Ciencia y Tecnología

Científicos de Dinamarca comprobaron que el espíritu navideño existe

Un nuevo estudio publicado esta semana en la edición navideña del British Medical Journal decidió darle un origen más científico a este sentir al intentar localizarlo dentro del cerebro.

¿Qué se descubrió? Aún con ciertos reparos sobre el hallazgo, los responsables del trabajo –un grupo de neurólogos del Hospital Rigshospitalet, perteneciente a la Universidad de Copenhague, Dinamarca– determinaron que existe una red cerebral vinculada al "espíritu navideño", comprendida por áreas de la corteza motora sensorial, la corteza premotora y la motora primaria y el lóbulo parietal (inferior y superior), asociadas según los expertos a la espiritualidad, la satisfacción o los sentidos, entre otras muchas funciones.

Según el estudio, además, esta red tiene una actividad significativamente mayor en las personas que celebran Navidad que en aquellas que no tienen tradición de esta festividad.

Una curiosidad del estudio, antes de explicitar su metodología, tiene que ver con uno de los objetivos de los investigadores. "En todo el mundo se estima que millones de personas son propensas a mostrar deficiencias en su ‘espíritu navideño’ después de muchos años de celebrar Navidad.

Nos referimos a esto como el síndrome del ‘bah humbug’ (NdeR: una expresión nacida de una novela de Charles Dickens que se relaciona con el disgusto por esta época festiva). La localización precisa del ‘espíritu navideño’ es un primer paso fundamental para ayudar a este grupo de pacientes", explica la introducción del trabajo.

La muestra, por su parte, no se jacta de ser un número significativo. El estudio se realizó con 20 participantes divididos en dos grupos de diez personas: el "grupo Navidad" estaba integrado por daneses que celebran la festividad según la tradición de su país mientras que el "grupo anti Navidad" estaba conformado por paquistaníes, indios, iraquíes, turcos o descendientes de paquistaníes nacidos en Dinamarca, que no siguen la tradición navideña.

Y si bien ellos fueron los que respondieron a la metodología del trabajo -una serie de resonancias magnéticas funcionales que medían cómo reaccionaba su cerebro al ver imágenes relacionadas con la Navidad en comparación con otras sin componente navideño–, el descubrimiento es cuestionable a partir de otros seis participantes que fueron excluidos del proceso: se trataba de personas que tenían una fuerte conexión con la festividad a pesar de no tener tradición de celebrarla o carecían de sentidos positivos por la Navidad aún en entornos acostumbrados al festejo. Su exclusión, de algún modo, refleja una complejidad cultural difícil de ser subsumida en un cuestionario o una serie de imágenes.

De acuerdo con las hipótesis de los investigadores, los resultados de las pruebas mostraron que a los "navideños" se les activaban en un grado mayor las áreas cerebrales mencionadas como parte de esta red vinculada a la Navidad en relación con el grupo integrado por los que no celebran la festividad. Más allá del estudio, lo cierto es que la convivencia con este "espíritu navideño" es innegable, ya sea por la religión, el clima social o la ola de consumo.

Como le explicó el doctor Harry Campos Cervera, médico psiquiatra y psicoanalista: "Esta actitud existe porque nadie está aislado de este proceso. La experiencia personal pesa pero tenemos experiencia cultural y esa pesa mucho. La idea de que el año termina, otro empieza y es hora de un balance está muy presente. A eso se le suma el valor religioso y el estar inmersos en un marketing de música alegre y productos navideños del que es muy difícil escapar."

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