Opinión

Obama los apura

El sobreviviente Copei revela tener un “plan económico” para rescatar el país, pero primero se lo fue a presentar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial para su aprobación

El sobreviviente Copei revela tener un “plan económico” para rescatar el país, pero primero se lo fue a presentar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial para su aprobación. Antes, el obsoleto partido, como diría Betancourt, firmó el periclitado “Acuerdo para la Transición” que le impuso la “más rancia derecha ultramontana”, perdonen ahora por robarle al doctor Ramos Allup tan inflamable metáfora. 

La socialdemocracia (AD) y la democracia cristiana (Copei), hoy Mesa de la Unidad, luego de la debacle que culminó con las defenestradas candidaturas de Alfaro Ucero e Irene Sáez, fueron arrastradas por las fuerzas reaccionarias de los medios, Fedecámaras y la embajada (no me pregunten cuál ni de dónde). 

Estos partidos devinieron furgón de cola de La Carmonada, el sainete de Plaza Altamira, el criminal sabotaje petrolero y las aun más criminales guarimbas. Acción Democrática hizo en cada caso un público Mea Culpa. Copei, más confesional, siguió jugando a las dos bandas entre cien Credos y un Ave María.

La “nueva” dirigencia del viejo partido verde descalificó a su último dirigente histórico, el Tigre Eduardo Fernández. Su renuncia provocada fue como el postrero rugido de dignidad que lanzan los felinos destronados. Cuando el nuevo jefe democristiano, Roberto Enríquez, anunció que iría al FMI y al BM a llevar su carta de presentación y buena conducta, estaba lanzando el grito de Tarzán en la umbría selva de la derecha, su pie sobre el cuero del rey caído.

Estos neo-dirigentes desprecian la historia. Deberían recordar las frases de Rafael Caldera y Gonzalo Barrios frente al Caracazo. Caldera sentenció: “Venezuela era la show window de América Latina; esa vitrina ha sido rota a pedradas por los pobres de los cerros”. Barrios, más galicado aunque sin sillón en la academia, metaforizó: “Hemos recibido el beso mortal del FMI”. Como en el magistral cuento de Alejo Carpentier, la Mesa de la Unidad, AD, Copei y sus derivados inician un suicida viaje a la semilla neoliberal que un día les injertó el capitalismo salvaje. Obama, sádico insaciable, les reclama que se apuren.

Periodista / Prof. UCV

/N.A

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