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Militancia del Psuv se ha ganado el derecho a elegir la directiva

Yo creo que el partido debe aportar ideas en lo económico, lo político, lo social, en lo internacional para que el Presidente las evalúe, las considere, y asuma las que considere pertinentes

El vicepresidente del Área Social, ministro de Educación y miembro del equipo directivo del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Elías Jaua, defiende la tesis de que la militancia de la organización política “se ha ganado el derecho a elegir esta vez a la Dirección Nacional”.

En entrevista con Últimas Noticias explicó su posición.

Usted hace una autocrítica en sus artículos de opinión sobre qué es y hacia dónde debe ir el Psuv; aprovechando este Congreso ¿cuáles son las propuestas y los retos del partido?

Primero debemos ir a los orígenes del partido y la concepción que el presidente Hugo Chávez tuvo de él. El Psuv es un partido profundamente democrático donde sus liderazgos surgieron de la voluntad de sus militantes, y en su carácter de instalar una cultura del debate de las ideas y de la revisión crítica y autocrítica permanente de los objetivos programáticos, que se sintetizan en la propuesta que recoge los estatutos del partido que el comandante Chávez llamó Socialismo Bolivariano del Siglo XXI. El Congreso tiene que servir para revisar cuánto hemos avanzado en cada uno de esos grandes objetivos, dónde no hemos avanzado y dónde pudiéramos haber retrocedido. Y, en segundo lugar, tiene que ser el inicio de un proceso de participación directa, secreta y universal de las bases del partido en la elección de sus autoridades.

En el III Congreso del partido en 2014, ¿qué fue lo que se hizo, se ratificó a las autoridades?

En el año 2008 fue una elección directa, secreta y universal de una base de 100.000 militantes registrados, fueron 100 candidatos de los cuales se eligieron 15; luego vino ese Congreso de 2014 y allí se escogió el mecanismo del consenso, luego que el presidente del partido y de la República, Nicolás Maduro, propusiera una dirección al Congreso y esta fue asumida por unanimidad, porque ciertamente nuestros estatutos permiten la cooptación, el consenso, la elección de segundo y tercer grado y la elección directa, secreta y universal. En 2014 se optó por el consenso porque estábamos en medio de una ofensiva de guarimbas terroristas y el año anterior había fallecido el líder fundador de nuestro partido y se quiso dar una prueba de unidad y de reconocimiento al liderazgo del presidente Maduro. Han pasado 4 años y nuestra militancia ha demostrado una profunda conciencia unitaria frente a la compleja situación que nos toca atravesar, una conciencia de mantener el rumbo victorioso de la revolución, y por lo tanto la posición que yo he defendido es que nuestra militancia se ha ganado el derecho a elegir esta vez a la dirección nacional, regionales y otras instancias. En el espíritu de que se relegitimen los liderazgos que nuestras bases crean que deben continuar al frente de los órganos de dirección del partido; y que luego emerjan los nuevos liderazgos como es natural en una organización democrática.

¿Usted ha planteado este tema en la Dirección Nacional?

Yo lo he planteado. Hay compañeros que lo comparten, otros que consideran que no es el momento, pero en todo caso todos hemos coincidido en que ese es un tema que se debe debatir en el seno del Congreso y que sean los delegados los que decidan la manera de escoger a la Dirección Nacional.

Usted pertenece a la Comisión que está revisando los documentos fundacionales ¿podrían reestructurar los estatutos o modificar aspectos relacionados con el funcionamiento del Partido Socialista?

Yo creo que en cuanto a lo programático en el partido hay coincidencia plena. Más allá de actualizaciones, se va a reafirmar lo que ha unido a los chavistas desde 1998: la propuesta del comandante Hugo Chávez. Creo que se requiere y es una demanda de la militancia acerca de los métodos de dirección del partido, necesitamos que realmente las instancias de dirección colectiva funcionen en todos sus niveles, que se respeten las reglas estatutarias en torno a los procedimientos para designar o remover a miembros de las instancias del partido, se avance en mecanismos de consulta, de debate y, sobre todo, de escuchar a los militantes del Psuv. La militancia no quiere sólo escuchar a un dirigente que llega y les habla varias horas, nuestra militancia quiere hablar, opinar, y uno de los grandes cambios que debe producir el Congreso es que haya espacios para debatir, escuchar a la militancia, sus críticas, observaciones, porque además si los escuchamos promovemos una política de promoción de formación de cuadros.

El presidente Maduro cuando se reúne con el Psuv plantea que lo ayude a gobernar, ¿cuál cree que es el papel que debe jugar el Psuv en este momento?

Yo creo que el partido debe aportar ideas en lo económico, lo político, lo social, en lo internacional para que el Presidente las evalúe, las considere, y asuma las que considere pertinentes. En segundo lugar, creo que una gran manera de ayudar al Gobierno del Presidente del partido es ejercer en el marco de los principios éticos del partido la supervisión de la conducta de todos los militantes que están en el Gobierno. Elías Jaua es ministro de Educación, es militante del Psuv, yo creo que el partido debería llamar periódicamente a Elías Jaua y preguntarle cómo va su gestión, y emitir una opinión, y valorar la gestión, y en base a eso el partido orientarme a mí como militante, debes corregir aquí, esto lo estás haciendo bien, informarle al Presidente de la valoración que tienen de los ministros, gobernadores, alcaldes. El partido debe ayudar mucho en la contraloría ética y social, por ejemplo, he planteado que debe funcionar plenamente la Comisión de Ética del partido, a veces escuchamos rumores, sobre que tal funcionario está cometiendo actos de corrupción y a ese militante nuestro nunca se le llama, en primer lugar a preguntarle sobre lo que se está diciendo, cuál es su opinión, esa persona dirá es falso o compañeros he cometido estos errores. El partido debe actuar como un elemento preventivo de la corrupción y de la desviación de los cuadros, porque el deber de un partido es preservar a sus cuadros ética y políticamente. Si el partido ve un cuadro que está teniendo conductas de lujo, ostentosas, debe llamarlo y decirle que corrija.

Lo que usted ha planteado en sus artículos ¿lo llevará al próximo Congreso?

Sí. Este tema quedó consensuado en la comisión que yo dirijo de las seis líneas de acción política. Una de las recomendaciones es precisamente la activación de la Comisión de Ética y su funcionamiento pleno, pero, sin duda alguna, todos estos temas no sólo yo, sé que hay muchos cuadros, militantes, que están preocupados por una relación partido-Gobierno que ayude al presidente Maduro a la lucha contra la corrupción, a mejorar la eficacia de la gestión pública, y a tener propuestas de soluciones concretas que nos permitan superar las angustias que el pueblo sufre por las agresiones, porque la familia venezolana tiene derecho a vivir en tranquilidad y con prosperidad.

Usted ha insistido en que la dirección se abra a las bases, ¿es que eso es un coto cerrado, un cogollo, a qué viene la crítica?

La crítica viene de que la dinámica de estos cinco años de confrontación total que nos ha desatado el imperialismo y la contrarrevolución venezolana ha hecho que tengamos que actuar como una dirección en un período de guerra, y yo quiero decirte que valoro profundamente la dirección política a la que pertenezco con compañeros que han demostrado coraje, valentía, patriotismo; la mayoría estamos sancionados por el imperialismo norteamericano, la Unión Europea, perseguidos y amenazados en nuestro país, y nadie se ha quebrado. Yo no desmerito para nada a esa dirección nacional, ahora, eso obligó a que a veces no activáramos los mecanismos de consulta y de debate, y creo que independientemente de que la agresión continúe el partido tiene que aprender aún en medio de las más grandes agresiones a restituir su vida institucional, política, el respeto a los niveles institucionales, nadie puede aprovecharse de la confrontación para sustituir permanentemente la voluntad colectiva de la mayoría del partido, porque ahí terminaríamos siendo un cogollo, o una clase política que se justifica en sí misma para perpetuarse en el poder y nosotros somos una dirigencia revolucionaria.

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