Ciencia y Tecnología

Peligros y amenazas de «postear» fotos en redes sociales

A la gran mayoría de los internautas nos gusta compartir (ejem, dar envidia) de los lugares paradisíacos en los que estamos pasando unos días de vacaciones. Pero, ¡alto!. Párate un momento a pensar la información que estás mostrando en tus redes sociales.

 Puedes pensar (ingenuamente) que se lo estás lo mostrando únicamente a tus contactos en la red, pero es muy probable que también lo puedan ver el resto de internautas. Y más si cuentas con un perfil abierto en Instagram, Twitter, Facebook, etc.

Subir fotos, etiquetar a nuestros amigos, que nos etiqueten,indicar nuestra geolocalización en ese mismo momento y nuestros planes más inmediatos son las acciones más frecuentes que realizamos en nuestros perfiles sociales. Unos actos inocentes, fruto de la emoción del momento que estamos viviendo que nos hacen pasar por alto los peligros de las redes sociales y el abuso del postureo.

Las vacaciones son un momento para descansar, para desconectar y para relajarnos de nuestra rutina, pero no por ello hemos de bajar la guardia en el mundo online. La típica e inocente foto tumbados en la playa o respirando aire puro tras haber subido una montaña, acompañado de la ubicación real en ese mismo instante, puede volverse en nuestra contra al tratarse de una pista muy valiosa para los amantes de lo ajeno, poniendo en riesgo nuestra seguridad.

Cotillear es el deporte nacional por excelencia, y estas personas son expertas en rastrear nuestro perfil para conseguir todo tipo de información. Y más si tenemos nuestras cuentas vinculadas. Uno de los principales riesgos de mostrar nuestra localización es que al subir una imagen a Instagram y compartirla en Twitter estamos dando acceso tanto a los usuarios de la red de fotografía como la red de microblogging de dónde estamos en ese momento. Es decir, personas desconocidas saben dónde estamos. 

Si esta práctica la realizamos con frecuencia y añadimos nuestra posición de coordenadas en nuestra rutina diaria, le resultará fácil a cualquier persona saber cuáles son nuestros movimientos y dónde vivimos. Y si compartimos que estamos de vacaciones, los ladrones tiene una señal clara: nuestra casa está vacía y tienen vía libre para entrar sin problemas.

Los mismo ocurre con el postureo de mostrar las nuevas adquisiciones. Es frecuente, por ejemplo, comprarnos un coche y subir fotos a Instagram de nuestro nuevo vehículo, con detalles de las prestaciones que tiene o de nuestras coordenadas GPS concretas. Una información que puede ser utilizada con fines malintencionados y que puede hacer que nuestra alegría desaparezca. Lo mismo sucede si nos compramos un televisor nuevo y se lo mostramos al resto de internautas. 

Las mismas precauciones de seguridad que tomamos como adultos hemos de enseñárselas a nuestros hijos, especialmente si son menores, puesto que aún no son conscientes de los peligros de las redes sociales ni del postureo, pudiendo quedar expuestos a todo tipo dedelitos informáticos y vulnerando la ciberseguridad. Lo mejor en estos casos es explicarles los riesgos existentes al compartir información personal por Internet y que recuerden el valor de pensar varias veces antes de publicar algo.

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