Salud

Alimentos ultraprocesados aumentan el riesgo de muerte prematura

Los productos ultraprocesados como pizzas, comida precocinada, postres, dulces o bollería industrial, es decir, aquellos que contienen muchos aditivos e ingredientes de distinto origen y han pasado por varios procesos de fabricación, y que contienen grandes cantidades de sal, azúcar añadido o grasas saturadas, podrían aumentar el riesgo de mortalidad prematura en las personas que los consumen con frecuencia, según muestra el primer macroestudio que asocia directamente estos alimentos con el riesgo de muerte, y que ha sido realizado por investigadores de la Universidad de París XIII (Francia).

La investigación –publicada en el JAMA Internal Medicine– contó con la participación de 44.551 personas mayores de 45 años que tuvieron que informar de todo lo que comían durante el día a lo largo de casi ocho años, desde 2009 hasta 2017. Los datos obtenidos fueron que el 14% del peso total de los alimentos que tomaban diariamente estaba constituido por ultraprocesados, lo que supone un 29% de la ingesta energética diaria total.

Un 14% más de riesgo de mortalidad al ingerir ultraprocesados

Los resultados revelaron que un incremento del 10% en la ingesta de productos ultraprocesados podía aumentar un 14% el riesgo de muerte prematura por cualquier causa. Del total de los participantes 602 fallecieron en el transcurso del estudio, entre ellos 219 por cáncer y 34 por enfermedades cardiovasculares, y tras excluir otros posibles factores de riesgo como el sedentarismo, el consumo de tabaco o alcohol y el índice de masa corporal, los investigadores comprobaron que la tasa de mortalidad era superior entre los individuos que consumían más ultraprocesados.

Estudios anteriores ya habían determinado que abusar de los alimentos ultraprocesados incrementaba el riesgo de cáncer, de obesidad y de hipertensión, enfermedades que causan un gran número de fallecimientos cada año, y ahora se ha encontrado una fuerte asociación entre esta clase de productos y cualquier tipo de muerte.

Las hipótesis que barajan los investigadores –aunque todavía no están claras– son que los compuestos que contienen los ultraprocesados, como los emulsionantes, edulcorantes o el dióxido de titanio, pueden dañar la microbiota intestinal y fomentar la inflamación y, por tanto, la aparición de síndrome metabólico o cáncer, además de que las grasas poco saludables y la elevada densidad energética propician las enfermedades no transmisibles, principales causas de mortalidad. Además, las sustancias presentes en los envases en los que se comercializan estos alimentos –como el bisfenol-A– pueden transferirse a los alimentos durante el proceso de almacenamiento, y poner en riesgo la salud porque se han relacionado con alteraciones del metabolismo, como la diabetes, y con algunos tipos de cáncer.

Por todo ello, los investigadores recomiendan dejar de comer ultraprocesados –cuyo consumo se ha duplicado desde los años 90, consituyendo, por ejemplo, el 60% del total de la dieta media de norteamericanos y británicos– y sustituirlos por alimentos frescos; por ejemplo, reemplazando los dulces por las frutas y las bebidas azucaradas por agua, y planificar con antelación las comidas diarias. Unos consejos especialmente dirigidos a los sectores de la población que más optan por los ultraprocesados –que son rápidos de preparar– como las personas más jóvenes, las que viven solas, las que tienen un nivel económico inferior o las más sedentarios.

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