Opinión

El poder inerme

No ocurre lo mismo con los gobiernos de derecha, en torno a los cuales el juicio acerca de sus actuaciones suele ser extremadamente permisivo

1 Existe una tendencia generalizada sobre la política que consiste en manejarse con un doble discurso. Concretamente me refiero a lo siguiente: aquellos gobiernos de avanzada, con clara inclinación social, están sometidos a un riguroso examen sobre su calidad democrática.

No ocurre lo mismo con los gobiernos de derecha, en torno a los cuales el juicio acerca de sus actuaciones suele ser extremadamente permisivo. De tal manera que los gobiernos de derecha tienen una especie de protección –o manto de impunidad– que los exonera de responsabilidades. Así por ejemplo, la defensa del Estado se atribuye prerrogativas que atentan contra derechos ciudadanos fundamentales, mientras que en el caso de los gobiernos populares las exigencias son abrumadoras y prácticamente los condenan a la indefensión.

2 La experiencia la observamos actualmente cuando, con absoluta nitidez, se cotejan ambas situaciones al analizar casos emblemáticos como los de México y Venezuela –aún cuando también pudiera citar, de un lado, a Colombia y Brasil, y, del otro, a Nicaragua y El Salvador.

3 Lamentablemente  lo que ocurre en México desborda todos los límites. Todas las formas de agresión al ser humano. Se violan en esa importante y querida nación todos los derechos: la vida, la seguridad personal. Las garantías consagradas en la Constitución. Las masacres se multiplican y los asesinatos de dirigentes políticos, sociales, de periodistas, de estudiantes, de mujeres, se consuman con absoluta impunidad. Sin embargo, muy poco de lo que sucede trasciende (TAN SOLO EN EL 2018, DURANTE LA CAMPAÑA ELECTORAL, FUERON ASESINADOS 112 DIRIGENTES POLÍTICOS, LO CUAL PROVOCARIA UN ESCANDALO MUNDIAL SI  HUBIESE SUCEDIDO EN OTRO PAÍS).

El gobierno permanece impasible, la justicia no funciona. Los medios de comunicación –salvo excepciones– se muestran indiferentes y las instituciones se refugian en un silencio de cementerio. Sin embargo, el gobierno mexicano formula cargos contra otras naciones, como en el caso de la declaración del propio presidente Peña Nieto, desconociendo la reciente elección presidencial en Venezuela porque –según él– en nuestro país no se respetan los derechos humanos y no hay juego democrático.

4 Mientras el mundo se pliega a esa realidad de silencios cómplices que impera en México, cualquier hecho que ocurre en Venezuela es explotado al máximo, deformado y potenciado. Hay un discurso encubridor de la violencia institucional que se ha instalado en México y  otro discurso, de signo diferente, de lo que pasa en Venezuela.

5 La razón de este exabrupto está en que en México la democracia colapsó y el esfuerzo de los factores de poder en el mundo –y particularmente en la región– tiende a ocultar esa cruel realidad, mientras que en Venezuela se desarrolla un intenso proceso de cambio social que desata la reacción de la derecha. Es por eso que mientras en México se expande la violencia, que ha adquirido rango institucional, y se la acoge con indiferencia, en Venezuela  la violencia de la derecha es justificada y  elogiada, y la reacción de defensa del Estado es satanizada.

6 ¿Cuál es el motivo? Condenar al Estado venezolano a la condición de Estado inerme. Para de esta manera facilitar su destrucción y acabar con la soberanía del país.

  •  Ningún organismo de seguridad          del Estado –policial, militar, etc.– tiene derecho a privar de la vida              a un ciudadano, cualesquiera sea el pretexto que se aduzca. Para evaluar  la sanción en el caso de presuntos delincuentes, está la vía legal                y la protección que consagra                la Constitución al derecho a la vida, pero son inaceptables  las ejecuciones extrajudiciales que se repiten               con inquietante periodicidad…
  • Constantemente, y quizá                       por la desesperación que genera             la impotencia a la hora de combatir      el delito, o por la rutina de una práctica de larga trayectoria en esos organismos, la respuesta al delito suele ser la violación de derechos fundamentales. La historia represiva en Venezuela es algo que nos acerca      a la barbarie, que en diversas circunstancias la praxis represiva muta en terrorismo de Estado…
  • De ahí la importancia de reaccionar a tiempo ante las desviaciones que ocurren, destruyendo el huevo de la serpiente. No se puede adoptar una posición cómoda, ni dejarse engañar con el argumento de que en la lucha contra el delito vale todo. No se puede ser espectador, porque como decía Fratz Fanon actuar de esa manera  ante hechos que afectan la dignidad humana, es un acto de cobardía…
  • Solo 3 de cada 10 argentinos apoyan al presidente Mauricio Macri,                         y 7 de cada 10 rechazan la vuelta               al país del Fondo Monetario Internacional. La esperanza neoliberal se desinfla aceleradamente. La respuesta del gobierno macrista               de la gran burguesía  y de “la oligarquía de la bosta”, consiste en judializar           la  política apelado a jueces venales para perseguir a los dirigentes                      de la oposición…
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  • ¿Quien gana y quién pierde                        con la entrevista Trump-Kim? Presumiblemente gana la paz, pero es difícil precisarlo. Por ahora hay algo cierto: el líder coreano se mostró sereno, aplomado, en tanto que el norteamericano no podía ocultar          su carácter intemperante, disimulado con gestos de cortesía. Para Kim constituye un éxito codearse con el hombre de mayor poder en el mundo. Sin acomplejarse. Todo sea por la paz, pero hay que estar conscientes de que la historia no se escribe en ese tipo de eventos sino en el terreno de la cruda realidad, que no es otra que la que manejan poderosos intereses…
  • Por cierto,  leí por estos días un libro de Vladimir Acosta titulado El Monstruo y sus Entrañas (Editorial Galac). Quizá lo mejor que se ha escrito sobre la sociedad estadounidense. Libro que trabaja            las claves de lo que es Norteamérica, de su grandeza y sus miserias. Es oportuno el acceso a este excelente trabajo en la etapa de gobierno                   de Donald Trump y de la evolución          de la ultraderecha en esa nación. Recomiendo su lectura…
  • El presidente Nicolás Maduro debe estar claro en el sentido de que la situación económica es el flanco débil de su gestión. No basta con recurrir       al argumento de que la culpa de lo que sucede solo es producto de la “guerra económica”. Porque si bien es cierto que este factor influye, y si se quiere uno pudiera agregar que es determinante, no es menos cierto que influyen otros factores. Como son: planes y proyectos equivocados; políticas contradictorias; ausencia de consulta con sectores  de la sociedad; dogmatismo, burocratismo y algo más. Maduro ha hecho lo imposible por corregir rumbos, por sincerar la situación, por resistirse al aislamiento, pero el efecto de esa ponderable actitud del Jefe del Estado cae                     en el vacío…
  • Ha llegado el momento de redefinir el papel del Estado, de reinvindicar        los atributos de la conducción que él ejerce y de aterrizar en la economía, Resulta increíble que un gobierno con tanto poder institucional no acierte en la tarea de acabar con la especulación y que fracase en el esfuerzo de erradicar el bachaquerismo, el grande y el pequeño. En el fondo, las consecuencias de este fracaso debilitan el poder del Estado y afectan, lógicamente, la autoridad presidencial…
  • No puede ser más desolador para         la oposición el panorama que revelan todas las encuestas. Pero ésta                      no se da por aludida.

José Vicente Rangel 

jvrangelv@yahoo.es 

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