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Espionaje, perverso mecanismo de control de los gobiernos de EEUU

Este 31 de mayo se cumplen 10 años desde que William Mark Felt reveló ser el denunciante sin rostro, "Garganta Profunda", del escándalo Watergate, que destapó, en 1972, una gran red de espionaje político dirigida hacia la oposición por parte de la administración republicana del entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.

La información sobre el delito cometido por la Casa Blanca fue divulgada por los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein. La misma terminó con la dimisión de Nixon, el 9 de agosto de 1974.

El espionaje es la intromisión de la intimidad. La Real Academia lo define como una acción de espiar (acechar); así como una actividad secreta encaminada a obtener información sobre un país, especialmente en lo referente a su capacidad defensiva y ofensiva, y como una acción dedicada a obtener información fraudulenta en diversos campos.

Estados Unidos, pese a que cuenta con legislaciones que contienen penas de prisión para los que se encuentren culpables de espiar, es uno de los países que más practica el espionaje con premeditación y alevosía, movido especialmente por su sed de poder. Emplea para ello la web y las redes sociales, contra su propio pueblo y otros países. 

"Los gobiernos no deberían tener esta capacidad. Sin embargo, usarán cualquier tecnología disponible para combatir a su principal enemigo: la propia ciudadanía", señaló el lingüista e intelectual estadounidense Noam Chomsky, cuando en julio de 2013, en una entrevista, un periodista del diario británico The Guardian le preguntó sobre los sistemas de espionaje que practica el Gobierno de Estados Unidos.

Así lo ratificó el activista estadounidense en una entrevista concedida, en junio de 2014, a la multiplataforma informativa del Perú, RPP Noticias, en la que sostuvo que la Casa Blanca parece estar decidida a "demoler las bases de las libertades civiles" de la población estadounidense, objetivo que ha extendido al mundo, "en violación radical de la Carta de Derechos de la Constitución de Estados Unidos".

El propósito único del Gobierno estadounidense es controlar a quienes considera un gran peligro, por ejemplo, los pueblos soberanos, decididos a liberarse del tutelaje imperialista.

Pruebas reveladoras

Este procedimiento ilegal quedó nuevamente al descubierto en junio de 2013, tras las revelaciones hechas por el estadounidense Edward Snowden, ex-analista informático y antiguo empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

El 6 de junio de ese año, Snowden hizo divulgaciones sobre los programas de espionaje de la NSA, los cuales fueron revelados por los diarios The Guardian y The Washington Post. Uno de ellos, supone el acceso al registro de los datos de llamadas en Estados Unidos, y el otro, permite a la inteligencia estadounidense acceder a servidores de las principales compañías de Internet para buscar conexiones con el "terrorismo internacional".

Entre las compañías sobre las cuales se hizo la "investigación" fueron Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube y Apple. 

Tras esta revelación, siete días después, las autoridades de Estados Unidos presentaron tres cargos de espionaje y robo de propiedad gubernamental contra Snowden, quien posteriormente, el 23 de junio, reveló que el país del norte espió a la universidad más prestigiosa de China. 

Además, el administrador de sistemas puso al descubierto que Estados Unidos espió en despachos de la Unión Europea y accedió a sus ordenadores, con los que obtuvo informaciones en correos electrónicos confidenciales, así como a la Misión de la Unión Europea en Nueva York y a 38 embajadas, entre ellas las de Francia, Italia y Grecia y de países de Oriente Medio.

Según documento filtrado por Snowden y publicado por el diario The Guardian, la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos también espió las llamadas telefónicas de 35 líderes mundiales.

Las filtraciones procedente de los documentos obtenidos por Snowden también evidenciaron que fueron espiadas llamadas, correos y datos de navegación en Brasil e incluso de la Mandataria de ese país, Dilma Rousseff.

México no escapó de ser espiado. Según las revelaciones del ex-analista, el presidente del país, Enrique Peña Nieto, también fue blanco de este procedimiento.

Sostiene el periodista estadounidense Glenn Greenwald en El Mundo, que España fue también espiada en más de una oportunidad. Se presume que entre diciembre de 2012 y enero de 2013, el país europeo fue espiado más de 60 millones de veces.

América Latina es un objetivo

En noviembre de 2014, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, insistió en la necesidad, como sociedad, de "hacer un cambio al software libre" para evitar que las "puertas traseras" de los grandes fabricantes de software comercial violen la privacidad de los usuarios.

"El software comercial viene de Estados Unidos y tiene nombre: Microsoft, Apple. Ellos abren puertas traseras en su software o hardware para espiarnos", dijo Assange, quien lleva asilado más de dos años en la embajada ecuatoriana en Londres, capital inglesa, y quien además es perseguido por el Gobierno de Estados Unidos por liberar, en 2010, información diplomática que sustenta los crímenes de guerra cometidos desde Washington. 

Assange ha reiterado en diferentes oportunidades que el espionaje de Estados Unidos, que vulnera la soberanía de las naciones, busca particularmente en América Latina obtener información acerca de los gobiernos de la región y sus líderes.

El objetivo de Washington es "obtener información de cómo América Latina se comporta, hacia dónde se mueven las transferencias económicas y las actividades de los líderes y actores clave", expresó en una oportunidad Assange, quien también explicó que "98% de las telecomunicaciones desde América Latina al resto del mundo, incluidos mensajes de texto, llamadas telefónicas, correos electrónicos, pasa a través de Estados Unidos".

Añadió que "eso (el espionaje) permite a Estados Unidos predecir, de alguna manera, el comportamiento de los líderes e intereses latinoamericanos, y también chantajear a casi cualquier persona importante".

Tanto Assange como Snowden son objetivos de EEUU, ellos —tal como lo hiciera el informante del caso Watergate— presentan pruebas irrefutables de que la Casa Blanca se adjudica "la vigilancia del mundo", aplastando a su paso la soberanía y autodeterminación de Estados y naciones.

 

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