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¿Conoces el efecto del mar sobre tu cerebro? Aquí te contamos

 El mar es saludable desde cualquier punto de vista. De hecho, cuando el ser humano tiene la oportunidad de apreciar extensiones infinitas, se producen cambios en su percepción y en su estado emocional. Unos cambios que se potencian cuando el espacio infinito tiene un movimiento cadencioso.

Por eso hay muchas personas que pueden permanecer horas enteras contemplando el mar.

El cerebro está dotado de una propiedad que se conoce como plasticidad. Esto tiene que ver con el hecho de que todo lo que experimentamos produce un cambio en su arquitectura, ya sea más grande o más pequeño. Por ejemplo, la meditación y mirar el mar son algunas de esas experiencias que dan lugar a un cambio poderoso en nuestro estado mental.

1. El mar potencia la creatividad

Se ha comprobado que los entornos sobrecargados de estímulos simultáneos generan estrés. Es lo que ocurre cuando, por ejemplo, nos desplazamos por una enorme avenida de la gran ciudad. Allí hay muchos coches, muchas personas, muchas construcciones… Nuestra mirada se encuentra con cientos de estímulos al mismo tiempo y generarnos una sensación de agobio.

2. El mar facilita la meditación

El mar no solamente se ofrece a la vista, sino que es una experiencia que involucra casi todos los sentidos. Tiene un rumor suave y rítmico, que se capta a través del oído. Al mismo tiempo, el color azul o verde del océano son tonos que aquietan la mente. El mar también llega hasta el olfato, con su aroma mineral y de vida.

Todo esto en conjunto potencia la aparición de ondas alfa en el cerebro. Estas ondas son propias del sueño. Pero en este caso aparecen durante la vigilia y frente a un foco de atención fijo y poco variable.

3. Contribuye a la relajación y disminuye la angustia

Este es quizás el efecto más visible del mar en el cerebro. El color, el movimiento y la extensión del mar ejercen un efecto de descanso sobre el cerebro y todo el sistema nervioso. Ante nuestros ojos tenemos un espacio completamente abierto, que se complementa con el infinito del cielo y propicia una sensación de tranquilidad.

4. El mar detiene la rumiación de pensamientos

La rumiación de pensamientos corresponde a ese ejercicio de volver una y otra vez sobre la misma idea, de manera obsesiva. Tienes en mente algo que no se aparta. Pero al pensar en ello nunca llegas a nueva conclusión, sino que vuelves al punto de partida. Las mismas preguntas. Las mismas respuestas. Y eso te inquieta.

El mar nos ayuda a cortar con estos ciclos perniciosos de pensamientos que se parecen a una calle sin salida.

El mar es en definitiva una de esas maravillas que se nos revelan en la naturaleza. Nos lleva a experimentar un momento trascendental y, a la vez, renovador. Equivale casi a una terapia, por sus extraordinarios efectos sobre el cerebro. Es, sin duda, uno de los lugares a los que es bueno acudir cuando nos invade el desasosiego ya que en sus aguas podemos deshacernos de aquello que nos preocupa.

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