y bajezas son intolerables. Estamos cansados de tantos despropósitos, sandeces y mentiras de una generación de líderes sin preparación política, ni ideológica y sin ninguna ética en su actuación.

Hay un vacío en el liderazgo, y eso asombra y nos asusta porque alimenta la duda de lo que se debe hacer. Es difícil encontrar la solución de los problemas en una oposición desfasada y mucho menos cuando algunos gobernantes no quieren ver la realidad con sus circunstancias del momento. Hay que saber hacia dónde se va y conocer si se cuenta con el “viento favorable” que insinuaba un filósofo. En verdad esta crisis preocupa, no por el desabastecimiento o la inflación inducida que hace que un litro de agua cueste doscientos cuarenta bolívares y uno de gasolina paradójicamente el precio de uno o seis bolívares, o que no se consiga azúcar y nos abarrotan de refrescos por todas partes. Eso es transitorio. Lo que nos preocupa es que por estas situaciones, provocados o no, se pierda la serenidad mental, la sensibilidad y el deber social, y provoquen en muchos un efecto “descontracturante” que les haga desconfiar o no creer en el socialismo. Por eso fue oportuna la pregunta de Diosdado, la misma que una vez hizo el presidente Chávez: ¿Dónde está el socialismo? Igual que aquella de Albert Einstein: ¿Por qué socialismo? para decir que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano. 

Cuando veo viviendas, educación gratuita y salud para el necesitado y no veo esos niños pedigüeños y “huelepega” en las calles de Caracas ni bachilleres sin cupo, ahí está el socialismo. No en las colas “bachaqueras”.

Abogado

/N.A

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