Economía

Bernardo Álvarez: Había que hacer la tarea de la Renta

La tendencia mundial neoliberal era que tuviésemos la menor capacidad productiva propia para dejar el sector hidrocarburos al capital, a las grandes corporaciones de servicio

Nuestro dilema sigue siendo el de una sociedad rentista… Primero había que hacer la tarea de la renta, y antes de ello había que recuperar el control sobre los recursos naturales, porque habíamos perdido literalmente el control del recurso natural

El petróleo presenta tres dimensiones, una tiene que ver con lo fiscal y la renta y, por supuesto, con la soberanía. Otra está relacionada con lo que hace falta para producirlo. Y una tercera, con lo que se hace con él.

La dimensión del petróleo como renta, para un país como Venezuela, era la dimensión estratégica, porque si no la tienes, difícilmente puedes tener las demás. Yo creo que esa ha sido la gran batalla que se ha dado en muchos años de la historia venezolana. Después menguó y llegó la llamada Apertura Petrolera, la reversión de la política de soberanía.

Pero luego, cuando llega al poder el Presidente Hugo Chávez, comienza el largo y duro camino para la recuperación de la soberanía petrolera y de la renta. Y yo creo que eso costó mucho sufrimiento, eso costó sabotajes, costó un golpe de Estado, costó, incluso, una hostilidad permanente por parte de los sectores poderosos del mundo, entre ellos el gobierno de los Estados Unidos. No obstante, se logró, indudablemente, un proceso de afirmación de la soberanía, que no es otra cosa que la recuperación del control sobre la administración de los recursos naturales y unos niveles de renta que han permitido todo el proceso de inclusión social durante la Revolución Bolivariana.

La otra dimensión del petróleo en la que se reúnen todas aquellas fuerzas que entran en juego para producir ese barril. Muchos países exportadores no tienen esa capacidad productiva. Venezuela era uno de los países que la había desarrollado, pero el neoliberalismo llevó a que se la destruyera, porque se decía que había que hacerlo, que había que abrirse al mundo. Se sostenía que si los grandes países consumidores compraban nuestro hidrocarburo, nosotros teníamos que permitir que vinieran sus empresas de servicio industrial, patentes tecnológicas, etc.

La tendencia mundial neoliberal era que tuviésemos la menor capacidad productiva propia para dejar el sector hidrocarburos al capital, a las grandes corporaciones de servicio. Bueno, en un momento determinado tres o cuatro empresas de servicio petrolero tenían 80% de los servicios petroleros del mundo. Son grandes empresas, muchas de las cuales siguen en Venezuela.

Y el tercer aspecto del petróleo es el procesamiento del hidrocarburo, porque lo que ocurre en muchos países productores es que producen hidrocarburos y lo exportan para que sea procesado en el exterior.

Entonces, ese es el otro gran reto: incorporar valor, porque no sólo debe exportarse sino que parte importante de ese barril que se produce debe también procesarse en las refinerías para que de ellas salgan productos que son materias primas para la industria en general.

LA GRAN BATALLA

Nuestro dilema sigue siendo el de una sociedad rentista… Primero había que hacer la tarea de la renta, y antes de ello había que recuperar el control sobre los recursos naturales, porque habíamos perdido literalmente el control del recurso natural. El mismo estaba en manos de la dirigencia de Petróleos de Venezuela (PDVSA), porque el entonces Ministerio de Minas e Hidrocarburos, como sabemos, estaba verdaderamente cercado y debilitado.

Recuerdo cuando llegué a esa institución como Director General de Hidrocarburos, y me entregaron los libros de la Apertura, una serie de documentos a los que el Ministerio nunca había tenido acceso jamás.

Es decir, los cuerpos técnicos del Ministerio no habían revisado toda la documentación que justificó el proceso de la Apertura.

Entonces, claro, por eso era necesario dar esa gran batalla para apuntalar la soberanía y uno de los elementos centrales de su recuperación era restablecer el régimen fiscal que había sido totalmente desmontado por la Apertura Petrolera. Esa fue una batalla histórica, una batalla que nos llevó a que se pusiera en peligro todo, hasta la vida de la gente.

Hay un ejemplo que es clarito. La política petrolera era: precios bajos, regalía mínima, y producción amplia. En consecuencia, no había dinero para invertir, o poco dinero para invertir. ¿Qué hacían?

Entregaban activos para obtener financiamientos. El muelle del Complejo Industrial José Antonio Anzoátegui en Jose fue entregado durante la Apertura Petrolera a una empresa transnacional, básicamente por un crédito, por dinero, pero ese dinero era concedido a una tasa de interés de más o menos 18%. Es decir, nos endeudamos al 18% entregando un muelle, la operación monopólica de ese muelle, porque no teníamos recursos para invertir, entre otras cosas, porque la renta estaba en su nivel mínimo. Por eso digo que la renta determina todo lo demás.

Venezuela era un país en donde se había avanzado a niveles interesantes de desarrollo del sector nacional. Por eso cierta parte del empresariado venezolano nos apoyó, aunque ideológicamente a veces estaban de acuerdo con el neoliberalismo y la Apertura. Sin embargo, al final la criticaron, porque comprendieron que ese proceso los llevaba, los condenaba a la inanición, a morir, porque ese segmento de servicios se liberalizaba de forma tal que prácticamente sólo podían entrar las grandes corporaciones.

Ahora, ésta es aún una materia pendiente. Venezuela tiene capacidad para poder desarrollar ese proceso productivo, por eso es que tenemos que concretar aquello de pasar de la economía rentista a la economía productiva.

Este debate sobre la producción y el procesamiento, que sería un poco más el viejo debate de la petroquímica, o de lo que se llama la industrialización de los hidrocarburos, por supuesto, no tenía la misma importancia del problema de la renta. Por eso fue postergado de alguna manera. Pero hoy creo que es una verdad. Y creo que por primera vez se está trabajando en un esquema político, un esquema conceptual, de negocios, que permite eso: la generación de un conglomerado productivo. Extraemos el recurso natural, tenemos la soberanía sobre el recurso natural, y obtenemos renta, pero a la vez, desarrollamos productivamente al país, y ese desarrollo productivo tiene que ser también desarrollo tecnológico, y ese desarrollo tecnológico se aplica no sólo al petróleo sino a otras áreas. Es decir, es una cadena. Es procesar el crudo en Venezuela.

Creo que cuando nacionalizamos (en 1975) no nos dimos cuenta de que también nacionalizamos o estatizamos unos embriones de empresas nacionales. El negocio petrolero es tan complejo, tan costoso, que sólo los Estados de los países petroleros han tenido capacidad para poder negociar con las grandes corporaciones internacionales. Eso no significa que no sea conveniente desarrollar un sector productivo nacional, por múltiples razones. Te permite incluso hasta tener un punto de comparación en tu propia gestión como empresa estatal, permite ampliar la base de participantes y permite convertir el petróleo también en un esfuerzo productivo nacional.

Hoy en día, afortunadamente, se ha generado un conjunto grande de empresas pequeñas. Al lado de la gran contratista está la contratista más pequeña, que es la que hace el trabajo real, la que se monta en las lanchas, la que emplea a los buzos que se sumergen, que hacen el trabajo en las tuberías del Lago de Maracaibo, etc. Hay un gran esfuerzo productivo. No hay que olvidar que hay países donde esa actividad la llevan a cabo empresas internacionales. Ahora ¿qué ocurrió aquí? Aquí se hizo un gran esfuerzo.

Bueno, la gente se olvida, pero aquí, por ejemplo, se licitó el campo de Yucal Placer, lo cual permitió la participación de una empresa privada nacional bajo un esquema de respaldo para que participara una operadora nacional.

También ocurrió que, desgraciadamente, la forma en que se dio el proceso político hizo que muchas personas, o algunos sectores empresariales perdieran la visión y no entendieran la política petrolera planteada y algunos se plegaron al paro y luego al sabotaje petrolero. Eso detuvo un proceso que venía con mucha fuerza y que se expresa en el artículo 8 de la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Ese es realmente un punto de inflexión en donde, incluso, no solamente se reconoce la importancia de los sectores nacionales sino que el Estado se compromete a lograr su desarrollo.

CONGLOMERADO NACIONAL PETROLERO

Ahora estamos en una situación en la cual vuelve a ponerse sobre la mesa, con mucha fuerza, esa posibilidad y esa necesidad de que tengamos un sector nacional desarrollado, porque ahorra divisas, genera empleo y también significa soberanía. En fin, creo que en el Plan Siembra Petrolera, la idea del Conglomerado Nacional Industrial Petrolero va orientada hacia ese objetivo.

Con la llegada del Presidente Chávez hay, primero, una gran alianza antineoliberal y una de las cosas que llama la atención es que muchas empresas como que no estaban conscientes de lo que podíamos perder, si el plan neoliberal se desarrollaba en toda su plenitud. Una de las razones que nos hizo converger fue el sentido de lo nacional, de soberanía y de creer en la necesidad de construir una base productiva nacional.

No podemos, ni por un segundo, olvidar de que aquí se planteó una batalla por el poder en el sector petrolero. Fue la batalla decisiva, o la batalla principal, porque ha habido otras, como la mediática. Aquí lo que estaba en juego era la Nación. Aquí lo que estaba en juego no era la salida del Presidente de la República, sino si íbamos o no a tener patria. Y si el petróleo hubiese seguido el camino neoliberal, olvídate, aquí no iba a haber ningún otro sector que hubiese podido resistirse y prácticamente no hubiésemos tenido ninguna capacidad de acción. Es decir, transformar el país sin recuperar el control del recurso natural era sencillamente imposible.

Nosotros tenemos una visión, queremos construir una sociedad socialista. Ese es un período largo de tránsito, de organización, de transformaciones productivas. Y bueno, para que haya una sociedad socialista necesitamos grandes fuerzas productivas y en eso el sector privado juega un papel importante.

Y en ese proceso lo nacional nos puede unir.

El eje básico de ese desarrollo es el papel del Estado, porque ahí hay una combinación muy particular entre el Estado y la orientación del Estado y grandes corporaciones que fueron generándose, incluso algunas de ellas estatales. El doctor Alí Rodríguez ha planteado que hace falta un buen debate sobre el Estado. Yo creo que debemos combinar las ventas, la producción y la internalización, como lo decía muy bien el doctor Álvaro Silva Calderón. Debe darse una reflexión sobre el Estado, desde el punto de vista del petróleo que es el eje fundamental de la sociedad venezolana.

El gran punto de coincidencia debería ser lo nacional, que es la posibilidad de desarrollar un país y de que ese país tenga su peso propio, porque no puede ser que la única forma de desarrollar un país sea obteniendo parte de la renta para sacarla al exterior y entonces el desarrollo de los sectores empresariales del país estén vinculados a colocaciones financieras en otros países. También nos corresponde a nosotros, a quienes estamos del lado de la Revolución, ver esos sectores nacionales y tener una política productiva dirigida a ellos.

El camino hacia el socialismo está acompañado de grandes potencialidades y fuerzas productivas que se desarrollan. No se puede desarrollar el socialismo sino tienes grandes fuerzas productivas. El petróleo da esa oportunidad, porque producirlo requiere contar con un conjunto de fuerzas productivas muy grandes. Venezuela tiene las capacidades para hacerlo.

TELÓN PETROLERO

Estados Unidos hoy se ve como un jugador mucho más solo en el mundo, porque a pesar de que hay otras potencias petroleras quizás ninguna tenga la fortaleza de ese país, que es a la vez el gran productor- consumidor: la mitad de la gasolina que se produce en el mundo la consume Estados Unidos, y a la vez es un gran productor de petróleo, que en los últimos años ha tenido unos éxitos impresionantes en la incorporación de nueva oferta petrolera.

Pero no siempre ha sido así. Todo el desarrollo del Medio Oriente estuvo muy vinculado a la política colonial y a los grandes capitales, sobre todo británicos. No nos olvidemos de que muchos de estos países ganaron la independencia ya entrado el siglo XX. Este no fue el caso de Venezuela. No obstante, es indudable que la política de Estados Unidos y Venezuela ha estado muy signada por el petróleo y en particular porque en un momento determinado la dependencia de Estados Unidos del petróleo venezolano era significativa. Y además, bueno, las inversiones norteamericanas que existían aquí eran sumamente importantes.

Tampoco olvidemos que la política petrolera de los Estados Unidos es global, no está solamente relacionada con Venezuela, sino que forma parte de una visión mundial y, básicamente, es una política que persigue, desde el punto de vista teórico, que el petróleo fluya libremente y que haya capacidad para acceder a las fuentes de energía. En ese sentido el imperialismo norteamericano es distinto al imperialismo británico, que era un imperialismo con mucho más controlador. Lo que le interesa a los Estados Unidos es que el petróleo fluya y que esté en el mundo.

Yo creo que las diferencias de Estados Unidos con Venezuela tienen que ver con el problema del petróleo, pero también con problemas políticos: el petróleo llegó en Venezuela a una situación de soberanía en un modelo alternativo al que había planteado Estados Unidos. A mí me queda claro: yo creo que Estados Unidos tenía como objetivo evitar la unión suramericana. Aquí el problema no era tanto si los gobiernos eran militares o civiles. A Estados Unidos le preocupa cuando un gobierno es de izquierda, cuando un gobierno es de derecha no pregunta mucho si es o no demócrata.

En varios de nuestros países donde la energía, los recursos naturales, estaban en manos privadas, se les dio un papel importantísimo a los medios y a los empresarios en la política. Era ese el modelo en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

Pero todo ese plan se dislocó, porque fue precisamente en los países andinos donde nacieron los procesos de transformación más grandes: Venezuela, Bolivia y Ecuador. Sin esa transformación de los países andinos sería imposible la Unión Suramericana.

La relación con los Estados Unidos es compleja sobre todo cuando se habla con gente de la zona de ese país en donde están los productores de petróleo. Los productores de petróleo de los Estados Unidos se sienten felices cuando Venezuela sube la regalía, porque ellos quieren defender ese instrumento.

En los Estados Unidos hay una asociación que se llama la Asociación de Cobradores de Regalías que son privados, porque allá un particular puede cobrar la regalía sobre un terreno de su propiedad. Ellos sienten que estamos en el mismo negocio. Entonces como productores de petróleo nos hemos encontrado muchas veces.

Pero también existe la geopolítica del petróleo en donde hemos tenido una confrontación dura y difícil, porque ellos daban como sobreentendido este control sobre los recursos naturales de Venezuela y eso no ha sido posible.

Nosotros mantuvimos una buena relación con el Departamento de Energía, bajo un criterio de respeto, de algunos intereses comunes, como, por ejemplo, el manejo de los crudos pesados. Porque Estados Unidos también tiene crudos pesados. Había grandes diferencias políticas pero teníamos un buen nivel de cooperación en lo energético.

Después Estados Unidos decidió sustituir esa relación por la política y evitó el diálogo técnico. Todo lo politizaba, y eso empezó a generar una dinámica distinta que distorsionó un poco la relación. Sin embargo, la relación energética sigue existiendo, tiene ahora otra dimensión, porque Venezuela tomó otra decisión estratégica. Pero somos jugadores en el ámbito del petróleo, eso lo enseñó muy bien el presidente Chávez.

Tenemos diferencias políticas importantes y creo que en algún momento se privilegió en Estados Unidos la visión radical a costa de lo que fuera para tratar de criminalizar y destruir la Revolución Bolivariana. Pero también creo que había sectores que se daban cuenta de que era posible la posibilidad de convivencia con Venezuela. Los sectores petroleros que operan, que trabajan con el petróleo son bastantes pragmáticos. Allí hay personas que no se dejaban llevar por visiones sesgadas por una situación política.

Incluso hay sectores en los Estados Unidos que viven más fácilmente con una política petrolera como la que nosotros hemos llevado a cabo.

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ALFREDO CARQUEZ SAAVEDRA 

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