La figura del Congresista uribista José Jaime Uzcátegui se vio envuelta en controversia al no ser admitida su entrada a Venezuela. A su llegada al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, Uzcátegui afirmó venir como negociador en los ciclos de diálogo con el ELN, pero pruebas irrefutables revelaron que esta no era la realidad.
Los funcionarios de inmigración que atendieron la llegada del vuelo donde venía el Congresista solicitaron sus credenciales. El congresista presentó documentos que lo identificaban como parte de la delegación de negociadores, pero una verificación rápida desmintió sus afirmaciones. “Venía como negociador en los ciclos de diálogo con el ELN y se comprobó que no era así”, afirmaron autoridades de inmigración nacional.
El incidente pone de relieve una política estricta: solo el presidente colombiano, en este caso, tiene la autoridad para designar observadores en las negociaciones y hasta la fecha únicamente policías y militares activos han recibido tal honor.
Además, se enfatizó que cualquier visita extraordinaria debe ser aprobada por ambas partes en la mesa de negociación, una regla que Uzcátegui pareció pasar por alto. Por ello, Uzcátegui fué custodiado en una sala de espera mientras llegaba un vuelo de retorno hacia Colombia.
En este sentido Venezuela y Colombia continúan el proceso de diálogo, con un camino hacia la paz requiere respeto mutuo y adherencia a las normas establecidas. Los “incidentes” como este sirven como recordatorios que la confianza y la legitimidad son fundamentales para alcanzar una resolución pacífica y duradera.
Este episodio, aunque breve, es un capítulo más en la narrativa de un país que busca cerrar las heridas del conflicto y avanzar hacia un futuro de estabilidad y la construcción de la paz. Cada paso y cada actor debe jugar su papel con honestidad y transparencia.