BCV, oro y campaña sucia
Ahora, fundamentados en un reportaje realizado por la agencia inglesa Reuters, y retomado por El Universal, se lanza como noticia que el “BCV negocia con banco alemán canje de oro para obtener liquidez”
En el 2011, Hugo Chávez repatrió 19 mil lingotes de oro que se guardaban en bancos del extranjero. Esa acción evitó que le hicieran lo que a Kadaffi, expropiarle la reserva del país y utilizarla para contratar los servicios de mercenarios que acabarían con su vida y con la de millones de libios.
Y desde ese momento, la artillería mediática enfiló sus cañones para desacreditar la acción. Durante los últimos dos años han referido historias, siempre con testimonios de actores encapuchados, sin nombre, sin identidad, y con un nivel de confiabilidad cimentada sólo en el espaldarazo de los medios que los publican.
Se dijo que en las noches sacaban el oro en camiones; que si lo llevaron a Cuba o sino a Rusia, y bla bla bla.
Ahora, fundamentados en un reportaje realizado por la agencia inglesa Reuters, y retomado por El Universal, se lanza como noticia que el “BCV negocia con banco alemán canje de oro para obtener liquidez”.
Y la nota tiene una serie de elementos que requieren ser desmontados.
Primero.- El uso de datos para dar idea de seriedad: El gobierno está ”echando manos a sus activos en oro, que representan un 64 por ciento de sus reservas, para intentar contrarrestar la caída del 70 por ciento de sus ingresos en divisas por venta de crudo, en un año en que debe cancelar unos 9.500 millones de dólares en servicios de deuda externa”. No resistieron la tentación y aparece el calificativo desacreditante “echando manos a…”
Segundo.- Le ponen nombre al negociado al expresar “El Banco Central y el Deutsche Bank habrían firmado en diciembre un acuerdo marco ISDA (de la Asociación Internacional de Swaps y Derivados) para concretar este año el intercambio”.
Ninguno de los entes financieros contestaron a las preguntas de Reuters, agencia informativa que se escuda en el anonimato de las fuentes.
Para legitimar su argumento acuden, a la mitad del texto, a una firma local, Ecoanalítica, donde los socios son: Pedro Palma (un IESA boy), Armando Grisanti (experto privatizador y reestructurador de empresas), Asdrúbal Oliveros (economista senior del Grupo Santander para América Latina) y Cristina Rodríguez (economista egresada de la Ucab y con postgrado en la Universidad de Pennsylvania).
Luego, Reuters, y El Universal por asimilación, afirman que el Banco Central de Venezuela, desde el 2015 “habría” (un tiempo verbal que no significa que realmente ocurrió) pactado operaciones para cancelarle al Banco de Pagos Internacionales (BPI) en Basilea con las reservas en oro. Sin embargo agrega que eso nunca pudo concretarse, pero el veneno ya ha sido disparado. Por cierto, el BPI nunca dio información al respecto.
Luego sueltan otra perla: el BCV hizo dos intercambios con el Citibank, algo tampoco confirmado por ningún vocero identificado.
A continuación colocan un tercer dato: cuando los lingotes llegaron de regreso al país “perdieron su calificación ‘Good Delivery’, un proceso que avala la pureza del oro”. Vale decir, que mientras los lingotes estaban en las arcas exteriores era de “calidad certificada” pero al regresarse a Venezuela pierde esa pureza. ¿Y qué ente se encarga de certificar esa tal pureza? La respuesta es: un ente financiero privado externo.
Finalmente, la nota de Reuters/El Universal afirma que el BCV necesita la recertificación del oro por lo que está reenviando, “desde hace tres años” ese oro al exterior. Quizás, apenas el lingote se sienta en el aire, retorna químicamente a la pureza adecuada.
Y los entrevistados “nunca identificados” señalan que el ente emisor tiene previsto continuar sacando oro del país.
Esos encapuchados mediáticos conocen procesos que resultan muy difíciles de ocultar, porque cuando se repatriaron las toneladas de oro hubo todo un movimiento espectacular, y aunque ese metal dorado ya ni siquiera se usa para prótesis dentales, sigue siendo el patrón para darle respaldo a las monedas de medio planeta.
Lo cierto es que la información, por encima del oro mismo, según muchos especialistas se ha convertido en un producto de alto valor para generar falsas percepciones, para poner a correr rumores, destrozar credibilidades y debilitar al enemigo. Trabajos como éste pueden tenerse como una muestra de ello. Es necesario estar atentos porque podría formar parte de un paquete mucho más grande de descrédito y desinformación.