Centro político
Hoy día, la crisis multidimensional que afecta al país podría estar incidiendo en la ciudadanía asediada, expulsada y capturada por una serie de miedos en donde, curiosamente, se refugia
Desde hace un tiempo venimos planteando la coexistencia de dos medias verdades aparentemente irreconciliables en torno a lo que es o debería ser Venezuela. País bifronte narrado y alimentado por un “periodismo binario”, abocado a cumplir la función de producción del consenso y construcción de legitimidad de cada una de las dos narrativas. Contexto polarizante, en el que es cuestión de fe la creencia en una u otra versión.
Hoy día, la crisis multidimensional que afecta al país podría estar incidiendo en la ciudadanía asediada, expulsada y capturada por una serie de miedos en donde, curiosamente, se refugia.
Estudiosos del tema identifican tres tipos: el miedo al “otro”, percibido como un potencial enemigo o agresor que se relaciona con el temor al conflicto; el miedo a la exclusión política y social, que se relaciona con la sensación de injusticia por el desigual acceso a bienes y servicios, y se refiere al temor a quedar fuera de los bienes materiales y espirituales de la cultura; en tercer lugar, el miedo al sin sentido, “a raíz de una situación social que parece estar fuera de control” y se relaciona con un sentimiento de incertidumbre.
Sectores importantes de la población -impelidos a resolver su subsistencia, despojados de un espacio donde debatir los problemas y discutir alternativas de solución- se repliegan y se limitan a esperar medidas asistencialistas. Gradualmente se van desinteresando por los asuntos públicos y, paralelamente, va imponiéndose una visión negativa de la política, percibida como una actividad cupular, suerte de instancia meramente instrumental, que pierde legitimidad.
Las dos medias verdades, impulsadas desde los dos bandos políticos, sus medios y redes afines, van perdiendo espacio y legitimidad ante la tendencia de la población a ubicarse en espacios moderados y centrales del espectro político. Un ámbito político que se ha ido configurando a partir de la crisis y sus efectos en la cotidianidad y la subsistencia; por motivos políticos, tales como pasividad, deseo de no participar, descompromiso político, ausencia de conciencia política… y, en razón de la desilusión, los miedos y la incertidumbre.
Nos surgen una serie de interrogantes ¿Peso numérico? ¿Cómo se definen en términos políticos? ¿Posición frente a los partidos? Y, ante a un escenario electoral, ¿cómo votarían y por quienes no votarían? ¿Se constituye un centro político despolitizado?