Opinión

Crisis multidimensional

El 6-D sin duda constituye un hito en la historia electoral venezolana de los últimos 17 años. Diversos han sido los análisis realizados, desde el triunfo o la derrota, dirigidos a interpretar el comportamiento electoral: voto castigo, traición, desesperanza, contra la gestión y no por la oposición, nulo para no traicionar, por el cambio, trasvase…

La campaña electoral se realiza en un contexto de crisis económica que incide en la construcción de la estrategia empleada por las dos fuerzas políticas en pugna. Se desdibuja la naturaleza de la elección, parlamentaria y circuital, para devenir en una contienda plebiscitaria en torno a la figura de Nicolás Maduro y su gestión de gobierno. 

En la lucha por el voto se confrontan dos narrativas, símbolos, rituales y representaciones que procuran la construcción de un discurso que, por un lado, legitime la gestión de gobierno y “su poder ante los gobernados” y, por el otro, deslegitime y posicione la necesidad de cambio. La mala gestión y la metáfora del desastre se contraponen a la guerra económica y el enemigo fuera de mí. La desesperanza y el cambio confrontan la fidelidad y apoyo irrestricto a pesar de las adversas circunstancias económicas.

La legitimidad del Gobierno en un sistema democrático precisa ser construida para gozar de ella y, además, requiere ser constantemente renovada para poder conservarla. Las contradicciones surgen cuando el discurso que permite ser considerado como la mejor opción en una elección se contrapone a la gestión gubernamental y, en consecuencia, se debilita y socava la legitimidad que otorga el voto.

Así, el manejo real y discursivo que el Gobierno y sus voceros hagan de la crisis económica, de la relación con “el adversario” y de los propios resultados electorales afectará la ya deteriorada legitimidad.

Es por tanto de vital importancia el discurso del Jefe del Estado y del Alto Gobierno. De la aceptación democrática de los resultados electorales, bajo la consigna “ha triunfado la Constitución y la democracia”, se ha pasado al discurso mediático de “golpe electoral”, que apela a la emotividad del ciudadano y no a su racionalidad. 

De la crisis económica, se entra en una crisis de legitimidad y se estarían abriendo las puertas a una crisis política.

maryclens@yahoo.com

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