Opinión

Gabinete

Agarrando aunque sea fallo! El dictador acaba de nombrar un nuevo gabinete y nosotros también. De paso, el de nosotros en la Asamblea Nacional es mucho mejor, porque eso de cambiar a Espoleta Allup por el matemático Borges lo estaban esperando los chavistas y nosotros, la gente decente e inteligente de este país, mi país, tu país. Los dos deben formar un partido para descubrir quién siente aprecio de gallina flaca por ellos.

Mientras el gabinete del dictador Maduro está lleno, el gabinete del pueblo está cada vez más vacío, pero nosotros se lo vamos a llenar. Así como le prometimos que la cola para votar sería la última cola, ahora, con Matemático Borges en la presidencia de la Asamblea, le prometemos que le vamos a llenar el gabinete de leche, harina, pan, azúcar y cebolla y lo que pida, porque a nosotros nos importa un carajo si después no cumplimos, lo importante es que la gente siga creyendo en nosotros que nos queremos tanto.

Ese gabinete del dictador está repetido.

Ya los conocemos a casi todos, es que no se conforman con fracasar en una sola cosa, sino que les gusta fracasar en todo lo que le pongan. Por sus obras los conoceréis, y ya los conocemos. En cambio nosotros vamos a estrenar presidente en el gabinete de la Asamblea, allí está Julio-Matemático-Borges dispuesto a sacar esa Asamblea Nacional adelante porque, carajo, no caímos más abajo, porque no había más abajo.

Lo bueno es que cada vez que pase un peo en la Asamblea, la culpa la va a tener el gobierno anterior, es decir, el gobierno de Espoleta Allup, que dejó esa Asamblea pelá de bola. No hay un carajo que mostrar, habrá que leer el acta de entrega de Espoleta Allup para ver qué carajo va a inventar allí.

También tenemos que cambiar el gabinete de la MUD, porque allí lo que hay son problemas y más problemas, egos y más egos, eso sí, ideas ninguna, ni de milagro. Y por lo visto nadie quiere asumir ese gabinete de la MUD, porque allí lo que hay es escasez de talento por donde se mire. Aquello es un peladero de chivos esnucaos, puro fracaso, al mayor y al detal.

El papa de Margot llegó arrecho, no supimos por qué, y fue directo al cuarto y le metió un coñazo tan duro a la puerta, que se vinieron abajo los afiches de Henry Falcón y Embajada Radonski, y el gabinete de la cocina se abrió y estaba limpio, y un vecino gritó: “Feliz año nuevo, desgraciao”.

—Rómpeme, mátame, pero no me ignores, –me canta Margot.

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