Opinión

El derecho a nuestra propia imagen

Y este tema viene a colación, por el reconocimiento que acaba de hacer la Fiscalía General de la República al derecho que tienen las personas transgénero de portar su documento de identidad, su cédula, con su imagen real, con esa de todos los días

Toda persona tiene derecho “a su propia imagen” reza el artículo  60 de nuestra Carta Magna como parte de los Derechos Civiles protegidos por el constituyente y refrendado por la decisión de la mayoría en 1999.

Esa es la norma básica y de allí se derivan, como las ramas de un árbol, sus aplicaciones en el mundo de todos los días. Por ejemplo, ningún medio tiene la potestad de publicar nuestra voz, nuestra foto, nuestra imagen sin NUESTRA autorización.

Por eso, en esos programas donde se le juega bromas a la gente  por sorpresa, las personas deben firmarle una autorización para que su imagen pueda ser transmitida, sacada al aire, para diversión de otros. Lo mismo podría decirse de una encuesta de calle e incluso de una toma abierta que haga cualquier medio audiovisual. Si nosotros no deseamos que se nos muestre y lo hacen sin el permiso correspondiente, los podemos demandar y, sin duda, le ganaremos en tribunales.

Y este tema viene a colación, por el reconocimiento que acaba de hacer la Fiscalía General de la República al derecho que tienen las personas transgénero de portar su documento de identidad, su cédula, con su imagen real, con esa de todos los días.

Pero, lógicamente, los derechos se conquistan. Por eso, a través de estas líneas,  se le rinde respeto a Chea Rodríguez, Francis Mora, Richelle Briceño y Lisseth Gutiérrez, quienes se presentaron  a la oficina del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería, SAIME, ubicado en el Nuevo Circo de Caracas, para solicitar una cédula donde se respetara su “imagen”.

El funcionario a cargo levantó una atalaya y trató de que las compañeras se desmaquillaran y se recogieran el cabello. ¿La razón? Su prejuicio. Pero el hombre no sabía que estaba frente a un grupo de combatientes por sus derechos civiles.

La sangre llegó al río, las cuatro se comunicaron con la Directora de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía, Paula Siricastro, y con la Directora de la Consultoría Jurídica del Saime, Kimberly Briceño, quienes hicieron imperar la justicia, y lograron que el ciudadano hiciera a un lado sus prejuicios, y los documentos de identidad salieran con las fotografías correspondientes.

Además se comprometieron a generar y publicar un oficio para que ningún otro funcionario se ponga pesado y desconozca el derecho de las personas transexuales a portar su cédula con su imagen real.

Recordemos que en el parágrafo 4 del artículo 46 de la CRBV se establece que “Todo funcionario público o funcionaria pública que, en razón de su rango, infiera maltratos o sufrimientos físicos o mentales a cualquier persona, o que instigue o tolere este tipo de tratos, será sancionado o sancionada de acuerdo a la ley”.

Las personas transgénero, al igual que el resto de las sexodiversas, tienen el derecho a ser, mostrarse y verse como su personalidad lo establece. Nadie puede, por ello, agredirlas, maltratarlas, vejarlas ni desconocerlas.

El triunfo de estas cuatro ciudadanas es una más de las batallas logradas en el campo, y un ladrillo más en el reconocimiento de su existencia y respeto a sus decisiones de vida.

Falta mucho por hacer, pero es un avance conquistado que debe ser reconocido por todos.

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