Por primera vez, un equipo de astrónomos ha dado con el origen de un neutrino cósmico de fuera de la vía Láctea. La llamada “partícula fantasma” detectada en la Antártida revela que, aparte de neutrinos, los rayos gamma se producen parcialmente por protones de alta energía en los chorros de agujeros negros supermasivos.
Ocurrió en el observatorio IceCube (un telescopio de neutrinos) ubicado en la Antártida, un experimento que ha arrojado la primera respuesta concreta a unos de los enigmas cosmológico que ha durado más de un siglo: los neutrinos pueden acelerarse hasta cerca de la velocidad de la luz gracias a un tipo especial de centro galáctico compacto llamado blazar. Se cree que los Blazars están alimentados por agujeros negros supermasivos, uno de los fenómenos más energéticos observados en el universo.
El origen de la partícula, detectada el 22 de septiembre de 2017, es un descubrimiento sorprendente, ya que no solo confirma los blazars como fuente de neutrinos de alta energía, sino que también establece un nuevo campo de estudio, algo así como la astrofísica de neutrinos multi-mensajero: el uso de diferentes tipos de detectores reunidos para estudiar el mismo fenómeno.
Lo cierto es que los neutrinos extragalácticos de alta energía han sido un rompecabezas desde su primera detección en 2012, gracias al detector especializado de neutrinos IceCube en el Polo Sur, aprovechando el hielo antártico.