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Trump declara la guerra a inmigrantes indocumentados en EE.UU.

"No habrá amnistía", afirmó el candidato presidencial republicano, Donald Trump, ante sus seguidores en Arizona, para reafirmar sus propuestas antiinmigrantes, y echando por tierra las esperanzas de quienes pensaron que cambiaría sus posturas.
 
‘Para quienes están aquí hoy ilegalmente y que estén buscando un status legal, tendrán solo una ruta y es solo una: volver a casa y solicitar reentrada bajo las reglas del nuevo sistema de inmigración legal que he presentando antes’, afirmó el magnate neoyorquino, en un mitin celebrado en Phoenix, ante una grupo de enardecidos partidarios.

Trump insistió que en caso de resultar electo presidente de Estados Unidos, daría marcha atrás a las decisiones ejecutivas adoptadas por la administración de Barack Obama, que beneficiaron a alrededor de cinco millones de indocumentados que encontraron amparo en la Ley de Fomento para el Progreso, Alivio y Educación para Menores Extranjeros), también llamado El Dream Act.

Ante los miles de seguidores que se reunieron en el Centro de Convenciones de Phoenix, Trump expuso los 10 principales puntos de su política migratoria si vence a su oponente demócrata en las elecciones de noviembre.

El candidato republicano reiteró que ordenará la construcción de un muro a lo largo de la frontera compartida con México, pondrá fin a la política de captura y liberación de inmigrantes indocumentados y aplicará una política de ‘cero tolerancia’ para criminales extranjeros.

También bloqueará los fondos para las llamadas ‘ciudades santuarios’, cancelará las órdenes ejecutivas dictadas por Obama y que él considera inconstitucionales, y hará que se cumplan las leyes migratorias.

Suspenderá además la emisión de visas a individuos de cualquier lugar donde no se pueda hacer un análisis de quienes son, se asegurará que otros países reciban de vuelta a sus ciudadanos que han sido deportados de Estados Unidos y se completará el proceso de verificación biométrica para ingreso al país.

Recalcó que se extenderán trabajos y beneficios para asegurar que las verificaciones se hagan a la máxima extensión de la ley, y se reformará la inmigración legal, para a velar por la seguridad de los trabajadores nacionales, además de renegociar varios tratados.

Que Donald Trump haya escogido a Arizona para recrudecer su discurso xenófobo no fue una casualidad. Junto a él, en las tribunas, estaban la exgobernadora Jan Brewer, la principal impulsora de la polémica ley antiinmigrante SB 1070, promulgada en abril de 2010, y el controversial sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio, de largo historial racista.

El magnate inmobiliario defendió sus puntas de vista contra la inmigración desordenada desde aristas que lograran conmover -y convencer- al electorado estadounidense.

Trump apoyó cada una de sus palabras, en los testimonios públicos de norteamericanos víctimas de delitos cometidos por inmigrantes indocumentados, buscando sensibilizar a ese importante sector del electorado indeciso, a solo poco más de 60 días del encontronazo electoral que definirá quién será el próximo ocupante de la Oficina Oval en la Casa Blanca.

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