Opinión

Ante el Acoso Imperial, Unidad Nacional

“El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad”. 

 

Corría el año 2009, y yo trabajaba junto al Presidente Chávez, quien me había encomendado la tarea de asumir el Ministerio de Ciencia y Tecnología e Industrias Intermedias. Recuerdo que era un domingo de octubre, esa semana habíamos recibido la noticia de que el Comité Nóbel Noruego había decidido otorgar el Premio Nóbel de la Paz a Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos, “por sus esfuerzos diplomáticos en pro del desarme nuclear, la consecución de un proceso de paz en Oriente Medio y el fomento de la lucha contra el cambio climático”.

El Premio Nobel de la Paz se remonta al testamento de Alfred Nobel, en el que éste disponía que se creara dicho premio y estuviera dotado con los réditos de su fortuna. Según dispuso el inventor e industrial sueco el premio se otorga: "a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz".

Ese domingo el presidente venezolano, Hugo Chávez, criticó la entrega del premio Nobel de la paz a Obama a través de su página dominical “Las Líneas de Chávez”, por cuanto consideraba que este personaje no había hecho nada por merecerlo, “¿Qué ha hecho Obama para merecer este galardón?”, se preguntó el mandatario, agregando que el jurado valoró, como rasgo determinante, su deseo por un mundo sin armas nucleares, olvidando su empeño por perpetuar sus batallones en Irak y Afganistán, y su decisión de instalar nuevas bases militares en Colombia.

“Por primera vez asistimos a un merecimiento sin que el postulado haya hecho nada por merecerlo: premiar a alguien por un anhelo que está muy lejos de hacerse una realidad”, dijo Chávez, y continuó: “La primera pregunta que debemos hacernos es ¿qué privó para que el afortunado fuera el presidente estadounidense y no alguno de los 205 nominados restantes”?.

"Imagínese alguien que a un pitcher le den el Cy Young (premio al mejor lanzador en béisbol de Grandes Ligas estadounidenses) comenzando la temporada, sólo porque dijo que va a ganar 50 juegos, no va a perder ninguno, va a ponchar a 500 bateadores y su efectividad no pasará de 0,5", opinó Chávez.

El presidente Hugo Chávez, pidió a su colega de Estados Unidos, Barack Obama, que levantara el bloqueo a Cuba y que se sumara a la lucha por la paz en Colombia, como prueba de que merecía el Premio Nobel de Paz: "Obama gánate el Premio levantando el bloqueo a Cuba, esa acción es una buena oportunidad, además, para pasar a la historia", declaró el mandatario venezolano.

Por esos días se generó un debate intenso a nivel mundial que reclamaban lo “poco noble del premio Nobel” al habérselo otorgado a Obama. “Muchas de las personas que deberían haberlo ganado no lo hicieron. Varios que no lo deberían haber recibido lo obtuvieron”, decían los analistas. A mí, como a muchos otros nos sorprendió y entristeció el que lo haya aceptado.

En su infinita arrogancia, aceptó el premio y continúo desbaratando sueños. El historial bélico de este “Presidente Premio Nobel de la Paz” es que en 6 años de mandato continuó las guerras de Bush en Afganistán, Irak, Pakistán, Yemen y Somalia, bombardeó Libia y Siria; y de paso no hizo nada ante el bombardeo israelí a Palestina.

A juzgar por lo que vemos, Obama, al mejor estilo de George Bush, no ha dudado en resolver su crisis de popularidad interna, creando un conflicto artificial con Venezuela, apoyado por una ultraderecha apátrida nacional que pretende que EEUU le resuelva por la fuerza lo que no ha podido alcanzar con los votos.

Este martes, Obama decidió decretar que nuestro país “constituye una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de los Estados Unidos” y declaró “una emergencia nacional a los fines de hacer frente a dicha amenaza”. Esto significa un preámbulo para otra invasión norteamericana.

Desde el mismo momento en que Obama decidió que Venezuela era una “amenaza”, el pueblo venezolano junto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y sus dirigentes políticos, no tardó en reaccionar y rechazar contundentemente tremenda aseveración. Hemos sido testigos de una cohesión en torno a la defensa de la Patria y su soberanía. El sentimiento nacional no se ha hecho esperar, hasta tirios y troyanos confluyen en que las diferencias deben resolverse internamente, dialogando y en PAZ.

Esto no es más que la enseñanza de Chávez. Desde siempre él lo advirtió, no era retórica. Nos preparó para momentos difíciles, nos sembró el sentido de la Patria, nos inculcó la venezolanidad por encima de cualquier diferencia; pero además se encargó de inculcar por toda América Latina el sentido de unión, solidaridad y hermandad. Por eso, hoy su prédica junto a las luchas de nuestros ancestros aborígenes, de Bolívar, de Zamora, de Sucre, de Miranda, de Cipriano, y otros tantos; confluyen en un solo grito libertario: ¡No al Imperialismo Yanqui, Venezuela se respeta!

Sabemos que la responsabilidad de esta situación recae en factores opositores apátridas quienes al ser punta de lanza del imperialismo norteamericano, han tratado de crear una situación que justifique una intervención militar con la excusa de una supuesta violación de los derechos humanos.

Desde que la Revolución Bolivariana obtuvo el poder democráticamente estos sectores ultraderechistas han actuado en política internacional como lacayos de los intereses más retrógrados e imperialistas apoyando hechos desestabilizadores. Pero ante esta amenaza real vemos como retroceden y se asustan porque saben que el juego bélico imperial no diferencia entre chavistas y no chavistas.

Ese Preámbulo de nuestra Carta Magna que citamos en el encabezado de este artículo, nos define, releámoslo mil veces, estudiémoslo todo el tiempo, y sobretodo inculquémoselo a nuestros hijos y nietos para que entiendan e interioricen el valor de la Patria.

Porque como bien lo dijo Mi Comandante Chávez: “Lo que les “preocupa” en verdad es nuestra manera de fundirnos en un destino que tiene a los pueblos de América en el epicentro de los cambios y no en sus fallidas “alquitas” que se estrellaron contra el valor unitario de unos pueblos decididos a ser libres y soberanos”.

 

Jesse Chacón Escamillo

Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica

Colaborador de la Fundación GISXXI

 

 

 

 

 

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