Derrotar a los malos hueveros
Por eso es que más le vale al gobierno meter en cintura a estos malos hueveros
Más le vale al vicepresidente Jorge Arreaza mostrar resultados concretos de la lucha contra los hueveros especuladores.
Si las autoridades no sancionan ejemplarmente a algunos de estos comerciantes desalmados y, sobre todo, si no logran que el cartón de 30 posturas de gallina se venda efectivamente a 420 bolívares, las afirmaciones de Arreaza van a quedar inscritas en la lista de todos los tiempos de las frases para la burla política.
El punto es que el precio justo revelado por el vicepresidente está muy-pero-que-muy lejos del precio real al que es posible adquirir el producto en la calle. Un amigo, experto en compras domésticas, asegura que ese precio lo tuvo el cartón de huevos a principios de año y jura por un puñado de cruces que hoy por hoy a la cifra dada por Arreaza hay que sumarle mil bolívares más, por la medida chiquita.
Si se consigue el propósito de hacer regir el precio justo de los huevos, este caso pasará a ser la demostración de una voluntad política firme. La vigencia de la recién reformada Ley de Precios Justos habrá comenzado con muy buen pie. Quedará en evidencia que, con las nuevas herramientas legales, el gobierno está determinado a meterle el freno al robo que cometen los comerciantes establecidos y sus aliados, los bachaqueros.
Pero si no se logran estas correcciones, el episodio tendrá también un peso político, más allá del asunto específico de los huevos. Si este bien de primera necesidad continúa mercadeándose impunemente a tres o cuatro veces el precio declarado justo, la afirmación del vicepresidente solo habrá servido para mostrar cuán desvinculados de la cotidianidad andan los altos funcionarios del Estado, y lo pequeña que es la autoridad práctica del gobierno para aplicar las normas.
Por eso es que más le vale al gobierno meter en cintura a estos malos hueveros.